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Orriols ha vuelto a salir a la calle. Los vecinos están hartos de los problemas de delincuencia, que aunque se han reducido ante la presión policial, «son dientes de sierra: hay etapas mejores y etapas peores», explica Mari Carmen Tarín, portavoz de Orriols en Lucha. Por eso, los residentes han organizado este miércoles por la tarde una cacerolada en la confluencia entre las calles San Juan de la Peña y Padre Viñas. Han participado un centenar de personas hartas de los problemas de delincuencia que han acudido armados de cacerolas y utensilios de cocina con los que han buscado hacer la mayor cantidad de ruido posible.
«Seguimos trabando por un Orriols digno y seguro. Queremos ocupar el espacio público porque es de todos y de todas, queremos apoyar a los vecinos que sufren en primera persona el incivismo y la delincuencia», indica el manifiesto que ha leído Tarín. «Seguimos reivindicando la convivencia en el barrio. Hay personas a las que les parece excesiva la presencia policial en nuestras calles, pero hoy por hoy es absolutamente necesaria, queremos vivir en un barrio seguro y digno, porque con delincuencia no hay convivencia», señala el documento.
«Teníais que estar todo el día aquí», le ha gritado una vecina a los agentes de la Policía Nacional destinados en la zona. El acto se ha celebrado en un ambiente relajado y rodeado de una fuerte presencia policial. Esta semana, además, saldrán a la calle los vecinos de la Malvarrosa y los del Cedro y Honduras, que lo harán este jueves.
Los problemas en Orriols son tan graves, explica Tarín, que ha habido familias que han huido del barrio ante los problemas de delincuencia. «Esta misma semana, dos familias de migrantes se han ido porque no aguantan más», comenta la presidenta de Orriols en Lucha. «También ha habido muchas familias que se han comprado pisos en el barrio y los han acabado vendiendo», lamenta. Orriols tiene hasta tres centros escolares por lo que la edad media es bastante baja. A la luz del sol es muy común ver niños por las calles del barrio.
Pero cuando cae la noche todo cambia. «Tenemos problemas con algunas bandas organizadas», explica Tarín, que insiste en el que «el 99% de los extranjeros» que viven en Orriols «están perfectamente integrados: trabajan y hacen sus cosas y no molestan a nadie». De hecho, Orriols siempre se ha vanagloriado de ser un barrio tremendamente diverso, con más población extranjera que en el resto de la ciudad. Sin embargo, los vecinos son conscientes de que sí hay problemas derivados de algunos grupos de personas de otras nacionalidades que okupan los pisos. Porque el principal problema son las okupaciones, ¿no? «Las ilegales», apunta Tarín.
Por el momento no se han decidido nuevas concentraciones, pese a la importancia que da Orriols en Lucha a «ocupar el espacio público». Las manifestaciones y concentraciones se decidirán semana a semana. «Nos piden paciencia, pero es fácil hacerlo desde fuera del barrio», lamenta Tarín.
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