Directo Última hora del temporal de lluvias en la Comunitat
Antiguo Bingo Samoa de Valencia. Jaume Lita

La nueva vida del Bingo Samoa de Valencia

El antiguo cine fue una sala de juegos hasta su cierre en 2011

Jaume Lita

Valencia

Martes, 18 de junio 2024, 01:20

La ciudad de Valencia siempre da una segunda oportunidad e, incluso en algunos casos, hasta una tercera vida para cualquier local. Las vida extra ... no dependen de la ubicación, no se concentran exclusivamente en el centro de la capital, sino que en los barrios más periféricos encontramos locales que antiguamente fueron teatros, cines o fábricas que ahora son, por ejemplo, supermercados. La 'regeneración' suele ser un empujón social y moral para los barrios que ven como la vida vuelve a sus locales que durante años han estado con las persianas echadas. Una cosa así ocurre desde hace semanas en el barrio El Calvari de Valencia. En la avenida Campanar hay un motivo de alegría tras más de una década desde la dramática pérdida de La Fe.

Publicidad

A finales de 2010 el antiguo Hospital La Fe de Valencia cerraba casi todas las puertas de sus 18 edificios para trasladarse a una zona de nueva construcción. Los vecinos de esta zona conservan su atención sanitaria en La Fe, aunque ahora está a casi 5 kilómetros en línea recta. 14 años después esta parcela vuelve a tener cierta vida con las obras para levantar el futuro Espai Sanitari Ernest Lluch. Ahora la fe vuelve de otra forma al barrio.

La avenida Campanar, entre Nicasio Benlloch y Conchita Piquer, mantiene pocos negocios de los que había antes del traslado forzoso del gran hospital. Un horno, una farmacia, dos pares de bares (aunque alguno con nuevo dueño), una ortopedia, una empresa de toldos y un conocido restaurante. El resto han sido bajos que han tenido nueva vida o mantienen su persiana cerrada desde hace prácticamente más de 10 años. Ni rastro de la papelería, la pescadería, tres zapaterías, una administración de Lotería, una floristería... Hasta un famoso bingo cerró en 2011.

La Sala Samoa era uno de los locales de juegos más grandes de la ciudad de Valencia. Tenía hasta parking propio y su extensión ocupaba todo el patio interior de la manzana que ocupa entre la propia avenida Campanar, Cochita Piquer, General Avilés y Nicasio Benlloch. La sala de juego ya era una vida extra para un grandioso local que empezó siendo una sala de cine. En pocas semanas el local tendrá una tercera vida.

Publicidad

En la avenida Campanar número 8 se sucedían los carteles de alquiler del bajo. Poca gente sabía que tras aquella persiana y bajo el rótulo de Sala Samoa se extendía un local con mucha historia. El cine Samoa abrió sus puerta en 1960 y destacaba por su gran aforo de 1.344 localidades y por tener una pantalla de casi 72 metros cuadrados. Las películas se proyectaban en doble horario y así fue hasta su cierre en 1981.

Pronto llegaría una nueva vida para el local y para el barrio. Así abrió la Sala Samoa, un bingo que congregaba cada día a decenas y decenas de personas que llegaban en taxi hasta la parada que se creó en la misma puerta o que aparcaban en el parking privado que, ahora está completamente cerrado, en el número 20 de la misma avenida Campanar.

Publicidad

Tras 13 años con las persianas completamente bajadas, los vecinos se llevaron la sorpresa cuando hace unas semanas la vida volvió al bajo de Campanar, 8. La primera voz de alarma fue la retirada de los diferentes carteles de inmobiliarias que ofrecían en alquiler el local. Ahora ya no se encuentra ningún anuncio en internet de los que ofrecían el bajo por un arrendamiento que rondaba los 8.000 euros mensuales. La noticia corrió como la pólvora por el barrio, sin olvidar que años atrás se extendió el rumor de que una gran superficie estuvo cerca de hacerse con el Samoa para poner un supermercado.

Según ha podido saber LAS PROVINCIAS, el antiguo cine Samoa y la Sala de Juegos Samoa pronto abrirá sus puertas, otra vez, como «una iglesia». Por ahora los trabajos se concentran en el interior y en la pintura de la fachada. Ya no queda ni rastro de las antiguas letras que indicaban el salón de juegos. Tampoco las plantas que crecieron en el techo del mismo tras años de 'abandono'.

Publicidad

Así que el barrio tiene por una parte los trabajos de la antigua Fe y por otra el ver como se recupera el local más grande de la zona. No se recuperará aquel trajín diario de hace décadas, pero al menos vuelve la esperanza de que rebrota parte de aquella vida que llenaba todos y cada uno de los bajos de un barrio obrero.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete a Las Provincias: 3 meses por 1€

Publicidad