Operación para salvar al arquitecto Moreno Barberá

Bien podría decirse que, en contra de lo que ocurrió en su casa vecina, obra del mismo arquitecto que fue sede de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrícolas, Moreno Barberá en esta ocasión se salva, algo que nunca podrá decir la que fue su colindante -su hermana-, que sucumbió a la piqueta para dar paso a la ampliación del Hospital Clínico.

Aun cuando la obra prevista en la Facultad de Psicología conduce a pensar que el nombre de su autor se salva, no faltan opiniones que cuestionan el tratamiento que recibe la aportación de los especialistas que diseñó una de las zonas más modernas de la Valencia de los años sesenta del pasado siglo. El arquitecto Málek Murad, experto en la obra de Moreno Barberá y vicepresidente del Colegio de Arquitectos de Valencia, no se muestra convencido de que exista gran interés por la obra de este maestro.

Sostiene su consideración en dos pilares. El primero atiende a que todavía no se «ha aprobado el Plan especial de Protección de los Bienes de Relevancia Local de Blasco Ibáñez». Y recuerda que el hecho de que la aprobación definitiva de este documento, gestión que depende de la dirección general de patrimonio que en los últimos cuatro años ha estado en manos de Carmen Amoraga, no haya llegado sirvió de coartada para poder derribar el edificio contiguo. Málek Murad señala un segundo motivo, el que apunta a la necesidad de «mantenimiento» que a su juicio en muchas ocasiones no responde de manera adecuada al que es exigible. Añade que ya en la Facultad de Psicología «en los años noventa se llevó a cabo una intervención» que califica como «poco afortunada».

Queda pues esperar a que ese documento que refiere Murad llegue para que el campus de Blasco Ibáñez respire tranquilo. Mientras, la Facultad de Psicología va a dar un paso al menos esperanzador, una intervención que lavará la cara a la construcción.

Previsiblemente el próximo curso comenzarán las obras para cambiar toda la carpintería metálica de la Facultad de Psicología, que es la que en buena parte describe la cara visible del edificio. «El saneamiento de la fachada», lo que puede traducirse en limpieza, también formará parte de esta intervención, que según el vicerrector de la Universitat de València (UV), Justo Herrera, cuenta con un presupuesto estimado «cercano a los 600.000 euros».

Pronto, incluso podría suceder la próxima semana, se estará en condiciones de «celebrar la comisión de valoración». A partir de este momento llegarán los trámites que conducirán al inicio de las obras. Herrera calcula que después del verano la tramitación puede estar completada. Entonces habrá que acordar con la propia Facultad una fecha, dado que las obras «son bastante invasivas» y conviene ajustarlas a las exigencias de un centro académico cuyo rótulo también se va a revisar a fin de que se adapte «a criterios actuales teniendo en cuenta que el edificio es histórico».

Así las cosas, como fecha de inicio, el vicerrectorado baraja si todo va bien «el primer cuatrimestre del próximo curso». Una de las circunstancias que también puede determinar la fecha en la que comiencen los trabajos son las obras en el inmueble contiguo, donde estuvo el desaparecido edificio de Moreno Barberá o que ante las ofertas haya recursos.

La intervención en un edificio BRL exige no sólo licencias de obra, también los correspondientes permisos de Patrimonio. La UV ya lleva año y medio tratando de avanzar en este proyecto que devuelva el buen aspecto a la obra de un destacado arquitecto que contribuyó a dibujar el perfil de Valencia.