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Atasco. La calle Ribera, repleta de camiones y de obras que impiden el paso de peatones, esta misma semana. irene marsilla
Tráfico en Valencia: zonas de carga y descarga | De paseo peatonal a parking de camiones

Centro de Valencia: de paseo peatonal a parking de camiones

Carga y descarga. La falta de zonas para operar en el centro obliga a transportistas a ocupar Ruzafa, Ribera y Convento de Santa Clara durante buena parte de la mañana

Álex Serrano

Valencia

Viernes, 15 de julio 2022, 00:37

Quedan pocos minutos para las 11 de la mañana. Si todos los camiones que están en estos momentos en el paseo de Ruzafa consiguen salir antes de que el reloj dé las 11 en punto y, por tanto, empiecen a incumplir la ordenanza de carga y descarga, será un éxito comparable a cuando un pequeño aeropuerto canadiense tuvo que gestionar cientos de aterrizajes el 11 de septiembre de 2001. Evidentemente, eso no ocurre y el paseo sigue lleno de camiones pasada de largo la hora límite. Una zona peatonal convertida en aparcamiento de camiones por exigencias del guion.

La situación se repite todas las mañana. La ordenanza de Movilidad lo autoriza. En su artículo 67, estipula que en las calles peatonales podrán realizarse con carácter general operaciones de carga y descarga «de lunes a sábado no festivos, de 8 a 11 horas según establece la Ordenanza municipal de protección contra la contaminación acústica, salvo que exista señalización con indicación distinta, y únicamente para atender las necesidades de los locales comerciales o viviendas particulares ubicadas en estas calles». «Los vehículos deberán circular a la velocidad peatonal y respetando siempre la prioridad de viandantes, ciclistas y vehículos de movilidad personal», añade el punto 4 del citado artículo.

Probablemente no sea el espíritu de la norma, pero lo cierto es que frente a los cines Lys se montan muchas mañanas verdaderos aparcamientos de camiones, compuestos por vehículos que hacen carga y descarga sobre todo en los establecimientos hosteleros de la zona. La Asociación de Comerciantes del Centro Histórico y del Ensanche lo sabe y aunque insiste en que según la normativa lo que se hace por la mañana en las calles Ruzafa, Convento de Santa Clara y Ribera es legal (al menos hasta las 11 horas), también comentan que necesitan más espacio.

Es cierto que en cualquier actuación de reurbanización que se plantee en el centro de la ciuda, los comerciantes insisten: hace falta más carga y descarga. Según la web de datos abiertos del Consistorio, en Valencia hay 877 zonas de carga y descarga, que van desde una o dos plazas hasta más de diez, como ocurre en la plaza del Ayuntamiento. Pero no es suficiente para una ciudad con una importantísima actividad comercial que, además, está en constante crecimiento.

«No hay mucha más alternativa, no podemos venir cargados desde lejos», aseguran los conductores

Por eso, los empresarios han planteado una idea que podría funcionar, pero de la que por el momento no quieren ni oír hablar en Movilidad. «Hemos propuesto que podamos compartir zona de parada de taxi, que por las mañanas, a primera hora, suelen estar vacías», explica Julia Martínez, gerente de la Asociación de Comerciantes del Centro. Tampoco es una idea que vuelva locos a los taxistas.

Hasta que se llegue a algún tipo de acuerdo o se busque una solución, lo cierto es que la sensación que daba esta semana el paseo de Ruzafa entre la plaza del Ayuntamiento y la calle Xàtiva, en el que es, precisamente, uno de los tramos peatonales más transitados de la ciudad, sólo se puede definir con una palabra: agobio. En pocos metros, desde la esquina sur, se sucedían tres furgonetas de reparto, un camión de una conocida empresa alemana, tres de tres marcas distintas de cerveza y otras dos furgonetas, lo que, sumado a que es martes por la mañana y la calle ya está llena de turistas y a que hay una obra en su extremo norte, da una sensación de tráfico que no es la más esperable en una calle peatonal.

A partir de las 11.15 horas, más o menos, la cosa empieza a aligerarse. Queda atrás, incluso, ese empleado de logística que, en la esquina de Ruzafa con Martínez Cubells, se dedica a reordenar a las furgonetas que entran precisamente por esta calle para que puedan aparcar. «¡Detrás de esa, detrás de esa!», grita. Mientras, los trabajadores no descansan ni un minuto. No es que aparquen ahí para irse a almorzar, es que «a las 8.30 ya no queda sitio en la plaza del Ayuntamiento», como indica uno de los repartidores. «No podemos dejar la furgoneta muy lejos porque hay que traer las cajas y pesan un quintal», comenta este trabajador.

Luego está la siempre peliaguda cuestión de las terrazas. «Algunos las ponen muy pronto y ya ves», explica el mismo transportistas a la vez que señala una terraza que se prepara a unos metros de él. Los comerciantes también critican el exceso de terrazas, que cada vez «se ponen antes», según diversas fuentes, lo que complica el movimiento por las calles peatonales. Pasadas las 11 horas, la situación se tranquiliza, aunque tanto en Ribera como en Ruzafa hay obras que dificultan el tránsito peatonal en forma de contenedores y camiones que acceden a los edificios. Los turistas observan sorprendidos el entorno, los camiones, las terrazas... como preguntándose qué demonios pasa para que haya tantas furgonetas. Incluso un pequeño grupo de turistas, en esta soleada mañana de martes, tiene que apartarse de la puerta de una conocida cadena de bocadillos para que un camión de cervezas pare y comience a descargar. Las caras, rojas por el sol, parecen decir algo así como, «están locos estos valencianos».

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