Dos acertantes se reparten 204.000 euros en la Primitiva de este sábado
Zona de biodiversidad, junto a las Torres de Serranos. txema rodríguez

El oasis verde que vertebra Valencia

El Jardín del Turia no es sólo el pulmón de la ciudad, sino un espectacular paisaje verde que cambia con las estaciones y con los tramos

M. Hortelano

Valencia

Miércoles, 1 de junio 2022

Hay tantos ríos en el antiguo Turia como paseantes. Como curiosos que recorren sus alamedas en busca de un rato de calma, o de un instante de respiro, o de una sombra en la que cobijarse en un caluroso día de verano. En el río nadie es extraño ni conocido, porque el río es de todos y de nadie. Y como con los gustos, cada uno tiene su propio tramo o rincón favorito en el que sentarse a leer un libro o simplemente a ver la vida pasar. Y en ese transcurso, las estaciones siguen su curso de manera ajena a nuestros ajetreos. Lo descubrimos con la pandemia, con una primavera que no esperó a sus visitantes para vestir de colores árboles, flores y arbustos, aunque nadie pudiera disfrutarla, a lo largo de los más de ocho kilómetros que unen el Parque de Cabecera con el tramo final de la Ciudad de las Artes y las Ciencias, en el Oceanográfico.

Publicidad

El antiguo cauce es el jardín más extenso de Valencia, con más de 1,2 millones de metros cuadrados en zonas verdes, divididos administrativamente en 18 tramos. Casi cada barrio que se asoma a este tapiz natural tiene su propia zona, con unas características muy marcadas según el espacio en el que se asienta. Pero, recorramos este jardín botánico en orden, para que quien decida sumergirse en este oasis pueda ser consciente de que todo ahí abajo ocupa su sitio por algo.

Si empezamos por el Parque de Cabecera podemos disfrutar de la zona ajardinada más extensa de todo el cauce. Coronada por un gran lago artificial en el que se puede incluso dar un paseo en barca a pedales, se rodea de una gran zona verde de fácil acceso y una naturaleza embaucadora perfecta para pasar una mañana de fin de semana a resguardo. Ahí comienza el primer tramo, de corta extensión, que comienza en el Puente del 9 d'Octubre y finaliza en la Casa del Agua. Una zona de arbolado frondoso que se mantiene tal y como se plantó, hace poco menos de 35 años. Ombuses, almeces, tipuanas, árboles del paraíso, braquiquitos, jaboneros de la China o falsas acacias son algunos de los ejemplares catalogados en este área.

Justo a continuación, sobre el antiguo Azud de Rovella, se levanta la descuidada Casa del Agua, en una zona diseñada inicialmente por Vetges Tu i Mediterrània. Este trazado presenta una geometría referencia en la que el agua y su movimiento ejercen como hilo conductor del paisaje, reforzado además con la disposición del arbolado formado aquí por pinos piñoneros, jacarandas, falsas acacias o moreras. A partir de ahí, la naturaleza se fusiona con el deporte, con la aparición de las primeras instalaciones, rodeadas de una zona verde ajardinada diseñada por el equipo de arquitectos de Juan de Otegui, José Luis Gisbert y Juan Francisco Noguera, que pone fin con un estanque circular debajo del puente de Ademuz, el que une Nuevo Centro con la Gran Vía.

Zona más boscosa

Tras estos tres primeros tramos, el cuarto y quinto se extienden entre el puente de las Glorias Valencianas y el de las Artes. En esta zona boscosa, más agreste, se dispone un catálogo de los principales árboles y arbustos más frecuentes de la Comunitat. Una especie de muestra de vegetación forestal ribereña y agrícola de varias comarcas valencianas. Su diseño es el de un pequeño bosque urbano, fuera de delimitaciones ajardinadas, y supone un tranquilo paseo entre pinos carrasco y piñonero, encinas, alcornoques, algarrobos y olivos, así como álamos, tarajes y adelfas.

Publicidad

A la altura del tramo 6, entre el puente de San José y el de la Trinidad, se mantienen los árboles plantados por los ciudadanos durante sucesivas campañas del Día del árbol, dando forma a un gran paseo central, porque los laterales comienzan aquí a ser ocupados por instalaciones deportivas. En este área se combinan las falsas acacias con plátanos de sombra, aligustres, catalpas y ciruelos rojos, en una de las mejores zonas para extender una toalla y pasar la jornada, porque hay llanuras de césped inmensas bajo imponentes sombras.

Algunos de los ejemplares más vistosos del cauce TXEMA RODRÍGUEZ

Ya en el tramo siete, el que va desde el puente de la Trinidad hasta el del Real, donde se situaba el antiguo Vivero de Valencia en su día, la vegetación es de lo más variada, con naranjos, un precioso paseo central de moradas jacarandas, tipuanas, árboles del amor o palmeras datileras. Pasando el puente del Real, ya en el tramo ocho, la vegetación sufre un leve retroceso por la construcción de las zonas deportivas y la parada de metro bajo el puente de la Exposición, pero a cambio, ofrece curiosas estampas verdes como la del bosque de falsos baobabs (Ceiba speciosa), cinamomos y arces, en los que hay abundante sombra y espacio de recreo.

Publicidad

En el siguiente tramo, el que llega hasta el puente de las flores, además del área ajardinada, hay una gran explanada diáfana en la que se instalan todo tipo de ferias recreativas, incluida la de julio. Sin embargo, para compensar ese trozo yermo, en los laterales hay grandes ficus y grevilleas que aportan zonas de sombra y majestuosidad. A partir de aquí llegan los tramos más ricos a nivel paisajísitico, lo que convierten un simple paseo por estas zonas en un deleite para los sentidos.

Ciruelos rojos y naranjos amargos

Tras pasar el puente de las flores, repleto de geranios de colores, llegamos a la zona de más renombre, proyectada por el desaparecido arquitecto Ricardo Bofill, con trazados geométricos, de ordenación regular y simetría ensus elementos. La corona el gran estanque del Palau de la Música, tradicionalmente teñido de rojo, que libera de obstáculos las vistas del gran edificio musical por excelencia (ahora en obras) y su palmeral. Entre la vegetación más llamativa encontramos ciruelos rojos, naranjos amargos, moreras blancas o palmeras canarias, hasta llegar al puente del Ángel Cuastodio, A partir de ahí , en el tramo que discurre entre este puente y el del Reino, buena parte de la superficie está ocupada por el gigante Gulliver (ahora cerrado por obras). Sin embargo, esta es una de las zonas más bonitas a nivel paisajístico, con preciosas arboledas de catalpas y bauhuinias de color rosa, junto a la zona de minigolf, que aportan un cromatismo espectacular y un peculiar perfume a la zona, junto con granados, patas de vaca y magnolios.

Publicidad

A partir de aquí, el antiguo cauce se convierte en una oda a la jardinería y el agua, con delicados jardines florales y un riachuelo que recorre cuatro tramos. En esa zona nace el riachuelo o río de la vida, un curso de agua con sinuoso meandros que dejan un paisaje tranquilo, con sonidos relajantes y temperaturas más frescas. A partir de ahí, si seguimos caminando este pequeño río nos encontramos con la monumental rosaleda de Monteolivete, con vistas al Palau de Les Arts. Más de 3.000 metros cuadrados de rosales de numerosas variedades y colores, plantados en forma de bola mundi, con una doble simetría, con dos ejes de una elipse que dejan cuatro cuadrantes iguales. Un espectáculo para la vista y para el olfato.

Si seguimos, junto al Museo de la Ciencias encontramos uno de los estanques más funcionales del todo el cauce, en el que conviven en la actualidad esculturas de Igor Mitoraj con actividades multiaventura como padle surf o paseos en barca. En la zona de riachuelo que discurre por el lateral hay varios grupos de nenúfares que se entremezclan con arbustos y plantas tapizantes, como los Juniperus, Lantanas y Cotoneaster, que combinan con otro tipo de árboles que aporten más profundidad al jardín hasta su tramo final, que coicide con las vías del tren.

Publicidad

En definitiva, un precioso paseo en el que cada tramo da cuenta de que la vida abajo, entre árboles, flores y plantas, sigue su curso aunque arriba las cosas se pongan feas. Bajar al río es siempre una buena idea. Aunque sólo se para tomar aire, que en este jardín es, además, más puro.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete a Las Provincias al mejor precio: 3 meses por 1€

Publicidad