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F. P . PUCHE
Jueves, 11 de enero 2018
El 11 de enero de 1960, hace justo 58 años, Valencia registró la última gran nevada que cuajó sobre la ciudad del Turia. Muchos valencianos lo recuerdan como un día destacable de su niñez o su juventud: la nieve, que lo cubrió todo, paró la circulación y dejó atónitos a los ciudadanos, mientras los más pequeños se dedicaban al juego insólito de levantar muñecos helados en los parques.
Sin lugar a dudas fue el temporal de nieve más importante del siglo XX por lo que a las tierras valencianas se refiere. Nevó en media España en gran abundancia; pero a lo largo del 11 de enero de 1960 la Comunidad Valenciana quedó cubierta de un gran manto blanco que llegó hasta la orilla del mar, hasta las calles de Castellón, Alicante y Valencia. En nuestra ciudad comenzaron a caer copos a las diez de la mañana y a las doce la nevada era intensa y copiosa. «Y no cesa de acumularse nieve hasta anochecido», dice el Almanaque de LAS PROVINCIAS, que añade: «El espectáculo atrae al vecindario, se construyen muñecos de nieve en muchas calles y los grupos animosos de valencianos se lanzan a obtener fotografías del insólito paisaje de la ciudad». En este vídeo de RTVE se pueden ver las históricas imágenes de la nevada que cayó en Valencian en 1960.
Hay colecciones gráficas inolvidables sobre la nevada de 1960. Si Francisco Pérez Aparisi atesora la imagen de las torres de Serranos tras una cortina de nieve, otros compañeros de profesión se atrevieron a subir a los tejados de la Lonja y guardaron para la historia la estampa de las almenas coronadas perfiladas por una gruesa capa de nieve. En nuestra casa, José Penalba y Cabrelles Sigüenza rivalizaron a la hora de recorrer plazas, avenidas y jardines bajo la nevada. Si uno se centró en la 'tortada' de la plaza del Caudillo y sus fuentes, el otro puso el énfasis en los árboles de la Glorieta y el Parterre perfilados de blanco como si estuvieran en la más alta sierra.
En 1914 había nevado también en la ciudad. Y lo hizo de nuevo, antes de terminar el siglo XX. Pero nunca alcanzó la misma intensidad que en 1960. Sí que cayó nieve en abundancia, según las crónicas periodísticas, en 1842, 1860 y 1885, un año este último de frío extraordinario en el que se llegó a helar la Albufera, como había ocurrido ya en el lejano 1829, cuando el termómetro llegó a siete bajo cero. Antes ya se había helado en 1624, año de nieves urbanas como lo fueron 1600, 1543 y 1592.
Lógicamente el texto está redactado al revés, quería decir "los que tengáis MENOS de 58 años". Adjuntamos alguna imagen histórica más de la nevada del 11 de enero de 1960: el parque de Viveros nevado, y la Avenida del Oeste. Fuente: Cien años de historia gráfica de Valencia pic.twitter.com/LxieKBS9lw
AEMET_C. Valenciana (@AEMET_CValencia) 11 de enero de 2018
Pero la nevada de la que ahora hacemos memoria hoy fue tan copiosa que cerró los teatros de la ciudad -menos el Alkázar, que se dedicaba a las varietés más cálidas-, logró que muchos tranvías se salieran de sus raíles y llevó a la casa de socorro a docenas de víctimas de resbalones y caídas.
Si en la ciudad de Valencia se acumularon diez centímetros de nieve no es preciso decir que el interior de las tres provincias valencianas quedó cubierto por un nevasco enorme que se heló al día siguiente. El resultado es que Valencia quedó aislada por carretera y ferrocarril. El sinuoso puerto de Contreras, con un centenar de peligrosas curvas, era un riesgo demasiado elevado donde quedaron atrapados más de veinte viajeros, auxiliados por vehículos todo terreno después de no pocas peripecias. Otro tanto ocurrió en la base de radar de la sierra de Aitana, donde una cincuentena de personas tuvo que quedar encerrada varios días. Un tren correo Valencia-Madrid se quedó aislado con todo su pasaje en medio de la provincia de Cuenca y los servicios ferroviarios con la capital estuvieron interrumpidos tres días.
La belleza y la emoción de una nevada insólita en la ciudad se convirtió muy pronto en una cadena de engorros. Según nuestro Almanaque, los daños en los tendidos eléctricos y telefónicos fueron graves y Xàtiva tuvo que pasar una semana sin servicio de electricidad mientras una parturienta de Cortes de Pallás tuvo que ser auxiliada en helicóptero. Los vecinos de Navalón no consiguieron romper su aislamiento hasta el quinto día de temporal, y ello gracias a la radio, mientras recibieron las primeras ayudas de los enguerinos cuando se cumplió una semana de la nevada. Con todo, en 1960 se consideró que el corte de la carretera Alicante-Valencia, a causa de la nieve, a la altura de Benisa, fue la culminación de lo insólito.
En cuanto a las autoridades -alcalde, gobernador civil y presidente de la Diputación- el destino quiso que se encontraran el 11 de enero en Madrid, a donde habían viajado para comunicar oficialmente, en el Palacio del Pardo, que la nieta del general Franco, Mari Carmen Martínez-Bordiu Franco, había sido nombrada fallera mayor infantil. Cumplida su misión, lo difícil fue regresar a sus despachos con las carreteras saturadas de nieve helada: unos lo consiguieron dando un rodeo por Aragón y Tarragona y otros alcanzaron Valencia, después de varios días, dando un rodeo por Murcia.
Con todo, el frío con el que arrancó el año 1960, que se presentó de repente después de un mes de diciembre de clima primaveral, se prolongó hasta el mes de febrero, en el que volvió a nevar ligeramente en la ciudad. Y es que hace medio siglo, por lo que parece, el clima ya estaba cambiando. Incluso cuando apenas había contaminación.
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