La nueva avenida del Puerto de Valencia tendrá dos carriles menos

La avenida del Puerto perderá dos carriles y una banda de estacionamiento para ampliar las aceras, crear más zonas verdes y bajar el carril bici a la acera. Así lo anunció ayer la concejala de Urbanismo, Sandra Gómez, que descartó una actuación temporal, las conocidas como «peatonalizaciones blandas» tras meses esperando que la concejalía de Movilidad facilitara la planta viaria. Ahora, Urbanismo quiere acogerse a los fondos de recuperación para que paguen al menos parte de los 400.000 euros que costará la redacción de proyecto de obras, que saldrá a licitación este año. Se espera que los trabajos comiencen el siguiente si los plazos administrativos se dan como es de esperar y no hay alegaciones al contrato.

Gómez explicó que la intención del Consistorio es «cambiar los usos de la avenida, que ahora está en un 70% para el tráfico rodado y un 30% para los peatones». «Queremos darle la vuelta», dijo Gómez. Así, se actuará en 2,5 kilómetros de extensión, unos 75.000 metros cuadrados. «Recuperaremos 30.000 para espacio público y destinaremos 52.000 metros cuadrados para personas y alternativas de movilidad sostenible», señaló Gómez, que explicó que la propuesta está consensuada con la concejalía de Movilidad. «La supresión de carriles está hablada», indicó. Además, Urbanismo trabaja también en el futuro de la reconexión de la avenida con J. J. Dómine y la Marina de València y no descarta consultas vecinales para determinados usos o mobiliario urbano que haya que plantear en próximas fechas si así lo consideran necesario.

La vicealcaldesa aprovechó para hacer un recorrido por la historia de la avenida , que llegó a llamarse de los Aliados en la Primera Guerra Mundial, y recordó que esta será la primera remodelación de la avenida desde 2005, cuando con motivo de la Copa del América se dejó un único sentido. «El gobierno PP de entonces sólo tuvo en cuenta el vehículo privado, dejó arrinconados los desplazamientos a pie en unas aceras estrechas, y se olvidó de las bicicletas, por lo que hubo que improvisar un carril bici a última hora que, además, se ubicó sobre la acera». Para Gómez, la avenida «pasó a convertirse en una autopista dentro de la ciudad, con cinco carriles y dos bandas de aparcamiento, con unas aceras de escasos 3 metros (limitadas por el espacio ocupado por unos diminutos alcorques)». Para paliar esta situación alejada del urbanismo actual, Urbanismo plantea un proyecto que han llamado de renaturalización que permitirá «conectar el centro urbano con la fachada marítima bajo las premisas de la perspectiva de género, la accesibilidad, la eliminación de barreras físicas y la dotación de las infraestructuras de soporte para los nuevos desarrollos de las telecomunicaciones necesarias en aras a la quiebra de la brecha digital». «En definitiva», concluyó, «comprenderá un diseño universal para todas las personas».