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El cartel de un piso de uso vacacional en la calle de la Reina. JESÚS SIGNES
Ningún barrio de Valencia se libra ya de los apartamentos turísticos

Ningún barrio de Valencia se libra ya de los apartamentos turísticos

Siete de cada diez plazas de pisos vacacionales se concentran ya en el centro de la ciudad y en el distrito Marítimo

Pablo Alcaraz

Valencia

Domingo, 20 de octubre 2024, 01:03

El imperio de los pisos turísticos toma ya toda Valencia. De manera silenciosa al principio y como un elefante en una cacharrería después, el fenómeno del alojamiento turístico ha aterrizado en el día a día de los valencianos. Tanto es así que su proliferación descontrolada se ha convertido en el gran paquidermo en la habitación de todos los vecinos de la capital del Turia con el que conviven, sobre todo a raíz de la nueva realidad derivada de la pandemia, tal y como destacan las distintas fuentes consultadas. Ningún rincón de la ciudad se libra de su presencia y es que las viviendas de uso vacacional han florecido por doquier, en cada esquina, en cada calle, en cada plaza, hasta alcanzar los 6.234 inmuebles destinados a este fin con una cantidad de 27.413 plazas de alojamiento, según el registro oficial de la Conselleria de Turismo. En estos momentos, los 19 distritos que conforman Valencia están sometidos a este fenómeno que, pese a contar con un distribución global, su impacto es asimétrico.

La radiografía de los inmuebles de uso vacacional abarca todas las barriadas de Valencia, de norte a sur y de este a oeste, pero el centro y la fachada marítima son las zonas más golpeadas por la aparición de viviendas turísticas y sus consecuencias derivadas. Los tres distritos que componen la zona más céntrica de la ciudad, Ciutat Vella, l'Eixample y Extramurs, junto a Poblats Marítims aglutinan casi siete de cada diez apartamentos turísticos ofertados de manera legal a ojos de la Generalitat. Y es que sólo estos cuatro distritos suman 19.530 plazas de alojamiento turístico.

En el desglose, 14.860 de estas plazas se ubican en el centro por 4.670 que lo hacen en la fachada litoral. De hecho, la 'zona cero' de los pisos turísticos en Valencia, en lo que a oferta de esta modalidad de alojamiento se refiere, según los datos que maneja el departamento encabezado por la consellera Nuria Montes, comprende el norte de Poblats Marítims, donde se ubican los barrios del Cabanyal-Canyamelar y la Malvarrosa. Siguiendo los mismos números de Turismo, dicho enclave tiene dados de alta más de 3.925 pisos de uso vacacional mientras que en el Grao, la misma cifra, siendo elevada, es cinco veces menor que la del tramo norte, hecho que pone en relieve hasta qué punto se ha desbocado este asunto en el Marítimo.

Cabe destacar también que el distrito de Ciutat Vella es otro de los principales afectados por este asunto, pues el 24% de los apartamentos turísticos, es decir, el equivalente a la proporción de uno de cada cuatro se sitúan en uno de sus seis barrios: La Seu, La Xerea, El Carmen, El Pilar (antiguamente Velluters), El Mercat y Sant Francesc. Los tres últimos, ubicados en la franja oeste del distrito, son los que presentan el segundo enclave de mayor concentración de plazas de alojamiento turístico en Valencia con una capacidad para albergar 3.578 visitantes y turistas.

Proximidad a la playa

Asimismo, de los dígitos sacados del registro oficial de la Generalitat se extraen diversas lecturas y conclusiones en materia de pisos turísticos que explican su distribución a lo largo y ancho de la ciudad. Algunas de estas se corresponden a la manera en la que influyen las ubicaciones de las distintas actividades que se concentran en el centro y la playa, ya que ambos enclaves actúan como polos atractores para la apertura de establecimientos de pernoctación de turistas y visitantes. El segundo anillo urbanístico de la ciudad, entendiendo el concepto de centro de manera amplia, eso es, incluyendo los distritos de l'Eixample y Extramurs al de Ciutat Vella, concentra una reseñable cantidad de plazas de alojamiento turístico con una mayor incidencia en el flanco norte que en el sur gracias a las 1.116 de La Zaidía y las 494 de Pla del Real por las 707 de l'Olivereta, 184 de Jesús y 172 de Patraix.

La cercanía al mar también representa un interesante factor a tener en cuenta para el análisis del parque de vivienda turística en la capital del Turia pues los distritos que sirven como zonas de transición entre el centro o el interior de la ciudad y la fachada marítima ven incrementada la proporción de pisos de uso vacacional conforme se acercan al perímetro de Poblats Marítims. La mejor muestra de ello está en que tanto Camins al Grau como Algirós duplican o multiplican por siete la cantidad de inmuebles de uso vacacional con distritos colindantes como el Pla del Real o Benimaclet. En cuanto a los números, Algirós tiene registrados 2.614 pisos a los que cabe sumar los 993 de Camins al Grau.

Alquileres disparados

El 'boom' de estos apartamentos de uso vacacional en Valencia ha coincidido también con una subida meteórica de los precios de los alquileres en toda la ciudad. De hecho, la Cátedra Observatorio de la Vivienda de la Universitat Politècnica de València que mide los precios medios de las mensualidades demuestra que en el segundo trimestre de este año las subidas han dado un ligero respiro al pasar el precio medio de 1.617 a 1.611. Cabe recordar que en el informe relativo a los tres primeros meses de este año, la UPV advirtió de que el importe de la mensualidad de alquiler fue el más alto desde que la entidad registra datos. En el cuatro trimestre de 2019, el precio medio del alquiler en Valencia era de 938 euros, un 58% inferior al actual.

Las cifras de Idealista y la Agencia Tributaria son clarificadoras al respecto: las familias residentes en Valencia destinan de media más de un tercio de sus ingresos a pagar el alquiler. Un drama que golpea con virulencia a barrios como Quatre Carreres donde la mitad de la población afronta esta dificultad con ingresos cercanos a los 2.700 euros y gastos en mensualidades de la vivienda de 1.300. En Poblats Marítims también afrontan una situación similar con casi 3.100 euros de ingresos por 1.250 de gasto en alquiler. En cambio, los barrios más pudientes económicamente, los del centro de la ciudad, no reportan dicho problema.

El problema se palpa cada vez más en el debate público y como ejemplo sólo hay que ver la manifestación que recorrió las calles de la ciudad en la jornada de ayer. No obstante, las administraciones han adoptado medidas en la materia como el nuevo decreto regulador de las viviendas de usos turístico impulsado desde la Generalitat o la moratoria y el refuerzo de las inspecciones sobre este tipo de viviendas ilegales adoptados por el Ayuntamiento de Valencia. Dos administraciones a las que la asociación vecinal del Cabanyal pretende denunciar ante el Síndic de Greuges por su «inacción ante el tsunami de pisos turísticos».

Tensión en Benicalap: «Valencia será peor que Mallorca»

Indi pasea sin correa por un desértico bulevar de la calle Manuel Melià i Fuster del Nuevo Benicalap, la pastilla de suelo urbanizada entre la avenida Levante UD y Ciudad Fallera. Sus dueños, Toni y Paqui, lo dejan campar a sus anchas ya que no existe peligro alguno de que pueda causar molestia alguna por cruzarse con muchos vecinos de la zona. La pareja reside en la calle Salvador Cerveró, «la parte más nueva de la zona antigua de Benicalap» como comenta él mientrase explica que la explosión de este fenómeno ha afectado al barrio en un «visto y no visto».

«Valencia será peor que Mallorca, se lo están cargando todo», confirma Paqui. Ella habla con conocimiento de causa pues es mallorquina y ha vivido de cerca la implantación de los pisos turísticos de manera masiva en la capital de las Islas Baleares. Toni explica que los turistas que se alojan en los bajos comerciales que inundan las partes bajas de los edificios del Nuevo Benicalap «hacen vida en el centro de la ciudad y sólo vienen a dormir». Lógico pues esta zona urbanística de nueva obra está más cerca de Burjassot o Poble Nou que del centro de Valencia.

La falta de comercios en la zona se ve sustituida por una ingente cantidad de pisos destinados a visitantes y turistas. Sólo un bar, que abre sus puertas a partir del mediodía, rompe la estampa de bajos en obras o con cajetines de llaves en sus inmediaciones. «La hora de comer es la hora de tránsito, entre los que vienen y los que se van», explica este matrimonio de residentes.

No obstante, ni el casco más antiguo de Benicalap, un barrio de la periferia habitado en su mayoría por gente de origen humilde, se libra de la avalancha de apartamentos de uso vacacional pues en la calle Florista ya se han instalado una veintena de ellos.

El éxodo de vecinos del Marítimo por el estallido de los pisos turísticos

«Los vecinos nos comentan que los apartamentos turísticos les echan del barrio», explica Gonzalo, uno de los responsables del bar Mont Blanc, un establecimiento con medio siglo de historia en la calle de la Reina. El propio hostelero también resalta que enfrente de su casa, en la misma vía, existen dos apartamentos turísticos que ya han generado más de una bronca de madrugada entre ocupantes y vecinos. Además, también asegura que un antiguo bajo que hace no mucho era una afamada autoescuela en la zona se ha convertido en un negocio de recogida de maletas. «Como hostelero tienes que aprender inglés de manera obligatoria», dice en un tono que linda entre la broma y la cruda realidad.

El perfil de inquilino de las viviendas de uso vacacional del Cabanyal-Canyamelar es joven que de manera esporádica montan fiestas en el interior de los inmuebles y muchas veces se presentan en un estado de embriaguez generando el consecuente enfado vecinal. Los residentes de toda la vida como Amparo condenan las «actitudes incívicas» de los turistas y resalta que existe un ambiente de «cabreo» por la deriva hacia la que la proliferación masiva de pisos vacacionales ha abocado al barrio. «Música, bebida, follón… Ellos vienen aquí de vacaciones y hoy son unos y mañana pueden ser otros distintos quienes causan las molestias», se comenta en su mesa mientras Amparo pone como ejemplo que se haya aprovechado la mudanza de un local de fotografía para reconvertir un nuevo bajo comercial en alojamiento vacacional.

«A los valencianos nos ponen muchas pegas para comprar un inmueble a los residentes cuando la mayoría de inversores de apartamentos turísticos son extranjeros y toda Valencia está plagada», denuncia esta vecina.

En la barra del Mont Blanc, Paco y Álex toman algo al mediodía. Ambos son clientes habituales y el primero hace una radiografía de lo que se vive últimamente en el barrio: «Doblas una esquina y hay un piso turístico…». Paco, por su parte, pone en valor que el establecimiento que regenta Gonzalo «es el único bar que aguanta en barrio sin necesidad del turismo». Sin ir más lejos, apunta, cierran en agosto cuando se podrían estar forrando.

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