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En la EMT, en las cafeterías de alrededor de Correo Viejo o en la cantina de San Isidro, los trabajadores no dan crédito. No ... entienden cómo pueden estar «partiéndose el lomo», en palabras de un veterano sindicalista, y la entidad sigue sin dar resultados. No es sólo que no dé resultados, es que, como los cangrejos, parece que va hacia atrás. Ya no se puede esconder más: no hay comunicados sobre las nuevas marquesinas o ruedas de prensa sobre el cierre en beneficios de 2021 (con varios préstamos contratados para ello) que tapen el bosque de una crisis galopante que amenaza con mandar la empresa a un estado de quiebra técnica.
El consejo de administración del martes fue indicativo de esto. La oposición se echó las manos a la cabeza cuando vio las cuentas. La deuda está disparada y triplica la que había cuando llegó Giuseppe Grezzi, presidente de la EMT, a la sede de Correo Viejo. En 2015, la deuda era de 31 millones de euros. Al cierre de 2021, ya alcanzaba los 108.
Además, tras la pandemia, la EMT sigue sin recuperar los pasajeros del año 2019, cuando se trasladó a 96,9 millones de viajeros. En 2021, se han quedado en 58,3 millones. Y en cuanto a ingresos por billetes se ha pasado de los 45,9 millones de euros en 2019 a los 29 millones del año 2021, es decir un 37% menos y 17 millones de euros menos.
Correcto, por medio ha habido una pandemia, con confinamiento incluido (durante tres meses de 2020) que ha hecho que mucha gente tenga miedo a coger el transporte público, lo que, unido al teletrabajo, ha hecho que la demanda haya caído casi en picado. Al menos durante buena parte de estos dos años, porque lo cierto es que de un tiempo a esta parte las paradas han comenzado a aparecer, de nuevo, repletas de personas que esperan un autobús que llega o tarde o demasiado lleno de gente.
Con esa situación se encontraron, cuando pudieron volver a salir a la calle y levantar las persianas de sus establecimientos, los comerciantes del centro, que protestaron por la reorganización de líneas en el entorno de la plaza del Ayuntamiento. El PP llegó a tildar de fracaso la C1, la línea que entra a la plaza, pero desde la Asociación de Comerciantes del Centro Histórico y del Ensanche piden tiempo para analizar los nuevos datos. Eso sí, no entienden por qué en el concurso de ideas de la remodelación definitiva del enclave se deja vía libre a los despachos que se presenten para plantar una plaza con o sin C1, lo que en opinión de la entidad sería muy negativo porque «mucha gente mayor no hace los transbordos a los que obliga la EMT con los cambios de líneas», en palabras de Julia Martínez, gerente de la entidad.
Y eso que esos transbordos se hacen en marquesinas de última generación, recién levantadas por la EMT... que se gastó en plena pandemia casi 10 millones de euros en construir nuevas marquesinas, una vez que venció el contrato de las anteriores, que pertenecían a una empresa privada. Aunque la entidad justificó el gasto en las comodidades de las nuevas instalaciones y en que todos los beneficios de la publicidad de las mismas engrosará las arcas de Correo Viejo, lo cierto es que hubo críticas por este gasto mientras la EMT, además, ralentizó el cambio de las marquesinas por la ruina que sufría.
Este proyecto ha sido presentado a los fondos europeos Next Generation, de los cuales han llegado a Valencia 36 millones de euros. La mayoría de ellos irán a la EMT, que los invertirá, entre otras cosas, en la compra de 20 nuevos autobuses por valor de 10,7 millones de euros y en un nuevo sistema de validadoras adjudicado a Inetum por 2,8 millones de euros.
Falta le hacía a la empresa comprar autobuses, al menos en 2021, porque la entidad sufrió un incendio tan devastador como fortuito que terminó por destruir un total de 26 autobuses, casi todos al final de su vida útil. La aseguradora pagó porque el motivo del fuego fue un cortocircuito en un vehículo viejo, pero lo cierto es que la empresa se encontró con falta de autobuses, por lo que adelantó la llegada de vehículos híbridos que iban a entrar en funcionamiento durante el segundo trimestre de 2021.
La verdad es que lo de la EMT estos años es una serie de catastróficas desdichas. La 'casa de los líos' de Grezzi, como la bautizó el concejal de Ciudadanos Narciso Estellés, no deja de acaparar titulares. Primero fue en 2018, cuando el equipo de dirección de la empresa anunció la puesta en conocimiento de Fiscalía, del Síndic de Comptes, del Tribunal de Cuentas, de la Agencia Tributaria y de la Seguridad Social de un presunto fraude ocurrido por el pago de las jubilaciones parciales: habían descubierto que desde hacía años llevaban pagando mal estas nóminas porque los trabajadores cobraban por horas en las que no trabajaban, aunque lo cierto es que lo hacían en virtud de un acuerdo entre sindicatos y empresa firmado años atrás. Además, resulta que ellos llevaban haciéndolo presuntamente mal también dos años.
El Tribunal de Cuentas exige a varios directivos 1,2 millones de euros por estos pagos fraudulentos, en concreto, por el IVA no abonado. También a una extrabajadora le reclama la misma instancia los 4 millones desaparecidos en el robo de septiembre de 2009. Como se recordará, la entonces jefa de Administración, Celia Zafra, autorizó a CaixaBank a que transfiriera 4,04 millones de euros a dos cuentas del Bank of China de Hong Kong. Una trama internacional le hizo creer que contaban con el permiso de Grezzi para hacer esos pagos y le dijeron que no hablara con nadie, por lo que la exdirectiva, Celia Zafra, fue engañada.
Tampoco es el único robo que ha sufrido la empresa. El mismo mes, dos hombres consiguieron, con un simple correo electrónico, que la empresa cambiara la cuenta de abono de la nómina de un trabajador, que ascendía a 3.386 euros. La empresa sólo se dio cuenta cuando el propio trabajador hizo un 'qué hay de lo mío' al ver que no había ingresado el salario. Uno de los acusados de beneficiarse del fraude admitió los hechos y exculpó a su padre. Aceptó un año de prisión.
La EMT también ha tenido problemas con Inspección de Trabajo y Hacienda. Es la Agencia Tributaria quien más dinero exige: un total de 10,2 millones de euros por una disparidad de criterios, según explican en Correo Viejo, entre cómo contabilizan las aportaciones del Ayuntamiento los contables municipales y cómo lo hacen en Hacienda. Con Inspección de Trabajo, por su parte, la mercantil acumula más de 20.000 euros en sanciones en tres años por el estado de los baños portátiles, la falta de comedor o accidentes laborales, entre otras cuestiones.
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