ÁLEX SERRANO
VALENCIA.
Martes, 9 de julio 2019, 00:44
«Los tiempos de la prensa no son los tiempos de la política». Con esta elocuente frase explicaban ayer desde los partidos implicados en el acuerdo que no llega entre PSPV y Compromís el compás de espera casi eterno al que está sometido el pacto del Rialto, llamado así por el teatro donde están teniendo lugar las reuniones. O mejor dicho, donde estaban teniendo lugar, porque tras el encuentro del pasado día 2 que terminó con Sandra Gómez pidiendo «sinceridad, confianza y lealtad» a Compromís y con la formación econacionalista recordando al PSPV sus cesiones en forma de la renuncia a la figura de los coordinadores de área que supervisarían a los ediles.
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Porque lo que parece una lucha de egos entre Gómez y Ribó es, en realidad, una negociación a brazo partido con vistas a 2023, cuando el primer edil ya no se presentará para revalidar la vara de mando. Ni PSPV ni Compromís quieren ceder un ápice de visibilidad, de ahí que las reuniones y las negociaciones terminen con comunicados cruzados en los que cada uno recuerdan sus cesiones pero en realidad hacen pocas concesiones.
Por parte de Compromís, los de Ribó insisten en que ellos ya han cedido el modelo de coordinadores de área que supervisaría a los concejales y que el PSPV rechazó de plano, pero aseguran que la figura de la vicealcadía no tiene encaje legal en el Consistorio. Cabe recordar, en este sentido, que Alfonso Grau fue vicealcalde de Rita Barberá durante varios años. Y es que en ese puesto está el meollo de la cuestión, paralizada hace ahora una semana y tras el cruce de acusación de deslealtad por un presunto acuerdo entre Compromís y PP con vistas al pleno de organización del próximo día 17.
Por parte del PSPV, los socialistas se niegan a renunciar a una reedición del Botànic en el Consistorio. En realidad, tras esta petición hay una figura que cobra especial importancia: la del vicealcalde, que Sandra Gómez reivindica tal como Mónica Oltra es vicepresidenta del Consell. Ribó se ha negado y esas acusaciones de pacto entre PP y Compromís terminaron por agrietar definitivamente una relación que pasó por altibajos tras las elecciones.
Y eso que la pasada semana tanto Gómez como Ribó se afanaron en intentar mostrar una imagen más afable que parecía augurar un acuerdo cercano. Eso ocurrió el jueves, tras la celebración de un acto cultural en el Salón de Cristal del Consistorio. Ribó aseguró que «por supuesto que hay esperanzas» de llegar a un pacto antes del pleno, mientras que Gómez precisó que la esperanza «es lo último que se pierde». «Es evidente que en estos momentos no hay un acuerdo pero vamos a trabajar para que lo haya, pero está claro que el tiempo se acaba», dijo el primer edil, aunque la portavoz socialista fue menos magnánima con sus presumibles socios. «Cuando Compromís muestre una voluntad de trabajar en serio, el PSPV estará encantado de seguir trabajando para formar ese gobierno conjunto», comentó.
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Claro que todo eso pasó el jueves. El viernes fue la reunión de portavoces previa al pleno de organización del día 17 y tras ese acto Gómez ni siquiera atendió a los medios de comunicación. Un silencio buscado desde el PSPV, mientras que desde Compromís insisten en que ellos activarán «el plan B, el C, el D, el E y el F si hace falta» para llegar a un pacto con los socialistas.
Quedan ocho días para ese pleno que se antoja trascendental, pero también parecía que la reunión del viernes iba a ser de suma importancia. Mientras tanto, la actividad en el Consistorio no cesa y determinadas cuestiones siguen en el aire. Es el caso del número de comisiones informativas, que no se puede decidir hasta que no se sepa con cuántos concejales cuenta el equipo de Gobierno. Diversas fuentes comentaban ayer lo sumamente complicado que es gestionar un Consistorio como el de Valencia con sólo diez ediles, por lo que el alcalde siempre se refirió a un equipo de 17 en la reunión del viernes, lo que se interpretó como un gesto de acercamiento con los socialistas. Ambos siguen esperando, en realidad, un gesto del otro partido, que no termina de llegar, a apenas una semana del pleno de organización.
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Tampoco se ha decidido dónde irá el grupo municipal de Vox. Por el momento, los dos concejales de la formación de derecha populista están en el despacho que ocupaba María Dolores Jiménez, pero aseguran que el alcalde aún no les ha dicho dónde se van a ubicar.
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