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Entre quienes resisten en algunas calles de la zona cero la resignación es la nota más habitual. Se desprende de sus palabras, cuando son preguntados si la noche de martes al miércoles, antes de la recogida de enseres escoltada por la Policía Local, fue más difícil que otras veladas. «Son todas infernales», comentan residentes que prefieren mantenerse en el anonimato para evitar represalias de las familias, muchas de ellas de procedencia rumana o de etnia gitana, que viven en la zona cero, en ocasiones en casas okupadas.
Sí admiten los mismos residentes que la noche del martes al miércoles fue «muy complicada, pero no más que otras, con música hasta las tantas». Se trata de familias que disfrutan a la fresca de las noches de verano pero que lo hacen, aseguran los vecinos, sin respeto por quienes intentan conciliar el sueño. «Sacan los muebles, cenan en la calle, sacan la guitarra... arman un escándalo monumental y en muchas ocasiones no termina hasta las tres o las cuatro de la madrugada, incluso con niños jugando en la calle», critican las mismas fuentes.
Fue una llamada precisamente de estos residentes lo que alertó al 010, porque a primera hora de la mañana «estaba toda la calle llena de muebles, incluso un sofá en medio de la vía». Además, en otros puntos del barrio, vecinos alertaron a través de las redes sociales de falta de recogida de basuras en determinadas zonas, incluso con carritos de bebé rotos y abandonados en medio de las travesías del Cabanyal, lo que enfada a los vecinos.
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