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REDACCIÓN
Lunes, 16 de marzo 2020, 19:59
Primer día laborable de estado de alarma ante la amenaza del coronavirus en Valencia. La nueva situación decretada por el Gobierno ha provocado que las principales vías y plazas de la ciudad muestren una imagen insólita. La plaza de la Virgen, con todos los establecimientos cerrados y sin turistas; San Vicente, plaza España o Xàtiva sin la típica ebullición de tráfico y transeúntes que acostumbra de forma continuada durante todo el día. Y así cualquier avenida y plaza por las que únicamente transitaban aquellas personas que acudían a la farmacia, al médico o a la compra, según los escenarios previstos por el estado de alarma para poder circular por la calle.
Este primer lunes de estado de alarma por el coronavirus en Valencia comenzaba con largas colas en los supermercados de la ciudad. Los clientes se enfrentaban, de forma individual, a esperar en la calle mientras las primeras lluvias de la DANA aparecían en la ciudad. Tras el control de acceso en la puerta, y en algunos casos con guantes o gel desinfectante antes de entrar, el escenario que se encontraba en el interior era el de estanterías con más mercancías que en días anteriores, aunque sin estar el 100 %.
Farmacias, hornos, estancos... todos presentabas colas en la calle, con clientes guardando cierta distancia. Todo ello mientras la UME se desplegaba en varios puntos de la ciudad de Valencia y comenzaba a desinfectar espacios tan concurridos de forma habitual como la Estación Joaquín Sorolla, Estación del Norte o la Estación de Autobuses.
Lo normal en un día habitual es que el centro de Valencia tuviera una actividad destacada, con turistas y valencianos disfrutando del inicio de los días grandes de la semana fallera. Un 16 de marzo la mascletà habría reunido a miles y miles de personas, mientras otros hubieran comenzado a visitar todas las fallas plantadas. En cambio, la estampa del centro era desoladora, a la que había que sumarle la lluvia matinal.
Punto de encuentro, lugar de paso obligado tanto para visitar como para circular por el centro de la ciudad. Con los establecimientos cerrados, ni las típicas terrazas ocupaban el entorno de una de las plazas más destacadas de la ciudad. Hasta la Basílica de la Virgen de los Desamparados tenía sus puertas cerradas.
La vida de una ciudad hay veces que nace en sus mercados. Aún teniendo las tiendas abiertas, pocos han sido los clientes que se han acercado hasta el Mercado Central o el de Ruzafa, y entre los que lo han hecho alguno acudía con mascarilla.
Ha sido uno de los primeros lugares a los que han llegado los militares de la UME para desinfectar y cortar el avance del coronavirus en Valencia. Pocos viajeros eran los que llegaban para subirse al tren y tampoco los que bajaban de los vagones, y los que lo hacían se topaban con militares ataviados con las medidas de seguridad pertinente.
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