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Colas de más de 20 metros en la calle, pacientes desesperados y personal desbordado. Es la estampa que ha dejado el inicio del nuevo centro de salud Campanar II ... de Valencia, en el recinto donde estaba el antiguo hospital La Fe, que este lunes comenzaba su actividad a ritmo normal, tras incorporarse el personal y los pacientes del ambulatorio de Just Ramírez, una semana después de haberlo hecho los del consultorio de Tendetes. Desde hoy el centro ha absorbido a ambos y atenderá a unas 32.000 personas de los barrios de Marxalenes, Tendetes, y Tormos.
Pero ese inicio ha sido caótico. En estos días anteriores no ha funcionado la página web ni la aplicación para pedir cita, al cambiarse de centro de salud, y los pacientes han tenido que ir presencialmente a la avenida Campanar, lo que ha dejado esas largas colas. Hasta el punto que el centro ha puesto a una celadora toda la mañana para ir informando a los pacientes de lo que tenían que hacer en cada caso. Porque muchos ya tenían cita de su anterior ambulatorio, y en ese caso podían pasar directamente a la sala de espera del médico.
Dentro, el vestíbulo y la zona de entrada también estaban repletas de gente en esa cola, mientras cuatro administrativas atendían en el mostrador sin parar a la gente para resolverles los trámites que necesitaban. «En Just Ramírez había tres personas y aquí, que es el doble de grande, sólo han puesto uno más, falta personal», reclamaba Pedro sobre esto. No obstante, en la entrada sólo hay espacio para esos cuatro puestos de trabajo, así que estaban al completo, sin ninguna silla vacía.
Este lunes han comenzado a trabajar en Campanar 11 médicos de familia y cinco pediatras procedentes de Just Ramítez, que se han sumado a los que ya empezaron el pasado lunes desde Tendetes, que eran siete facultativos y otros cinco pediatras, por lo que todo el personal ya está en marcha en sus nuevas consultas, y los antiguos ambulatorios han cerrado definitivamente sus puertas después del traslado. «Es el primer día y me esperaba alguna complicación, pero esta cola está siendo demasiado, espero que a lo largo de la semana esto mejore, porque sino vaya desastre», indica Carmen, otra de las pacientes a la espera en la cola.
Además, las pantallas en las que se confirma la cita tampoco funcionaban esta mañana, lo que complicaba más la labor de esos cuatro administrativos que estaban desbordados ante la avalancha de gente. Una vez pasada esa cola inicial, el resto del centro de salud no presentaba más aglomeraciones y los espacios resultan muy amplios para la atención. «Sobra espacio, lo que pasa es que es el primer día y se han juntado varias cosas», admitía una enfermera del centro.
En la planta baja se encuentran las consultas de psiquiatría y psicología, una sala de extracciones, consultas del fisioterapeuta, de ginecología y Urgencias, además de la administración. En la primera planta están todas las consultas de medicina de familia, mientras que en el segundo piso se encuentran las de pediatría, odontología, Rayos X, sala de mamografía, cirugía menor y más salas con psiquiatras, psicólogos y ginecólogos.
El nuevo ambulatorio se levanta en el recinto de la vieja Fe, en un punto que antes ocupaban el restaurante del centro sanitario y el aparcamiento. La obra llevaba desde febrero terminada en su interior, después de que en las últimas semanas la conselleria haya estado equipando las instalaciones con material.
Este es el primer edificio que se ha puesto en funcionamiento en el complejo sanitario Ernest Lluch, que a principios de 2026 contará también con un nuevo centro de especialidades, en un edificio contiguo a este centro de salud. Mientras tanto, continúa el proceso de derribo del antiguo hospital La Fe, que se está haciendo desde los pisos superiores, que ya han desaparecido. Durante el mes de abril, o principios de mayo, las previsiones son que el edificio principal de la antigua Fe esté todo derrumbado, 14 años después de que se quedara sin servicio, al trasladarse al nuevo hospital en Malilla.
Este centro de salud se encuentra más alejado que los dos a los que sustituye para los pacientes, que en algunos casos deben coger el transporte público para llegar al nuevo ambulatorio. Por eso este lunes la alcaldesa de Valencia, María José Catalá, ha señalado que el Ayuntamiento está estudiando mejoras en las líneas de autobuses. «Los dos anteriores centros estaban en una situación precaria en cuanto a instalaciones y pretende dar un mejor servicio. Vamos a intentar darle una buena pensada a las líneas de autobús que pasan por esta zona e intentar mejorar el servicio de transporte público, sobre todo los autobuses, que son más accesibles para las personas mayores», ha señalado.
Así lo ha apuntado la alcaldesa, este lunes, al ser preguntada por las medidas que tomará la administración local ante las quejas del vecindario de Zaidia, Marxalenes y Tendetes, sobre todo personas mayores con problemas de movilidad. Catalá ha asegurado que «las entidades vecinales han tenido una reunión con la directora general, donde se les ha explicado que la situación de los centros que funcionaban hasta la fecha era una situación precaria, en cuanto a instalaciones, y que se pretende ofertar un mejor servicio del sistema de salud».
También ha señalado que «se ha de tener en cuenta que esta estrategia, esta planificación de centros que pasan ahora al nuevo Campanar II, desde luego no se ha hecho en esta época. Se ha confirmado ahora, pero se diseñó en la anterior época, en la del Botánico, y tiene todo el sentido de mejorar las instalaciones».
La portavoz de Compromís en el Ayuntamiento, Papi Robles, se ha mostrado crítica con la distancia que hay entre el nuevo centro de salud y los barrios a los que da asistencia, aunque fue el Botánico quien decidió durante su gobierno que fuera emplazado en este lugar el centro de salud, que ahora el PP ha terminado. «El barrio de Tendetes, en este caso, reivindica tener asistencia directa de su ambulatorio. Y lo que les están diciendo a estos vecinos es que tienen que desplazarse cerca de dos kilómetros para poder recibir atención directa. Eso no es una atención primaria como la que necesitamos en pleno siglo XXI», ha señalado Robles. En la anterior legislatura, la coalición trasladó al PSPV-PSOE que «el ambulatorio debía quedarse en el barrio al que debía dar servicio», ha añadido.
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