
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La Comunitat Valenciana se enfrenta a un nuevo periodo de sequía con los deberes sin hacer por la dejación de las distintas administraciones desde hace casi dos décadas. Una muestra de la grave situación en la que se encuentra la Comunitat es que el pasado viernes la Comisión de Desembalses de la Confederación Hidrográfica del Júcar aprobó reducir un 5% el agua para riego en la Ribera y un 20% en el Camp de Túria.
Si las promesas hechas por políticos de uno y otro signo se hubieran cumplido, la situación podría ser diferente. Con las infraestructuras anunciadas, en estos momentos la Comunitat tendría a su disposición más de 300 hectómetros cúbicos adicionales para cubrir sus necesidades hídricas. Esta cifra equivale prácticamente a la cantidad prevista por el trasvase del Ebro (350 hectómetros cúbicos al año), con la que estaba previsto cubrir el déficit hídrico que padece la autonomía.
Uno de los incumplimientos más llamativos es el de la modernización de los regadíos de la Ribera. El secretario de la Unión Sindical de Usuarios del Júcar (Usuju), Juan Valero de Palma, indicó que se podrían ahorrar 50 hectómetros cúbicos de agua cada año si hubieran finalizado las obras en el tiempo previsto. Este proyecto aparece recogido en un convenio firmado en 2001 que estipulaba que tenía que estar completado en 2009.
Una década después aún queda una gran parte por finalizar. Valero de Palma explicó que es fundamental la construcción de la balsa de la Real Acequia de Escalona porque sin ella no se pueden aprovechar las obras por goteo ya realizadas. También está pendiente la modernización de la Real Acequia de Carcaixent. En el caso de la Acequia Real del Júcar sólo funcionan 16 de los 45 sectores previstos.
Pero no son las únicas obras pendientes. Ninguna de las desalinizadoras previstas en el Programa Agua, puesto en marcha por el gobierno socialista para sustituir al trasvase del Ebro, funciona a pleno rendimiento casi quince años después de haberse aprobado el plan de actuación. El caso de la desalinizadora de Torrevieja es quizá el más conocido. Pese a que comenzó a construirse en 2007 todavía tardará un plazo indefinido de tiempo en estar a pleno rendimiento (desalando 80 hectómetros cúbicos anuales). En este momento funciona al 25% de su capacidad.
A todo ello se unen el resto de desalinizadoras del Programa Agua. Las plantas de Moncófar y Oropesa (que pueden producir unos 30 hectómetros cúbicos) no funcionan porque no hay nadie que quiera comprar el agua.
Las desalinizadoras de Mutxamel y Sagunto (otros 30 hectómetros cúbicos) tienen pendientes de terminar las conexiones para poder empezar a funcionar.
A todo ello hay que unir infraestructuras como las presas pendientes: Vilamarxant, Montesa, Sellent o la alternativa a la presa del Marquesado para la regulación del bajo Magro. Todos estos embalses tienen una capacidad conjunta de 45 hectómetros cúbicos.
También, según un informe de la Cámara de Contratistas de la Comunitat, todavía está pendiente la inversión de 80 millones de eurosen infraestructuras de canalización y distribución para paliar el déficit hídrico en las comarcas alicantinas de L'Alacantí, Vinalopó y Vega Baja.
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