Las playas de Valencia, abarrotadas para combatir el calor y con desembarco de madrileños

En viales próximos al paseo marítimo el termómetro marcaba al mediodía 37 grados, pero la brisa del mar ha ayudado a llevarlo un poco mejor.

Vicent San Jerónimo, Miguel Gabarda y José Luis García, que comparten una barca histórica del Cabanyal, se han protegido del sol debajo de una sombrilla tamaño XXL. «Nos pasamos todo el día bañándonos y tomando agua». Sus mujeres también se han guarecido del sol. «Nos traemos ensaladas, fruta o café granizado para refrescarnos porque no podemos estar en casa con el aire acondicionado y más con el precio de la luz», según Carmen Sáez, Amparo Gómez y Ascensión Collado.

A primera línea del mar se ha podido ver a un buen número de madrileños, como Auri Romero y Miriam Jabalera, que han asegurado que «como tenemos en Madrid 42 grados, hemos preferido venir a pasar el fin de semana a Valencia. Hemos visto el ocio en la zona de la playa y nos ha encantado ver hasta el amanecer». Como se habían dejado la sombrilla, no han dudado ni un minuto en ir a comprar una y tampoco les ha faltado una nevera llena de refrescos, agua, tinto de verano y mucho hielo.

También de la capital de España ha venido Cristina Flores y trece familiares. No han olvidado traer un simpático flotador con forma de unicornio para estar fresquitos flotando en la orilla del mar.

Flores reconoce que «hemos dormido en la playa porque improvisamos el viaje y no teníamos hotel. Decidimos venir a Valencia porque en las piscinas de Madrid estaba todo reservado y ya no quedaban entradas«.

Por eso habían decidido coger dos furgonetas de siete plazas cada una y venir a ver el mar. «Como hemos dormido en la playa, hemos pasado hasta fresquito de madrugada», añade.

También de Madrid ha venido a pasar el día Lucía Alb y su familia y han traído hasta una piscina de plástico pequeña para su hija. «Vinimos el viernes porque en Madrid teníamos 43 grados y no se podía estar. Aquí, aunque hay más humedad, se lleva mejor el calor en la orilla del mar».

Otra bañista, María Maghiar y su familia, también se desplazaron desde la zona interior de España, concretamente desde Daimiel. «Hemos hecho 340 kilómetros, que equivalen a unas tres horas. Teníamos ganas de ver la playa», indica. Además, para refrescarse han traído recipientes con sandía fresquita ya cortada, cerezas y tampoco ha faltado el chorizo.

Si bien la mayoría de los bañistas se protegían del sol debajo de sombrillas, también se ha visto casos de usuarios que se han llevado hasta sus propias tiendas de campaña, como es el caso de Luz Cardona. «Siempre traigo la tienda de campaña porque el sol pega fuerte y no me falta el agua y mucha crema hidratante».

Otros bañistas venían de excursión desde Zaragoza, como Erick Sosa y Masiel Granados. «Hemos venido a pasar el día en Valencia. Hemos alquilado unas tumbonas y la sombrilla y vamos a tomar sandía, melón y agua».

Otros asistentes en lugar de fruta han optado por helados de hielo, gaseosa y algo de picar, como Miolis Motabán, Alfredo y Axel, que explicaban que «venimos a la playa porque en casa no se puede estar. El aire acondicionado parece que no enfría».

El calor ha sido tan sofocante, que en los quioscos de la playa no han parado de servir refrescos, zumos, cervezas y mojitos, todos ellos con mucho hielo.

En otro punto de la ciudad, como es el caso de El Perellonet, las playas y las piscinas de los apartamentos también estaban a tope. De hecho, los visitantes han tenido que estacionar los coches en un lado de la carretera CV-500 porque en las calles de la pedanía ya era imposible estacionar.