![Pérez Galdós, un año en obras](https://s3.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2023/03/22/1463405299-RGAK4qYOS3zXxadzq50DcGP-1200x840@Las%20Provincias.jpg)
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En Pérez Galdós los vecinos casi echan de menos el ruido de los coches. O, al menos, que ese ruido sea el único que taladra sus oídos. Entiéndase esta frase como una exageración, pero es justo decir que los residentes en la avenida están hartos de las obras ... . Primero fueron los trabajos para la peatonalización de una franja junto al carril bici, en plena calzada, y ahora la concejalía de Ciclo Integral del Agua se ha puesto a sustituir las tuberías a lo largo de toda la avenida. Los trabajos durarán, al menos, hasta junio, aunque se prolongarán en otros tramos hasta noviembre.
Así las cosas, el hartazgo es generalizado. Más que hartazgo se podría hablar de resignación. Llevan casi un año de obras ininterrumpidas. Todo comenzó en enero de 2022. Entonces, y hasta el verano, comenzaron unos trabajos dirigidos a ampliar las aceras de una forma llamémosle creativa. En lugar de tirar de cemento y baldosas, se decidió pintar de rojo una franja en la calzada entre el carril bici y la acera. Y arreglado, debieron pensar en Urbanismo. Los vecinos no tenían del todo claro qué era esa zona misteriosa, sobre todo porque las rayas eran rojas, color asociado a lo prohibido y, en este caso, al carril bici que discurría al lado. Así que ni cortos ni perezosos los técnicos municipales encargaron que se pintara la figura blanca de un hombre que camina sobre las rayas rojas.
Ha habido unos meses de pausa, de tranquilidad, mientras los vecinos exploraban las nuevas zonas peatonales, poco más de metro y medio recuperado en la calzada, y se aventuraban en esos espacios ignotos como el trazado entre Pérez Galdós y Jesús, una plaza con el suelo pintado de amarillo donde se plantaron unas mesas de picnic en un entorno tan saludable como una avenida por la que el pasado mes de febrero pasaron, de media, 57.900 vehículos al día.
Pero las obras han vuelto: primero en el tramo de Giorgeta y ahora ya en pleno Pérez Galdós, justo al lado del carril bici. Son los trabajos que lleva a cabo la concejalía de Ciclo Integral del Agua para cambiar las tuberías de agua potable, unas obras que se hacen ahora para que cuando llegue el dinero de Europa para la reurbanización final de la avenida no se retrase por el cambio en las canalizaciones. La tubería instalada tiene 1,4 kilómetros de largo y discurre por las dos avenidas hasta el cruce de Navarro Llorens. Será ahí donde se instalará una tubería de acero de 128 metros de longitud que conectará con la conducción que discurre por San José de Calasanz. La tubería cuesta 4,5 millones de euros y tiene un plazo de ejecución de 18 meses, aunque desde el departamento que dirige Elisa Valía explicaron este miércoles que acortarán plazo y todo estará listo en noviembre.
Sin embargo, lo cierto es que estas obras han enfadado a algunos residentes. Como José Carlos, que tiene un comercio en la misma avenida. «Llevamos casi un año de obras, yo entiendo que todo será para mejor o eso dicen, pero estamos hartos», comenta. En el mismo sentido se expresa Fina, camarera en una cafetería situada en la calle Jesús, cerca de la avenida. «La gente se queja, no se puede poner en la terraza porque les da el polvo», critica.
No se oyeron voces discordantes (apenas una, la de un hombre al que los residentes le espetaron, «eres el único al que no le gusta») en la visita de este miércoles por la tarde de la concejala de Urbanismo, Sandra Gómez, a esa plaza creada entre Jesús y Pérez Galdós. Acudió la también vicealcaldesa a presentar el proyecto Raíces, para el que el Consistorio ha pedido dinero de Europa a través de los fondos NextGeneration. Se encontró con vecinos de la plataforma Fuera Túnel y también de la Asociación de Vecinos de Patraix, que pidieron una actuación similar en Tres Forques.
Los vecinos de la zona creen que cuando se renaturalice la avenida, mediante el cierre del túnel, convertido en una suerte de depósito de tormentas o aljibe que dotará de agua a la vegetación plantada en la calle, se recuperarán los precios de las viviendas y de los alquileres de bajos, que caen desde hace décadas. Sin embargo, hablamos de una obra de más de 12 millones de euros que se desarrollará a largo plazo: la intención, de hecho, es que esté terminada en 2025. El Ayuntamiento está a la espera de recibir la confirmación de que le ha sido concedido el dinero que viene de Europa, pero hasta entonces poco se puede hacer. Después se redactará el contrato y se adjudicará, lo que llevará más o menos un año (si no hay recursos de por medio).
Será entonces cuando se pueda empezar con los trabajos, que podrían requerir el cierre total o parcial de la avenida para reducir el número de carriles y ampliar la zona peatonal. Los vecinos están encantados con los trabajos, pero apremian al Consistorio para que empiecen cuanto antes. Sobre todo porque por medio hay unas elecciones. En caso de cambio de Gobierno, conviene recordar que la concesión de los fondos europeos es finalista, como explicaron este miércoles fuentes socialistas: el nuevo (o la nueva) alcalde o alcaldesa no podría renunciar al proyecto sin renunciar también al dinero. La intención es que el proyecto Arrels (Raíces) se ejecute sí o sí antes de 2025 para conectar con el bulevar verde Federico García Lorca y el proyecto para los barrios del sur presentado esta misma semana por el alcalde, Joan Ribó.
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