Dos agentes de Policía Local, con un conductor de patinete eléctrico. DAMIÁN TORRES

La Policía, en alerta ante el aumento de menores que conducen patinetes eléctricos en Valencia

Los agentes constatan un crecimiento de la circulación de adolescentes en vehículos de movilidad personal en la capital del Turia

Viernes, 16 de agosto 2024

La Policía Local tiene ojo y medio puesto en los patinetes eléctricos en Valencia porque cada vez están presentes en más accidentes. Los agentes especializados de la unidad de Tráfico han detectado, además, una tendencia alarmante, y es su uso por parte de cada vez ... más menores. No hay una campaña especial de vigilancia contra menores al manillar de estos vehículos, pero sí hay una vigilancia especial.

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En los conductores menores se da la paradoja de que acceden a la vía sin tener que haberse sacado ningún curso. Según la ordenanza de movilidad de Valencia, elaborada por Compromís y, sí, avanzada para su tiempo, los menores de 16 años no pueden circular en patinete eléctrico salvo «cuando éstos resulten adecuados a su edad, altura y peso, fuera de las zonas de circulación, en espacios cerrados al tráfico, y acompañados y bajo la responsabilidad» de padres o tutores. Pero eso deja a los jóvenes de entre 16 y 18 con autorización para circular por las vías de la ciudad y sin haber tenido que pasar un examen teórico como sí ocurre con los conductores de coche que, además, no pueden ponerse al volante antes de sacarse el carnet a los 18 años.

La situación preocupa y mucho a los agentes sobre todo después de que esta misma semana, un menor, de 12 años, perdiera la vida el lunes en San Javier, Murcia, tras chocar con un coche. El accidente se produjo cuando el menor circulaba en su patinete con unos auriculares puestos. Según las primeras investigaciones, el niño se cruzó en la trayectoria del coche contra el que chocó. El menor habría fallecido a causa de un golpe en la cabeza.

Aunque en Valencia no se han dado accidentes tan graves con menores, sí los ha habido con personas adultas, como el joven de 18 años que perdió la pierna tras un choque contra un motorista, que sufrió heridas en un brazo. El siniestro se dio en el Marítimo a principios de este mes y el conductor de la motocicleta dio positivo por cocaína y por el principio activo del cannabis, el tetrahidrocannabinol.

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Es por eso que el Ayuntamiento ha puesto en marcha una campaña especial de vigilancia, que no de persecución, del uso de patinetes eléctricos. De hecho, la Policía Local acaba de poner en funcionamiento, este mismo verano, el primer radar de velocidad de patinetes eléctricos. Hasta el momento, para los policías era imposible medir la velocidad a la que iban por patinetes en la ciudad. La ordenanza de movilidad contemplaba, es cierto, velocidades máximas según la tipología de la vía, pero a la hora de la verdad los agentes no tenían manera de multar a quien las superara porque, sencillamente, no sabían si lo habían hecho. Es por eso que se limitaban a multar por «conducción temeraria» en zonas peatonales. El nuevo radar va a permitir sacar de la circulación todos aquellos patines eléctricos que excedan la velocidad y la potencia establecidas para este tipo de VMP. Se trata del primer dinamómetro homologado y certificado capaz de imprimir de manera instantánea un informe técnico en el que se detalla la velocidad y la potencia del patinete, lo que va a permitir detectar los vehículos que superan los límites estipulados por la normativa.

Desde 2018 hasta 2024 los accidentes en los que se han visto implicados los VMP se han duplicado. En ese año fueron 478, una cifra que ha ido aumentando cada año de manera constante hasta llegar a los más de 900 que se produjeron en el año 2023. La verdadera explosión del uso de estos dispositivos, que cuentan con innumerables ventajas, se dio tras la pandemia, dado que era la manera más sostenible y segura de esquivar el coronavirus a la hora de moverse por Valencia. Sin embargo, y pese a que no son un juguete sino un vehículo que puede circular por las calzadas de la ciudad, no son pocos los menores que lo emplean, sobre todo en determinados enclaves de la ciudad como las pedanías, gracias a la libertad e independencia que les da. Su falta de conocimientos sobre la circulación puede causarles, eso sí, sustos de importancia.

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