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El museo de los horrores de Valencia

El honor de ser Capital Mundial del Diseño en 2022 es una buena excusa para recopilar los lugares feos de la ciudad. Hay tantos como opiniones, aunque los expertos coinciden en que son demasiados

Paco Moreno

Valencia

Domingo, 29 de diciembre 2019, 01:19

La ciudad de Valencia será Capital Mundial del Diseño en 2022 y se celebrarán congresos y eventos de todo tipo sobre el tema. Con esta excusa, LAS PROVINCIAS ha preguntado a reconocidos profesionales qué parte del cap i casal les gusta menos y qué eliminarían si tuvieran una goma de borrar gigante. Las respuestas obtenidas han sido de lo más variadas.

Para el decano del Colegio de Arquitectos de la Comunitat, Luis Sendra, si tuviera que elaborar un podio con tres candidatos elegiría las «horribles paredes medianeras que hay junto al Parque Central», al referirse a la parte de Malilla más próxima al paso elevado de Giorgeta. Esto quiere que sea un acicate para la continuación de la gran operación urbanística, la más importante de Valencia con la construcción de la estación subterránea pendiente.

En términos más modestos, el arquitecto apunta a la avenida del Oeste. «Esa calzada de doble dirección, con la señalización, los bolardos de plásticos, los vehículos aparcados de cualquier manera...» Se le acaban las palabras para definir sin duda un punto negro en la estética de la ciudad, resultado de unos cambios de tráfico hace años que no estuvieron acompañados de un obligado plan de reurbanización.

«La torre mirador de la avenida Cataluña es un ejemplo de algo inútil que no sirve de nada»

Manuel Muñoz | Presidente de la Real Academia de San Carlos

Torre mirador de la avenida Cataluña. I. Marsilla

En el aspecto global, habla del borde urbano de la ciudad con la huerta. «Es horrible, sin duda, con muchos edificios sin sentido, solares y que me recuerda al libro de Italo Calvino, 'Las ciudades invisibles', dado que la fealdad aumenta cuanto más nos acercamos». El Plan de Protección de la Huerta está ahí, pero «hay que aplicarlo», sostiene.

El paisajista Rafael Narbona, veterano de muchas 'guerras' y con un curriculum que empezó en los años 80 haciendo trabajos ambientales durante la construcción de las centrales eléctricas de Cortes de Pallás, opta por querer borrar primero las declaraciones grandilocuentes que salen de muchos despachos políticos. «Hablan por ejemplo de un anillo verde cuando en realidad se refieren a un carril ciclista y poco más. Lo primero es algo muy diferente, más ambicioso y que no tiene ningún sentido sin conexiones con la ciudad, pero de verdad».

«El puente de Calatrava en la Alameda está en el peor sitio posible, tapa lo mejor del cauce»

Federico Bonet | Decano del Colegio de Ingenieros de Caminos

Habla de las bondades del Plan Verde de Pedro Salvador Palomo. «Fue un adelantado a su tiempo más de 20 años y no se hizo nada, lo trataron fatal y lo metieron en un despacho en el jardín de Viveros», para señalar que en muchas zonas verdes de la ciudad debía seguirse el ejemplo del diseño del Parque Central. «Es excepcional», dice.

En el lado contrario, borraría toda la jardinería de l'Umbracle y del entorno de la Ciudad de las Ciencias. «Para no tapar su obra, pusieron unos cipreses en el lado sur que no dan sombra ni sirven para nada», para ironizar diciendo que las enredaderas de la estructura diseñada por el arquitecto Santiago Calatrava necesitan varios metros de profundidad de tierra para las raíces. «De lo contrario es imposible que tapen todo», aseguró el experto. En el interior tampoco está de acuerdo con las palmeras y otros elementos. «Pusieron lo barato y no resulta bien».

Se muestra bastante pesimista con el paseo marítimo, donde el Plan del Cabanyal recomienda una profunda remodelación. «Los paseos californianos son del siglo XIX y es lo que están diciendo ahora que quieren hacer como si descubrieran algo nuevo», subraya.

«La imagen de la ciudad vista desde la huerta no puede ser más fea, con un borde irregular»

Luis Sendra | Decano del Colegio de Arquitectos

Ángel Martínez, presidente de la Asociación de Diseñadores, quiere empezar su recorrido por el tráfico. «Me gustaría borrar todos los que empleen combustibles fósiles», apunta, para señalar que los contenedores grises de residuos son «un fracaso de la industria, que no es capaz de diseñar productos que se puedan reutilizar». El mobiliario urbano es otra de las asignaturas pendientes en Valencia. «Debería haber un modelo para toda la ciudad que le dé personalidad, no elegir bancos, farolas y papeleras que están en cualquier lugar del mundo», apuntó.

Puente de Giorgeta. I. Marsilla

El decano del Colegio de Ingenieros de Caminos, Federico Bonet, cita como ejemplo el puente de Calatrava en la Alameda. «Está fuera de escala y de lugar. No me gusta dónde está. Desde el puente del Mar había una de las vistas más bonitas del jardín del Turia, con la curva que hace aguas arriba y al fondo el Museo de Bellas Artes. Con ese puente, es como ver todo eso a través de las rejas de una cárcel». Bonet habla también del aspecto de la calle Colón. «Es un caos, un lío, ha quedado muy mal y se ha perdido una buena oportunidad de mejorar la ronda».

Manuel Muñoz, presidente de la Real Academia de San Carlos, cita sin duda y en primer lugar la torre Miramar que preside el acceso a Valencia por la avenida Cataluña. «Es antiestético e inútil», sentencia, para asegurar que «no sirve para nada, ni se ve el mar ni la huerta como toca. Hay que pasearla y admirarla de cerca». Por último, augura lo mal que quedará el nuevo Mestalla. «Lo han cambiado tanto que no sabemos qué va a salir de todo eso».

«Los edificios abandonados por la crisis hay que solucionarlos»

«Como arquitecto técnico, considero que todos los edificios tienen su valor y no eliminaría ninguno. Pero si tuviera que efectuar alguna modificación, abordaría esas estructuras de hormigón de edificios inacabados como consecuencia de la crisis económica, que hoy se encuentran abandonadas, degradadas y en ocasiones, saqueadas», señala el presidente del Colegio de Arquitectos Técnicos, Vicente Terol. «Es un elemento cuya exposición debería ser efímera, forma parte del proceso de construcción del edificio y, como tal, resulta atractivo. Pero cuando está abandonado, resulta lo contrario».

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