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Carril bici de la avenida de Burjassot, donde se ha dejado un único carril para los coches. damián torres

Los nuevos carriles bici desatan la rebelión vecinal por los atascos

Las quejas de los residentes de la avenida Burjassot y Reino de Valencia arrecian, pero Ribó es tajante: «No me planteo cambios»

MAR GUADALAJARA / álex serrano

VALENCIA.

Martes, 15 de enero 2019, 11:57

«No me planteo cambios en Reino de Valencia. Los cambios de movilidad siempre despiertan recelos, aunque a cierta prensa le interesa exagerarlos». Así de contundente se mostró ayer el alcalde de Valencia, Joan Ribó, tras ser preguntado por este diario por las protestas vecinales sobre los carriles bici de avenidas como Burjassot o Reino de Valencia. Arrecian, pero él sigue firme en unas obras que han dejado un único carril en las dos vías y que han motivado el rechazo unánima de la oposición y, parece, también de los vecinos.

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Así lo evidencia un recorrido a pie de calle por las zonas afectadas. En la esquina de la avenida de Burjassot con la calle Segarria espera Amparo, una vecina de la zona que ha quedado con una amiga. «Parece que hay más tráfico, el carril bici en esta avenida está fatal, porque han dejado una sola vía para coches y hay congestiones siempre. En cuanto hace parada un autobús o cuando pasa el tranvía, el tapón llega casi hasta la rotonda que está a la altura de la calle San Pancracio», explica, mientras señala a un ciclista: «Muchos circulan por la calzada directamente, no entiendo entonces para qué lo han hecho», añade.

Avanzando por la avenida Burjassot y al alcanzar el cruce con Doctor Peset Aleixandre, antes de llegar al paso de las vías, la carretera se estrecha dejando una sola vía para los coches. Furgonetas y camiones invaden el propio carril bici e incluso usan los espacios habilitados para estacionar motos como «zonas de carga y descarga». Los vecinos se quejan, no solo de los atascos, también por la falta de espacios para aparcar.

«Los ciclistas van incluso por la calzada», lamentan vecinos de la avenida de Burjassot

Rosi y María, madre e hija, pasean por el barrio con su perro. «Cada vez tardo más en llegar a trabajar, antes estaba en cinco minutos y ahora llego en un cuarto de hora», dice María. Ella trabajaba en la Fe y confiesa estar cansada de no encontrar aparcamiento: «Desde que lo hicieron es imposible». Rosi, por su parte, dice que los ciclistas «van por la calzada y algunos cruces me parecen peligrosos, entre el tranvía, los coches y ahora el carril bici, tienes que conducir con mil ojos».

Aquellos que aplauden el uso de la bicicleta tampoco están conformes con el nuevo tramo de la avenida. Consideran que «asume mucho tráfico y es estrecha como para tener también un carril bici como este», opina Leonardo. Según explica, se ha observado más afluencia durante el fin de semana, pero reconoce que «en cuanto pasa el camión de la basura ya se genera tapón, la gente se pone nerviosa y no dejan de pitar».

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«Ahora los coches van a contaminar mucho más», aseguran en Reino de Valencia

En otra parte muy distinta de la ciudad, los vecinos ya han empezado a protestar cuando aún no está inaugurada la calzada ciclista. Por la avenida Reino de Valencia en dirección a la Marqués del Turia ya se circula por un único carril, mientras operarios hacen los últimos trabajos. La congestión es visible y así lo confirman los propios residentes. No son pocos los que critican el trazado. Julia lo califica de «vergüenza». Mientras espera un semáforo comenta que «las bicicletas pasan por la calzada y circulan por fuera de las zonas habilitadas, van por donde les da la gana». Otros consideran que «habría sido mejor peatonalizar todo, porque ahora los coches van a estar más tiempo parados, el frenar y acelerar contamina el doble».

Enrique y Carlos acaban de aparcar en el cruce con la calle Almirante Cadarso, y confiesan que iban despotricando en el coche al ver «el jaleo que hay». Usan el coche a diario para trabajar y creen que en esa avenida «deberían de haber usado parte del paseo interior, que no está muy transitado», dice Enrique. Ahora «no nos queda otra», dice Carlos, «tendremos que buscar un camino alternativo para evitar el atasco».

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