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Procesión Cívica del 9 d'Octubre | La Senyera ya recorre la Valencia de Jaume I

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J. Signes

Los aplausos ganan en la procesión cívica

La ausencia de incidentes, el calor y la asistencia masiva marcan la jornada festiva del 9 d'Octubre

Paco Moreno

Valencia

Miércoles, 9 de octubre 2019

Parece mentira que el próximo mes se celebren unas elecciones generales, otras, pero la realidad es que la procesión cívica del 9 d'Octubre fue ayer casi un paseo en barca. La abanderada este año, la portavoz del Partido Popular en el Ayuntamiento de Valencia, María José Catalá, recorrió sonriente todo el itinerario incluida una parada cómplice en la calle San Vicente Mártir a modo de reivindicación muda de la entrada del estandarte en la catedral, lo que se no hace desde 2015.

Fue por lo tanto una jornada pacífica, cívica y donde lo más notable que ocurrió se dio en el fuerte calor que sufrieron los asistentes. Fuentes de la Policía Local indicaron que se registraron hasta poco después de las dos de la tarde diez asistencias, ocho por lipotimias, una por caída y otra debido al impacto de los restos de una de las carcasas de la mascletà.

Sí que se produjeron insultos en el tramo inicial, a la altura del monumento dedicado a Francesc de Vinatea. Grupos de partidos y asociaciones valencianistas insultaron a su paso al alcalde Joan Ribó, al presidente Ximo Puig y a la vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra, en un grupo donde también estaba el ministro de Ciencia, Pedro Duque.

Pero esta fue la excepción. El recorrido estaba como ocurre desde hace varios años blindado por la Policía Local y la Policía Nacional, con vallas de refuerzo colocadas en forma de triángulo en los lugares más sensibles, como el citado. A partir de la zona citada imperó el civismo y los aplausos con claridad.

La comitiva tardó en salir, quizás demasiado. La Real Senyera bajó al mediodía como establece el protocolo. Antes la había llevado Catalá desde el Museo Histórico hasta el mismo balcón, donde los ordenanzas se encargaron de bajarla totalmente enhiesta. El problema fue que los prolegómenos se hicieron eternos y hasta 19 minutos más tarde no empezó la marcha.

La bajada del deteriorado estandarte de 1928 se hizo con el eco de las salvas de pirotecnia, seguido del Himno Regional y el Himno de España. El actual gobierno municipal de Compromís y el PSPV suprimió el piquete que prestaba el Ejército, lo que fue criticado los primeros años. Ahora, los asistentes aplaudieron con fuerza los himnos, coreando los primeros vivas en favor de la identidad del pueblo valenciano.

El reparto de las cuatro borlas y el extremo de la Senyera se hizo de manera escrupulosa, establecido de antemano. Una para el secretario general del Ayuntamiento y las otras tres para los partidos políticos. La tela la llevaba la cuarta formación, que acompañaron a la representante del PP, quienes no tenían tal honor desde hacía seis años, al quedar fuera el pasado mandato del reparto por decisión del alcalde Ribó.

Antes de salir de la plaza del Ayuntamiento los aplausos arreciaron con fuerza, favorecidos por el eco que produce la escasa anchura de la calle San Vicente Mártir. Fue en este lugar, ya en la parte de la plaza de la Reina, cuando la abanderada se paró unos segundos para sorpresa de todos en una reivindicación muda del Te Deum de la catedral.

La calle de la Paz es siempre el lugar más tranquilo del recorrido con abundancia de familias. Este año volvió a tener ese carácter y no se produjo ninguna incidencia. Después de la larga comitiva, las asociaciones valencianistas formaron después de una pancarta reivindicativa. «¡No sois ni seréis nunca valencianos!», se escuchaba como uno de los insultos recurrentes a los gobernantes actuales.

Con mucha tranquilidad, a las 12.57 horas se produjo la ofrenda de coronas de laurel en los jardines del Parterre. Una charanga que ya sonaba en la plaza del Ayuntamiento y que algunos asociaron a Compromís no dejó de tocar pese a los primeros compases del Himno Regional. Cuando los músicos de la Banda Municipal atacaron la pieza del maestro José Serrano, los otros no habían parado, por lo que se produjeron unos segundos de confusión, hasta que se dieron cuenta de la metedura de pata. Eso sí, cuando retomaron la música, la charanga entonó el himno de los partisanos italianos, popularizado por la serie de televisión 'La casa de papel', lo que se llevó algún que otro abucheo. Nada es casualidad en un día donde los símbolos es lo más importante.

La ofrenda floral se ha convertido desde hace muchos años en un lugar de despedida de políticos, en concreto los de la Generalitat. Acompañan a la Real Senyera sólo durante medio recorrido porque se van a almorzar literalmente, corriendo en busca del jamón. Así ocurre desde hace varios gobiernos, sin distinción de partidos políticos, como si la procesión cívica se acabara en el homenaje al Rey Jaume I.

Este año además se produjo una aglomeración más de personas de los habitual, con fotógrafos dando codazos para buscar la mejor posición, los funcionarios de Protocolo intentando encontrar un orden en el caos y los participantes de la comitiva sin saber muy bien qué hacer. A las 13.17 horas ya se habían producido las despedidas, con una pequeña charla incluida entre el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, y el presidente nacional del Partido Popular, Pablo Casado.

La sorpresa fue encontrar las calles Pintor Sorolla y Barcas repletas de público. Mucha gente, con aplausos a la Senyera y hasta unos gritos a favor de María José Catalá aprovechando otra parada. ¡Alcaldesa, alcaldesa! coreó un grupo de simpatizantes en el arranque del último tramo, donde prácticamente ya no se paró antes de entrar en la plaza del Ayuntamiento.

A las 13.30 horas fue izado de nuevo el estandarte de los valencianos por la fachada principal del Consistorio. Sí hubo salvas de pirotecnia, aunque igual que ocurrió el pasado año no sonaron ni el Himno Regional ni el de España, pese a que estaba la Banda Municipal. Algunos de los presentes mostraron su descontento por lo que consideraron casi una casi una falta de decoro.

La abanderada, María José Catalá, resumió lo que había vivido como «de lo más bonito que puede hacer un valenciano en su vida, llevar la Real Senyera. Es un momento imborrable y me siento feliz». Dijo que apenas había notado los 18 kilos que pesa el estandarte: «El orgullo y la felicidad me llevaba, creo que es difícil que haga algo más bonito».

Previamente, el alcalde Joan Ribó subrayó la necesidad de «reivindicar» la entrada de Jaume I en la ciudad así como «manifestar nuestra voluntad de ser una comunidad autónoma con personalidad, cultura y lengua propias».

El primer edil manifestó que «hay muchas cosas que reivindicar, desde la financiación, que seguro que la Generalitat reivindicará, o infraestructuras imprescindibles como el eje ferroviario». Sobre el corredor mediterráneo, aseguró que la Comunitat es un «nodo que tenemos que construir, que está muy retrasado y es imprescindible avanzar en esta dirección». Defendió que la valenciana es una «comunidad autónoma donde la sensibilidad medioambiental es muy grande, con peligros de sequía, lluvias torrenciales y un aumento del nivel del mar. Es imprescindible incidir en el respeto al medio ambiente y en enfocar todos los temas de la economía desde el respeto».

El portavoz municipal de Ciudadanos, Fernando Giner, declaró que «hoy es un día para reivindicar valencianismo dentro de la unidad de España, porque nos sentimos tan valencianos como españoles».

El portavoz naranja instó al alcalde Joan Ribó a contar con el Colegio del Arte Mayor de la Seda para realizar «la prometida réplica de la Real Senyera, para que salga en procesión y dejar la original en el Museo Histórico, tal y como han planteado los técnicos municipales».

El edil recordó que «ya debería de haberse avanzado en este asunto en colaboración con el Instituto Valenciano de Conservación (Ivacor), pero la falta de interés de Ribó ha provocado, una vez más, que el patrimonio de todos los valencianos pierda». Para concluir, dijo que esperan que la restauración de la Senyera de 1928 esté acabada para el próximo 9 d'Octubre y también la réplica. Ribó no puede seguir siendo un alcalde ajeno al patrimonio y a las tradiciones valencianas».

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