MAR GUADALAJARA
Valencia
Domingo, 13 de enero 2019
La edad no importa, el género tampoco y mucho menos cuál sea el motivo de su uso; funcionan sobre ruedas como regalo, por lo que el patinete eléctrico ha sido, sin duda, la estrella de estas navidades. El día siguiente a la jornada de los Magos de Oriente, muchos valencianos estrenaron su nuevo medio de transporte y las calles se llenaron ayer de cientos de ellos. «Me lo acaban de regalar, he ido a trabajar como un niño con zapatos nuevos», dice Fede.
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A la oficina, para ir a la universidad, al gimnasio e incluso para hacer recados, como Rocío, que baja del vehículo y agarrándolo en la mano se dispone a entrar en un comercio. «Antes venía al centro en coche o en autobús y ahora uso el patinete que me regalaron estas navidades, para mi es mucho más cómodo y no contamina», subraya.
Ataviada con un casco blanco y sin retirárselo al entrar al establecimiento explica que el problema «está en la educación. Tanto bicis como patinetes tienen que respetar los pasos de peatones y la señalización, es pura lógica, no entiendo por qué hay tanta polémica». Rocío aplica un límite de velocidad en su nuevo medio de transporte para evitar sobrepasarse en el centro de la ciudad, «no más de 18 km/h», asegura.
Estacionamiento: Los patinetes eléctricos podrán estacionar preferentemente en los aparcabicis. Si no hay sitio, en farolas, pero no en ábroles. Se pondrán de forma oblicua al bordillo.
Circulación: Los más pequeños podrán ir por calles y plazas peatonales, carril bici y ciclocalles. Los más potentes (categoría B) no podrán ir por zonas peatonales.
Aceras: En caso de ir por la acera, deberán circular a la velocidad de los peatones y guardar una distancia mínima de un metro a peatones y fachadas.
Seguridad: En los tipo B es necesario el timbre, freno, luces, casco, y el chaleco es recomendable.
Edad: La edad mínima para utilizarlos es de 16 años. Los menores, solo en zonas cerradas al tráfico y acompañados por adultos.
Cargados con mochilas, con bolsas en el manillar y hasta con maletín de trabajo o escuchando música con auriculares, los usuarios se adaptan al medio que se torna cada vez más habitual para trasladarse de un lado a otro de la ciudad.
Muchos de los nuevos usuarios confiesan no conocer la normativa en torno a la circulación de los patinetes eléctricos. Aún así manifiestan su respeto hacia el resto de conductores y culpan a la administración por los «cambios de parecer» que confunden en su uso.
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«La verdad es que no tengo clara la normativa porque como van cambiando las cosas, ya no sé si cometo alguna infracción», explica Araceli. Cree que hay lagunas en la regulación, así como «desconocimiento entre quienes los conducimos, porque lo que la gente debe asumir es que allí donde no hay carril bici se debe circular por la calzada, no hay otra».
Sin embargo, el caos lo achacan de igual modo a las infraestructuras: «Es una locura, creo que falta más desarrollo en la logística porque hay cruces peligrosos y los coches siguen sin adaptarse», dice Carlos, al tiempo que señala un par de vehículos que invaden el carril bici mientras están detenidos en un semáforo en rojo en plena calle Colón. Él conduce el aparato desde Navidad y asegura que, «entre ayer y hoy he notado mucha afluencia de patinetes, es un medio muy sostenible y bastante cómodo, en mi familia ya somos varios los que nos hemos sumado».
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Aunque las bicicletas parecen ser las más populares, poco a poco los vehículos eléctricos les invaden el terreno, algunos ven en la comodidad de no pedalear una ventaja frente a la bici. Así lo explica Carlos: «Es igual de rápido pero no supone un desgaste físico, porque llegar exhausto y sudoroso al trabajo, ¿a quién le gusta?», dice riendo.
Aún así la polémica continúa abierta y esta vez son los seguros por accidente el punto de partida. «No es lógico que tenga que pagar un seguro y ni siquiera me obliguen a llevar casco, no tiene sentido», explica Maite, quien cree que cualquier vehículo, aunque no lleve motor, puede ser la causa de un accidente de tráfico. Ella usa el patinete desde hace tres meses y no comprende por qué. «Parece que sean la nueva arma de destrucción masiva», y considera que la solución pasa por las aulas. «Creo que la educación vial debe integrar los nuevos medios de transporte, aunque no es sólo una cuestión de las escuelas, también se enseña en casa, es cuestión de adaptarse», explica Maite, que confiesa que es un «enganche». Y lo explica: «Mi marido está pensando en comprarse uno».
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Cada uno tiene un motivo, pero son muchos los que lo incluyeron en su carta a los Reyes Magos. El más vendido es el modelo estándar, que dispone de una autonomía de entre 25 y 30 kilómetros. «Es el más asequible y el que mejor se vende», asegura Carlos Fellez de Tupatin.es, un establecimiento de la ciudad que estas Navidades ha vendido «bastantes», más que el año anterior. Reconoce que 2018 ha sido un buen año de ventas. Aunque muchos usan el mismo, se diferencian por el color escogido; la mayoría prefiere comprarlo a alquilarlo y están convencidos de que ha sido el regalo de estas Navidades y un aumento del 'boom' en las calles de Valencia.
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