Borrar
Urgente La jueza de la dana imputa a la exconsellera Pradas y al exsecretario autonómico Argüeso
Plaza del Ayuntamiento de Valencia. jesús montañana
Desde San Francisco a la plaza del Ayuntamiento

Desde San Francisco a la plaza del Ayuntamiento

Valencia ha tardado más de un siglo en lograr el consenso en torno a uno de los lugares más representativos de la ciudad

Juan Sanchis

Valencia

Lunes, 14 de octubre 2019, 00:07

El Ayuntamiento de Valencia ha vuelto a poner sobre la mesa el rediseño de la plaza que lleva su nombre. Esta pasada semana ha dado el pistoletazo de salida con una iniciativa popular en las redes sociales con la que pretende conocer la opinión de los vecinos ante el nuevo diseño de uno de los lugares más representativos de la ciudad y que ahora pasa por la posible peatonalización.

Quizá por lo emblemático y representativo del lugar o por el papel que juega en momentos tan ligados al valenciano como las fiestas falleras cualquier decisión que implique cambios en la plaza abre la puerta a la polémica. Los años ochenta del siglo pasado fueron buena muestra de ello con las tensiones sobre su denominación y la titularidad de la estatua que la preside.

Una de las más se ha prolongado en el tiempo ha sido la del nombre. Pocos lugares de Valencia han sufrido tal baile de denominaciones. Desde que se tiene constancia el espacio ha tenido nueve diferentes. Entre 1891, con el derribo del convento de San Francisco, y hasta 1987 ha habido cinco placas diferentes que se han tenido que cambiar una vez cada dos décadas de media.

Se cumplen 115 años desde que se empezó la remodelación del actual edificio consistorial

El Ayuntamiento surgido de las urnas tras las elecciones del 3 de abril de 1979, hace ahora cuarenta años, fue el primero democrático tras la II República y decidió cambiar el nombre que tomó tras la Guerra Civil. La idea era la plaza del Caudillo pasara rápidamente a la historia. De todas formas, hasta 1983 no se retiró la estatua ecuestre del general Franco. Y se tardó diez años más hasta que en 1993 fue erigida la actual, la del jurat Francesc de Vinatea.

El equipo de gobierno liderado entonces por el Partido Socialista eligió el nombre de plaza del País Valenciano. Y así fue aprobado por el pleno. La polémica estaba servida. El hecho es que esta denominación sólo duró ocho años hasta que en 1987 se optó por una terminología más neutra y propicia al consenso que ha permanecido hasta hoy: plaza del Ayuntamiento.

La estatua de Vinatea fue colocada en 1993, una década después de que se retirara la de Franco

El término ha tenido más fortuna. Hoy día nadie lo cuestiona y ya es el que más tiempo ha pervivido desde que la plaza se configuró tal y como la conocemos en la actualidad. El Consell Valencià de Cultura ha sido la excepción y en varias ocasiones ha requerido al Ayuntamiento de la capital que lo cambie por el de Jaume I. Desde el Consistorio se le ha venido dando largas a la propuesta en pro de un consenso tan difícilmente conseguido.

Este ha sido el último del baile de nombres que se han sucedido desde el siglo XIX. Antes, entre los años 1423 y 1840, su denominación había sido la de plaza de San Francisco, la que más tiempo ha perdurado.

En el año 1840 pasó a denominarse plaza del General Espartero, entonces presidente del Consejo de Ministros y figura clave en la España de la época. No tuvo mucho éxito y tres años después pasó a llamarse de Isabel II.

La apertura de la plaza contempló el derribo del antiguo barrio de pescadores

La plaza llevó el nombre de la reina durante un cuarto de siglo, hasta la Gloriosa. En 1868, los revolucionarios optaron por una nueva denominación. Plaza de la Libertad fue el término elegido. Pero parecía cantado que no tendría mucho futuro. Sólo se mantuvo durante seis años, hasta 1874, cuando cambiaron las tornas. En ese momento, y parece que con deseos de no estar cambiando cada pocos años, las autoridades municipales recurrieron al tradicional de plaza de San Francisco, que se había mantenido durante cuatro siglos.

Con el cambio de siglo, la plaza estrenó nueva denominación. En esta ocasión fue la de Emilio Castelar, político republicano y presidente del Gobierno durante la primera República española. Este nombre tendría más fortuna y se mantendrá hasta el fin de la Guerra Civil, cuando pasó a llamarse plaza del Caudillo, nombre con la que se la conoció hasta 1979 con el primer ayuntamiento democrático.

Estatua de Francesc de Vinatea jesús montañana

En recuerdo de un héroe desconocido

La estatua de Francesc de Vinatea ocupa un lugar preponderante en la plaza del Ayuntamiento. Se erige en el lugar en la que se encontraba la estatua ecuestre de Francisco Franco, retirada en 1983. La sustitución se demoró varios años, hasta 1993 cuando se eligió a Francesc de Vinatea, un personaje no demasiado conocido, pero que tiene su momento de gloria en la historia de Valencia. Se trata de un caballero (Morella, 1273 - Valencia, 1333) que llegó a ser jurat de la capital y en cumplimiento de su cargo se distinguió en defensa de los fueros ante el poder real. Fue durante el reinado de Alfonso IV el Benigno. Este quiso ceder a su hijastro Alfonso las villas reales del Reino de Valencia (entre ellas Burriana, Xàtiva, Alzira o Sagunto). La decisión no sentó demasiado bien en estas ciudades, orgullosas de no estar bajo la jurisdicción de un noble sino depender directamente de la Corona. Francesc de Vinatea fue el encargado de oponerse a la decisión real que iba directamente contra los fueros del Reino. El monarca cedió y revocó su decisión.

Fisonomía

El espacio que ocupa la plaza actual había estado ocupado por el convento erigido por los franciscanos tras la toma de Valencia por Jaume I. Los frailes permanecieron en esa ubicación hasta que fueron desposeídos durante la desamortización de Mendizábal en el primer tercio del siglo XIX. Desde esa fecha y hasta su derribo a fines de la centuria, el convento pasó a ser un cuartel de caballería.

El proyecto inicial de la plaza contemplaba que el gran solar que dejó el convento derribado fuera un gran parque. Ya en 1904 las autoridades municipales empezaron a pergeñar un nuevo diseño para la plaza.

El germen fue el edificio del ayuntamiento. A mediados del XIX las autoridades trasladaron la sede del gobierno a la antigua casa de la enseñanza ubicada donde actualmente se alza el consistorio. En 1904 comenzó la reforma que dará a la estructura el aspecto que actualmente conocemos.

La plaza adquirió la fisonomía con forma cuadrangular a fines del siglo XIX

A partir de ahí se empezó a configurar un gran espacio administrativo y comercial entorno a la casa consistorial. Uno de los primeros pasos fue la demolición del antiguo barrio de pescadores que se había convertido en una zona degradada. Era el año 1907. En la zona se alza hoy la actual sede de Correos.

Otro hito en la conformación de la plaza del Ayuntamiento fue la construcción de la Estación del Norte en 1917. Pero el diseño definitivo se debe al arquitecto municipal Javier Goerlich en 1927. Consistió, por una parte, en el derribo de los edificios alrededor de la Devallada de Sant Francesch (entre las actuales calle Barcelonina y Pasaje Ripalda).

La apertura de la plaza implicó también la desaparición de la plaza dels Caixers que se encontraba en el cruce de la actual avenida María Cristina y la calle San Vicente. Además, se derribó el Palacio de la Jura Reial y del trazado de la calle Periodista Azzati. El perímetro quedó definitivamente fijado poco antes de que comenzara la Guerra Civil.

El marqués de Sotelo fue el gram impulsor del espacio tal y como hoy lo conocemos

Las actuaciones concluyeron en 1933 bajo el auspicio de varios alcaldes, pero entre los que brilla con luz propia el marques de Sotelo, Carlos Sousa Álvarez de Toledo, que ostentó el cargo entre 1927 y 1930 durante la dictadura de Primo de Rivera. Fue el gran impulsor de la remodelación del espacio para convertirlo en el centro comercial y administrativo de Valencia. Impulsó, además, la construcción de grandes edificios y comercios en la zona.

Durante el último siglo el espacio ha tenido varias estatuas y fuentes para ornamentar el espacio. La primera escultura fue la del Pintor Ribera que permaneció en la plaza hasta 1931. Por otro lado, los primeros puestos de flores datan de mediados de la década de 1920 y la fuente circular fue colocada en 1962.

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lasprovincias Desde San Francisco a la plaza del Ayuntamiento