La pandemia y la reordenación del mercado inmobiliario que ha ocasionado la crisis económica han sido los causantes del desplome en la solicitud de licencias de obras para la construcción de viviendas de nueva planta en Valencia. Según los datos facilitados por el Ayuntamiento se ha pasado de 3.223 en 2019 a 1.692 pisos el pasado año.
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De esta manera se rompe una tendencia al alza iniciada en 2015. Ese ejercicio fueron solicitadas licencias que supusieron la construcción de 329 viviendas, para pasar en los años siguientes a 1.319, 2.483 y 2.990 respectivamente. Buena parte de ese movimiento inmobiliario se traduce ahora en decenas de grúas en la parte sur de Valencia, en toda la franja a ambos lados del bulevar sur, desde la Ciudad de las Ciencias hasta Patraix.
Fuentes de la concejalía de Desarrollo Urbano comentaron que las licencias están sujetas a la posibilidad de prórroga, lo que da pie incluso a rediseñar las viviendas. Rechazaron que el desplome se deba a una colmatación de la oferta en Valencia, para citar varios sectores como ejemplos.
Los mayores y todavía pendientes de desarrollo se encuentran en el Grao, Benimaclet o el Parque Central, seguidos de planes urbanísticos junto al barrio de San Marcelino, las viviendas previstas en los solares de dos antiguos cuarteles en la calle San Vicente Mártir o el proyecto presentado hace escasas fechas por la concejala de Desarrollo Urbano, Sandra Gómez, para el polígono Vara de Quart, donde se permitirá la recalificación a usos residenciales dentro de una iniciativa de transformación para crear un grupo de empresas dedicadas a nuevas tecnologías.
El presidente de la asociación de Promotores Inmobiliarios de Valencia, Antonio Olmedo, señaló que la pandemia ha obligado también a reordenar la oferta, en el sentido de cambiar el diseño de pisos todavía no construidos para adaptarlos a «necesidades como el teletrabajo, una mayor aireación o las terrazas», citó.
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Desde febrero del pasado año, la vida ha cambiado para todos y eso ha tenido su reflejo también en las viviendas. Los arquitectos están reformulando algunos espacios debido al teletrabajo y Olmedo señaló también como causa de estos cambios nuevas normativas que se han anunciado en arquitectura y eficiencia energética, con el compromiso de la descarbonización de todas las viviendas. «El PAI del Grao, el Parque Central y todo lo que tenga que ver con las nuevas tecnologías» son tres de las patas que Olmedo señala para el desarrollo inmediato de Valencia.
«Tiene que haber un equilibrio entre el urbanismo y el medio ambiente», reiteró, para citar también las bolsas de expansión situadas entre Valencia y su área metropolitana. Eso sí, cualquier decisión debe ser tomada «con la suficiente velocidad; ahora que llegan los fondos europeos la capacidad de gestión de los políticos será fundamental».
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Citó el caso del Cabanyal y el Canyamelar, donde las inversiones públicas han servido de acicate para las privadas en cuanto a la rehabilitación de viviendas. La semana pasada, el grupo de Ciudadanos en el Ayuntamiento denunció que de las 44 iniciativas del Plan Edusi, tan sólo se habían completado cuatro.
El punto débil siguen siendo la promoción pública de viviendas, tanto las de promoción pública como las sociales. A finales del pasado año, el Consistorio tenía sólo listas cuatro de una cartera de 327 repartidas en distintos barrios. De ahí que tenga que recurrir a ayudas directas al alquiler o subvenciones a un año.
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Los grupos de la oposición han critico con dureza este hecho y el gobierno municipal todavía no ha encontrado la solución. Una partida de un millón de euros en subvenciones para el alquiler de viviendas a un precio fijo y destinado a familias sin recursos apenas se encontró con demanda, por lo que ahora se trata de llegar a acuerdos directos con agencias inmobiliarias. «La necesidad debe ser convertida en una vitud», razonó Olmedo acerca del nuevo modelo de desarrollo y al hilo de conflictos en el propio gobierno como ha ocurrido con el plan de Benimaclet, donde Compromís y el PSPV discrepan.
El Ayuntamiento definió un estilo en zonas como la avenida de Francia, Orriols o más recientemente Quatre Carreres donde grandes torres de viviendas rodean zonas privadas ajardinadas y con piscina. «No es el modelo que nos gusta», aseguran los actuales responsables de la concejalía de Desarrollo Urbano. Fuentes cercanas a la socialista Sandra Gómez comentaron sobre los planes en desarrollo que tanto en el Grao como en Benimaclet fueron motivos por los que se tumbaron las propuestas de los promotores. «No tienen en cuenta el pequeño comercio porque en las calles sólo hay una valla y además las hacen inseguras», dijeron. Los grupos de la oposición han critico con dureza este hecho y el gobierno municipal todavía no ha encontrado la solución. Una partida de un millón de euros en subvencione
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