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Entrañable, con personalidad propia, una tienda vivida -muy vivida- en Valencia. Un establecimiento que ha superado los embates del tiempo, tanto que cuando ya ha cumplido noventa años enarbola nueva bandera y se confiesa dispuesto a seguir en las calles de la ciudad. Pasamanería Las Tres Avemarías, nombre que luce en rótulo de vidrio tintado sobre el dintel de una puerta abierta al lugar donde la plaza de la Virgen enlaza con la calle Caballeros, se traslada al emblemático barrio de Ruzafa. Sale de un escenario conquistado por el turismo en el que cada día es más complicado regentar, descubrir y pisar un comercio tradicional.
Las Tres Avemarías es destino de valencianos y foráneos que se acercan al mostrador hoy atendido por Consuelo García en busca de pasamanería, flecos, galón, borlas, espumillón, alzapaños o felpillos por nombrar sólo algunos de los tejidos y objetos de ornamento que el establecimiento dispensa junto a cordones para cíngulos o mantas para desfilar en la ofrenda a la Virgen de los Desamparados. La misma Virgen a la que nunca faltan mantos orillados de alamares muchas veces adquiridos en la tienda que su primer propietario bautizó con devoto título mariano para ser vecina de la Basílica de la patrona. Es más que un comercio, Las Tres Avemarías es ciudad. Se cuela en el vestido, en la colgadura, el ornamento o el diseño de moda de cualquier fiesta que acontece junto al Turia. También en celebraciones más allá de la capital, sobre todo, en la más grande: las Fallas.
«Me gusta mucho la tienda. Y mi hija, Carla, seguirá». Son palabras de Consuelo, que sucedió a su padre -Mariano García Martín- al frente del negocio que compró hace ya setenta años al fundador del comercio. Madre e hija están enamoradas de lo que hacen. Lo transmiten sus palabras cuando relatan la historia de la casa.
Consuelo hasta parece emocionada cuando al preguntarle qué venden refiere de corrido, pasamanería, galón, flecos.... Es la enumeración de un catálogo, pero es también un paseo léxico que acerca a un universo de finas labores, nueva costura y emociones contenidas en un local rodeado de estanterías desde las que los colores, los dorados y los platas llaman a mirar, a tocar y a desplegar en busca de ese adorno para atuendo tradicional o de factura reciente que ya pocos establecimientos de la capital ofrecen. «Por aquí han pasado modistos como Francis Montesinos o el de la tienda Hollywood», advierte Consuelo en una explicación que confirma la proximidad al nuevo diseño. También especialistas en indumentaria valenciana «como Amparo Fabra» conocen bien la casa.
¿Por qué se trasladan a Ruzafa? La respuesta llega de la madre y de la hija. Apunta Carla que desde ese territorio urbano donde las comisiones falleras gozan de notable asentamiento «viene mucha gente a comprar». Consuelo añade otro detalle. Recuerda que de un tiempo a esta parte «llegar hasta la plaza de la Virgen es más difícil para los proveedores» o para los clientes que llegan desde pueblos de la provincia y tienen que recoger encargos. Tanto es así que «tenemos que salir a las Torres para llevárselos. Esta zona ahora es muy turística».
Les espera la plaza Barón de Cortes, en las puertas de San Valero. Un nuevo espacio. Pero, cuidado, tanto Consuelo como Carla han decidido conservar el aroma de siempre. ¿Se llevan el rótulo? «Los hemos hecho iguales, también de vidrio. Este no nos lo podemos llevar porque está protegido», apunta la madre. En Ruzafa, uno de los barrios de moda en Valencia, lucirá la réplica de letras de vidrio blanco sobre fondo negro. Lo que sí se traslada es el mostrador.
La carpintería se ha renovado, pero se ha hecho como la de siempre. Además, Carla, diseñadora industrial, dispuesta a suceder a la madre ya ha preparado el aterrizaje de Las Tres Avemarías en el universo digital. Llega la web y la presencia en las redes sociales. Entre la primera y la segunda semana de octubre tienen previsto abrir en Ruzafa para mantener su presencia en las páginas del relato de la ciudad.
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Melchor Sáiz-Pardo y Álex Sánchez
Patricia Cabezuelo | Valencia
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