![Obras eternas en las grandes avenidas de Valencia](https://s1.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2024/07/26/Imagen%20(193159380)-RaQ0dUOogiUt7Xpdej2bb7I-1200x840@Las%20Provincias.jpg)
![Obras eternas en las grandes avenidas de Valencia](https://s1.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2024/07/26/Imagen%20(193159380)-RaQ0dUOogiUt7Xpdej2bb7I-1200x840@Las%20Provincias.jpg)
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«Pero, ¿esto no lo levantaron hace nada». Este es un pequeño, pequeñísimo, ejercicio de ficción. O no tanto, porque en algunas avenidas de Valencia la pregunta no es baladí. En las grandes vías de la ciudad, las obras se pueden repetir con una frecuencia pasmosa que hace que los vecinos estén hartos. Un paseo por la zona de Pérez Galdós lo demuestra. »Llevamos así años, no entiendo por qué siempre hay obras«, comenta una mujer a una amiga, ambas con un carrito de la compra, una mañana de la pasada semana.
Para entender la cuestión hay que comprender algo de la ciudad. Valencia es como un gran sistema circulatorio. Las avenidas serían, en este símil, las venas. Pero además de los coches, por estas venas corren otras canalizaciones, la sangre de la ciudad: tuberías, cables de alta tensión, fibra... vamos, los suministros de toda la vida, gestionados por empresas privadas. Si una calle se levanta varias veces el mismo año, tengan por seguro que el motivo es que hay que hacer obras de este tipo.
Pero, ¿no hay nadie que controle estas obras para que se hagan todas a la vez? Ya que levantamos la calle para hacer un carril bici, aprovechemos y hagamos catas arqueológicas o cambiemos la tubería del Ciclo Integral del Agua, ¿no? Bueno, no es ninguna tontería. El caso es que se intenta hacer así, pero no siempre es posible. El Ayuntamiento de Valencia dispone de Ocoval, que son las siglas de Oficina de Coordinación de Obras de Valencia. Se trata de un departamento que depende de Urbanismo cuya función es... bueno, coordinar obras. Es bastante autoexplicativo el nombre.
Ocoval nació en 1992 cuando, después de una serie de reuniones, en que las compañías de servicios públicos básicos «exponen sus necesidades de dotar con nuevas y grandes infraestructuras a la ciudad de Valencia y por tanto la necesidad de que el trámite burocrático para la tramitación de sus licencias sea lo más ágil posible; y por otra parte el Ayuntamiento de Valencia plantear su preocupación por que estas infraestructuras se realicen con la mayor seguridad y calidad y tengan el menor impacto posible en la vida cotidiana del ciudadano», se decide crear la oficina para coordinar todas las obras. Depende de Ocoval, con quien este diario ha intentado hablar a lo largo de la semana en varias ocasiones pero ha sido imposible, evitar que las avenidas no se levanten una y otra vez.
No es un trabajo en el que, al menos al parecer, estén triunfando. Este verano está de obras la avenida Pérez Galdós. El motivo: canalizaciones eléctricas. Pero es que desde enero de 2022, casi no han estado ni un mes sin obras. No en toda la avenida, claro, porque es una de las más largas de Valencia, pero distintos tramos han estado levantados primero para construir un carril bici (y la franja peatonal pintada en el suelo de al lado), luego para cambiar una tubería y ahora para esta canalización eléctrica. Y todavía queda la gran reforma que el Ayuntamiento ya tiene pensada tras desechar la idea del anterior equipo de gobierno.
Uno de los casos más paradigmáticos de esta situación se vivió en la calle de la Paz. La que es quizá la vía más fotografiada de la ciudad estuvo dos años en obras. Fue entre 2020 y 2022. Tras la pandemia, comenzaron unos trabajos de cambio de canalizaciones de agua y ampliación de aceras, en el tramo de la calle Poeta Querol a la plaza de la Reina. Luego, Ciclo Integral del Agua empezó las obras de la tubería de distribución de abastecimientos a las viviendas, desde Alfonso el Magnánimo hasta Ruiz de Lihory. Esto provocó no pocas molestias a los vecinos y comerciantes de la zona. A estos trabajos hay que sumar las obras de la plaza de la Reina, que esta vez sí se hicieron a la vez, por lo que los residentes de la zona más noble del centro de la ciudad pasaron casi dos años de trabajos constantes que estuvieron a punto de acabar con la paciencia de muchos de ellos, sobre todo porque en alguna ocasión, tal como contó este diario, las obras se llevaron a cabo por la noche.
Algo parecido ha ocurrido en Cardenal Benlloch, que desde 2021 acumula largos periodos en obras alternados con otros más cortos sin labores. Entre 2022 y 2023 se levantó la avenida para construir un carril bici, uno de los últimos que aprobó Compromís, y ahora las obras han vuelto. En esta ocasión, las obras de Emivasa, la empresa municipal encargada de la gestión del suministro y abastecimiento domiciliario de agua potable en la ciudad, tiene su afección en la confluencia de Cardenal Benlloch con Blasco Ibáñez. Las obras afectan al tramo inicial de un carril bici y el vial reservada para la circulación de los autobuses de la EMT y los taxis desde el pasado mes de marzo y se espera que concluyan a comienzos de septiembre. Dado que está construyendo una empresa municipal, cabría preguntarse por qué no se coordinó con Ocoval para hacerlo el año pasado y evitar levantar la avenida dos veranos seguidos.
Caso paradigmático también es el de Peris y Valero, que estuvo cortada entre 2020 y 2021 cuando hubo que cambiar toda la canalización de agua. La previsión era que las obras duraran más tiempo, hasta 2022, pero se adelantaron gracias al trabajo de los operarios y técnicos de Ciclo Integral del Agua. Una historia de éxito, ¿no? Pues no del todo. En el tramo entre Cádiz y la plaza Manuel Sanchis Guarner, obras de la concejalía de Movilidad mantendrán cortada parte de la circulación hasta finales de agosto. Aquí, al menos, hacía tres años que no había obras. Menos mal.
A estos problemas hay que añadir el acopio de material. Si se hacen obras en las calles cercanas, más estrechas, no es de extrañar que el acopio de material se haga en los grandes cruces. Es lo que pasa este verano en el cruce entre Manuel Candela y la avenida del Puerto, donde se acumula material de una obra cercana. Y no hablemos de lo que ocurre en la calle Castellón, que tiene a vecinos y empresarios que trinan. No es para menos: llevan más de un año en obras por los trabajos de construcción del cañón peatonal entre las estaciones de metro de Xàtiva y Alicante. En definitiva, una cuestión sobre la que convendría que las administraciones pusieran más empeño en cuidar, dado que afecta al día a día de miles de vecinos de toda la ciudad.
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Jon Garay y Gonzalo de las Heras
Equipo de Pantallas, Leticia Aróstegui, Oskar Belategui, Borja Crespo, Rosa Palo, Iker Cortés | Madrid, Boquerini, Carlos G. Fernández y Mikel Labastida
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