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Pintada en el puente de Serranos, esta semana. CÍRCULO POR LA DEFENSA DEL PATRIMONIO

La pandemia no confina el vandalismo en Valencia

El viejo cauce, alquerías y fábricas protegidas, víctimas de los grafiteros

Paco Moreno

Valencia

Miércoles, 20 de mayo 2020

«Ni el confinamiento, ni la cuarentena, ni la fase 0, ni la fase 1... Da exactamente igual, los delincuentes han campado a sus anchas durante estos dos últimos meses y han llenado de pintadas y grafitis los muros y las paredes de nuestro patrimonio cultural, sin ningún tipo de responsabilidad penal, sanción, ni castigo». El enfado procede de uno de los miembros de la asociación Círculo por la Defensa del Patrimonio, después de realizar una ronda de inspección por algunos de los edificios y lugares más representativos de la ciudad.

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Hasta cuatro pintadas hay en el puente de Serranos, algunas alusivas incluso al Covid-19. De nada ha servido que hasta el pasado 25 de abril el jardín del Turia estuviera cerrado bajo multa. Las piedras centenarias están sucias de nuevo por el espray.

«Todos estos delitos contra el patrimonio se han seguido repitiendo y se repetirán en el futuro por mucho que desde la concejalía de Cultura intenten neutralizarla con una campaña, pagada con dinero público, que no está sirviendo para solucionar el problema. Es un simple parche para cubrir el expediente y responder a las múltiples recomendaciones del Síndic de Greuges tras nuestras denuncias», dijeron desde la entidad.

El caso del puente de Serranos no es único, aunque sí el más sinificativo. Cada una de las cuatro pintadas tiene una factura diferente, por lo que es lógico pensar que los grafiteros han tomado el puente medieval para una particular competición. «Volvemos a reiterar que mientras no haya vigilancia activa y disuasoria; no se persiga a los delincuentes que pintan nuestro patrimonio; no haya duras sanciones por los daños y se les haga pagar de su bolsillo por la limpieza y restauración de los mismos; y no se pongan los medios necesarios para erradicar estas conductas, este tipo de campañas puestas en marcha no servirán para nada», indicaron desde Círculo.

Una de las últimas iniciativas del Consistorio ha sido sacar a concurso por medio millón de euros la colocación de 47 cámaras de vigilancia alrededor de siete monumentos. Algo similar sucede en varios tramos del viejo cauce, aunque asociaciones de conservación del patrimonio como Círculo demandan que este sistema se reparta en todo el recorrido de la gran zona verde.

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Las fábricas protegidas no se escapan de esta lacra. Es lo que ocurre con la antigua factoría de cerámica de la avenida Burjassot, cerrada desde hace lustros y donde el Consistorio persigue una rehabilitación que no acaba de llegar. El último movimiento fue la permuta de la parcela trasera con su propietario, aunque no se sabe nada del proyecto de recuperación. En principio, debe servir para un equipamiento cultural pendiente de definir.

Las alquerías son otros de los lugares preferidos por los grafiteros para ensuciar las fachadas. Un ejemplo de esto es la alquería de la Torre, en el barrio de Ciudad Fallera, una propiedad municipal pendiente de rehabilitación. El uso ya está asignado, aunque todavía no se ha encargado ni el proyecto de rehabilitación. La pandemia ha retrasado todo el proceso y la Mesa de Contratación ha puntuado ya las dos ofertas, quedando en cabeza la denominada ASSABIYA_DOS UTE. El inmueble está muy degradado, producto de años de saqueos y destrozos.

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