Una tormenta perfecta de niebla y contaminación sobre Valencia

¿Recuerda esos carteles que hay en la puerta de las habitaciones de hotel que le dicen que, en caso de incendio, se tire al suelo y repte porque el aire está más limpio ahí abajo? Pues algo así está pasando en Valencia estos días, sólo que en realidad lo que hay más cerca del suelo es el aire más contaminado. La niebla, que este lunes ha obligado a desviar dos vuelos que debían aterrizar en Manises a Barcelona, y la polución que se dejan notar estos días en la ciudad tienen una explicación científica y meteorológica, y tiene mucho que ver con ese fenómeno cueva que se da en los incendios.

De forma similar a lo que ocurre en esos casos, el anticiclón que está sobre la Península Ibérica y que está dejando temperaturas de récord en el interior, con casi 27 grados el día de Año Nuevo en localidades como Pinoso o Chelva, también provoca un efecto «tapón» sobre la ciudad de Valencia. Lo explica José Ángel Núñez, jefe de Climatología de la delegación de la Agencia Estatal de Meteorología en Valencia. «La niebla y la contaminación en realidad son efecto de lo mismo: el aire caliente no deja dispersarse al aire más frío de las capas más bajas de la atmósfera», comenta. Es lo que se conoce como inversión climática. El científico lo explicó gráficamente este lunes en un hilo de Twitter en el que mostraba un gráfico que indicaba cómo la temperatura en la ciudad iba aumentando conforme se subía en altura hasta los 800 metros, más o menos, cuando volvía a bajar.

Esa capa de aire caliente en altura impide las dispersión de los contaminantes y de la niebla que entra del mar. Según Núñez, sobre el Mediterráneo hay un banco de niebla kilométrico, que no es extraño de estas fechas. Lo que sí es más raro es que no se disperse al entrar en tierra. «Normalmente, estos bancos se adentran unas decenas de kilómetros en la Península pero se dispersan con rapidez, sobre todo a primeras y últimas horas del día, pero la inversión térmica lo impide», asegura. Esta situación también provoca que los contaminantes presentes en la atmósfera, como las partículas en suspensión y el dióxido de nitrógeno, se disparen.

Tanto el domingo como el lunes las estaciones de medición de la red pública de medidores de calidad del aire arrojaron datos elevados de ambos contaminantes. Únicamente se salvaba la estación de Viveros, por estar dentro de un parque. «Es normal porque no se están dispersando», comenta Núñez. Sin embargo, desde la Asociación Valenciana de Meteorología, alertan de que lo que pueden estar marcando las estaciones como partículas en suspensión puede ser la misma niebla, aunque eso no implica que no haya niveles elevados de contaminación por la falta de dispersión.

La situación mejorará, asegura, a partir de hoy, cuando entre el viento de poniente. Las temperaturas en la costa subirán y volverán a bajar para dar paso a un tiempo más propio de invierno. «Frío pero no mucho, pero evidentemente más de lo que se ha vivido estos días en el interior», asegura.

Desaparecerán entonces problemas como los vividos este mismo lunes en el aeropuerto de Manises. Tal como explicaron los controladores aéreos en un hilo de Twitter, hubo importantes retrasos en la operatividad del aeródromo provocados por el densísimo banco de niebla, que impedía ver más allá de quinientos metros. Tanto es así que el Portal de Operaciones de Eurocontrol llegó a decir que Valencia iba a estar cerrado a llegadas hasta las 13 horas, aunque al filo de las 11.30 la niebla se levantó y el aeropuerto empezó a operar con más normalidad. Según Enaire, gestor de la aviación en España, no llegó a cerrarse el aeródromo. «Esa indicación se da para los vuelos que han de salir con destino Valencia», señalan fuentes del organismo. De hecho, sí se registraron llegadas frustradas y aviones parados en las pistas de los aeropuertos europeos con destino Manises, que no sabían si iban a poder aterrizar cuando llegaran a la vertical de Valencia.

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