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P. MORENO/L. SORIANO
Viernes, 24 de junio 2022, 23:34
valencia. Toda la magia de la Noche de San Juan se acaba al toparse con la realidad de un maltratado paseo marítimo, el de la Malvarrosa, donde flotan emanaciones de orines y alcohol a primeras hora de la mañana. La zona peatona, cuya construcción empezó en 1991 tras una década de darle vueltas al proyecto, necesita una reforma urgente.
Que el paseo marítimo ha envejecido mal es algo evidente, lo mismo que las ganas del Ayuntamiento de promover una transformación. Aparece tanto en el plan del Cabanyal como en una idea lanzada por el alcalde Ribó hace tiempo, que pasaba por sustituir la mayor parte de la obra dura por cordones dunares.
Pero del dicho al hecho hay un trecho. La asociación de restaurantes del paseo marítimo, los conocidos como chiringuitos, sólo pide que tenga un adecuado mantenimiento. «Ahora no pueden decir que el pavimento está roto por culpa de los camiones de reparto porque ya no circulan por aquí», sostuvieron fuentes de la entidad, al destacar el mal estado del suelo en todas partes.
Ciertamente este es el mayor problema, dado que los bordes del paseo están destrozados, además de varias zonas con piezas sueltas y hormigón que se ha levantado. «Esto último se debe a la dilatación, es así», indican acerca de una deficiencia a la que se sumala entrada de arena por los temporales en el alcantarillado y hasta el carril bici que va por el exterior del jardín.
El plan del Cabanyal habla del «extraordinario éxito» y del «uso intensivo» como ocurrió en la madrugada de ayer. Hasta dentro de unos días no se borrarán las huellas de la fiesta, a pesar de los continuos baldeos. La propuesta de los autores de este documento pasa por eliminar aparcamiento en superficie para ganar espacios peatonales, construyendo un parking subterráneo.
También la entrada de caminos peatonales desde el cercano barrio del Cabanyal, además de la sustitución de un trazado tan geométrico en favor de otro más salpicado de zonas verdes. Por último, peatonalizar todo el vial de servicio del paseo de Neptuno, el que discurre junto a la entrada de los restaurantes situados próximos a la Marina.
Hasta que llegue ese momento, lo único que piden los hosteleros de la zona es que se «cuide lo mejor posible, hemos visto caídas de clientes que ha tenido que venir una ambulancia y todo», aseguran sobre los problemas de accesibilidad en todo el recorrido, hasta la Patacona.
La propuesta de Ribó de sustituir la obra dura por cordones dunares fue recibida con escepticismo por los empresarios, por decirlo de una manera suave. Están en desacuerdo por completo con que desde sus locales no se pueda ver el mar, una de las señas de identidad de los negocios.
Así las cosas, la fiesta celebrada en el litoral de Valencia dejó más al descubierto las carencias del que se convertirá en el barrio más concurrido de la ciudad durante este verano. Y como guinda, el retraso en la licencia de la reforma de los restaurantes, pendiente desde hace años y que ahora comienza a desbloquearse.
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