Urgente Un incendio en un bingo desata la alarma en el centro de Valencia
Decenas de pasajeros bajan de un autobús de la EMT en una parada del centro. DAMIÁN TORRES

Los bonos gratuitos desbordan la EMT de Valencia en los viajes a la universidad

La empresa tiene que poner seis vehículos más en la línea 93, cerca de «morir de éxito» con uno de cada cinco viajes completos al comienzo del curso

Viernes, 1 de diciembre 2023, 01:17

Son las siete y media de la mañana de cualquier día. La ciudad se despereza y el sol sale sobre los edificios, cuyos cristales reflejan el típico arrebol invernal. Cientos, miles de jóvenes salen de casa con los ojos llenos de legañas y los dedos ... en un baile endiablado sobre la pantalla de sus móviles para ir a la universidad. Saben que empieza la primera prueba de un día, como todos, muy exigente. Tienen que coger el autobús. No es del todo fácil: es mucho más barato que ir en coche, sí, pero también es más incómodo porque, hasta hace poco, uno de cada cinco autobuses de líneas como la 93 iban llenos.

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Acercarse a la zona universitaria en hora punta es complicado. Tanto que el trayecto más elegido, el 93, registra completos todos los días. Este mismo jueves, dos a primera hora. Este diario pudo comprobar, de primera mano, que en las paradas de la avenida de Aragón se concentran decenas de personas, así como en la gran vía, que buscan acercarse a los campus de Blasco Ibáñez o de Vera. «Es verdad que hay veces que vienen llenos, pero te esperas al siguiente», comenta con resignación un estudiante. La frecuencia de la línea 93 es de seis minutos, la más corta de la red, pero lo es desde apenas dos meses.

En octubre, los nuevos dirigentes de la EMT se dieron cuenta de que la 93 estaba cerca de morir de éxito. Desde 2019, la demanda en esa línea ha subido un 40%, espoleada por dos claves: la reducción de los precios de los abonos y la eliminación de otras líneas. Iremos a ese tema más tarde. Ha sido este año cuando desde el área de Operaciones de Correo Viejo se ha decidido poner seis autobuses más, tres y tres en las dos horas punta de mañana y tarde, lo que ha permitido aumentar el servicio un 17% y reducir los completos casi un 80%. Si antes de este refuerzo entre 60 y 70 viajes iban llenos, esta semana, por ejemplo, la media está en 14 al día.

El quinto billete único más caro de España

Un viaje en autobús cuesta en Valencia 1,50 euros, lo que la convierte en la quina ciudad de España con el viaje más caro, sólo por detrás de Barcelona, Palma, San Sebastián y Tarragona. A cambio, tiene uno de los bonos mensuales más baratos y es una de las urbes donde más ha bajado el viaje si se adquiere como parte de un bono. Son algunas de las conclusiones de un estudio de Facua que desvela, con todo, que viajar con un bonobús o tarjeta monedero similar que permita el transbordo cuesta de media en nuestro país un 45% menos que en 2022, debido fundamentalmente a la medida impulsada por el Gobierno de financiar el precio de los abonos y títulos multiviaje en los servicios de transporte público colectivo terrestre de competencia autonómica y local. En el otro extremo, los viajes más baratos dentro de los bonos se encuentran en Mérida y Palma de Mallorca, donde la bonificación es del 100% y por lo tanto son gratuitos. Les siguen Burgos (0,24 euros), Murcia (0,28 euros), Salamanca (0,29 euros), y Santiago de Compostela, Vitoria y Segovia (todas 0,30 euros).

Pero es que llegar a la zona universitaria no es del todo sencillo. Pongamos, como ejemplo, un trayecto entre la calle Marcelino Oreja, en Mislata, y la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos en el campus de Vera. Supone cruzarse toda la ciudad de oeste a este, por supuesto. El recorrido en la 93 lleva 40 minutos, 13 menos que en la otra línea que une ambos enclaves, la 98, que va por el norte del río. Pero es que para ir desde Cánovas al paseo de las Facultades, al lado de Tarongers, la forma más rápida de llegar también es a través de la 93, con transbordo, eso sí. Si coges el 40, el trayecto cuesta cuatro minutos más.

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Y es que nos lleva directamente a la segunda clave. Tal como ha podido saber este diario, la tensión sobre la 93 empezó cuando se retiraron líneas como la 41 en 2016. En 2018, además, se modificó el recorrido de la 93 para que en lugar de circular por la avenida del Puerto lo hiciera por Blasco Ibáñez, lo que terminó por provocar que cientos de usuarios de las líneas 79 y 80, que se reconvirtieron en la circular C-2, se pasaran a la 93.

Además, hace tres semanas la empresa empezó a enviar inspectores a las paradas donde más completos se registran para controlar que subieran los pasajeros que bajaban, de tal manera que aunque el autobús continúa apareciendo como registrado, sí es utilizado por los pasajeros.

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El plan director de la EMT, cuya redacción está en licitación, permitirá a la empresa actuar sobre la red con conocimiento de causa. La intención es saber qué líneas crecen más y cuáles menos, de tal manera que se pueda estudiar por qué una apenas crece un 2%, por ejemplo. Estos datos le fueron útiles al Consistorio, por ejemplo, para llevar más líneas al centro al constatar que algunas de las que llegaban a los intercambiadores de Porta de la Mar o Luis Vives habían crecido mucho menos que el resto de la red.

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