Una mañana fresca aunque soleada invita al paseo en las playas de El Saler, con una primera parada en las instalaciones del antiguo polideportivo municipal, demolido hace ya la friolera de ocho años, camino de nueve sin que se sepa nada acerca de la ... regeneración de esta parte del litoral, donde quedan restos de obra, muros, grandes sacos de tierra y residuos de todo tipo, aderezados con las inevitables pintadas.
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Es el ejemplo que pone la asociación de vecinos de la Dehesa para oponerse al derribo del antiguo Sidi Saler, ahora bajo el foco al haber declarado caducada el Ayuntamiento cualquier licencia, con el fin de forzar su demolición sin remedio. «Pasará lo mismo, nos tememos», asegura la portavoz vecinal, Ana Gradolí.
La demolición del polideportivo se realizó en septiembre de 2013, aunque fuentes cercanas a la Demarcación de Costas señalaron que falta por redactar el proyecto de regeneración, para el que en su día se anunció una inversión de 4,5 millones de euros con el aporte de 130.000 metros cúbicos de arena.
Pero la realidad es que aquello sigue igual, con la maleza más alta si cabe, y los restos del esqueleto de la instalación trasladada en parte al barrio de Beteró, junto al campus de Tarongers. Y la derivada de la situación es que los vecinos de las pedanías del sur de Valencia se quedaron con el único recinto de estas características para hacer deporte.
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La decisión del Ayuntamiento de declarar caducada la licencia no supondrá el derribo inmediato del hotel de lujo, ni mucho menos. Las empresas propietarias de la concesión, Coral Homes y Divarian Propiedad tienen la concesión en vigor al ser renovada en 2018. La estrategia municipal es doble y pasa, además de la citada caducidad, por dejar fuera de ordenación el inmueble, lo que ya se hizo en su día, en un claro anticipo a la condena.
Pero como no es «firme» los vecinos han retomado una recogida de firmas impulsada hace años por el Colegio de Enfermería en apoyo de la utilización del hotel como residencia y centro de mayores, un equipamiento público de gestión privada que en el Ayuntamiento no se considera, pese al lamento expresado por la vicealcaldesa Sandra Gómez.
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Acerca del uso del edificio, desde el entorno de Costas no se pronuncian, dado que el asunto de la licencia es estrictamente municipal. Por lo tanto, la concesión sigue pese a los claros síntomas de degradación en el edificio once años después de su cierre. Visto el precedente del polideportivo, no es de extrañar el escepticismo de la entidad vecinal, que sigue apostando por la construcción de escolleras y arrecifes para la regeneración de las playas de la Albufera, justo lo contrario de lo que piensan en la Demarcación de Costas, que no ha incluido nada de en el proyecto aprobado recientemente con un coste de 30 millones de euros.
«Con poco más de dos millones de euros se podría hacer la prueba y si sirve, entonces todo el mundo se ahorra los 30 millones, que es una barbaridad», dijo Gradolí sobre la propuesta del catedrático José Serra, quien realizó una iniciativa similar, sólo en el caso de los arrecifes, en la playa del Cabanyal.
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Tampoco hay plazos para esas obras, que están en la agenda del Gobierno desde hace lustros. En síntesis, se trata de extraer ingentes cantidades de arena en alta mar, a la altura de Cullera, para depositarlos en las playas de la Albufera y lograr que la anchura se amplíe hasta 65 metros, con la referencia que había antes de la construcción del paseo marítimo en los años 70.
Uno de los lamentos vecinales es que todas las intervenciones se centran en la regeneración del litoral o la propia Devesa, lo que deja de lado prioridades para los residentes tan básicas como el reaslfatado o la colocación de farolas en varias calles. «Nosotros estamos antes de la declaración de parque natural», indica Gradolí sobre esto, para precisar que hay calzadas «sin retocar desde que fueron hechas a finales de los años 70, lo mismo que sucede con las farolas».
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El Consistorio está colocando luminarias similares a bolardos, con una altura de algo más de un metro. «En varias calles han puesto, pero faltan bastante», criticó, para señalar que esto es indispensable de cara a mejorar la seguridad ciudadana. «Pasa igual que el asfaltado y el riesgo de accidentes de tráfico», dijo.
Deficiencias hay más en la larga lista de olvidos del Ayuntamiento en la Devesa. En próximas fechas se recibirá la Venta de los Toros, una propiedad de la Diputación en mitad de la pinada y que será derribada para cumplir el plan previsto hace años, en favor de bosque, paseos para viandantes o zonas de descanso, algo aún por decidir.
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Para terminar, Gradolí lanza una advertencia: «la demolición del hotel no servirá de nada para frenar la erosión en la playa, eso lo han dicho expertos como Serra. Hay que aprovechar el edificio para una dotación de la que carecemos en el sur».
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