Un momento de la procesión del Domingo de Ramos con el Cristo de la Palma.

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Un momento de la procesión del Domingo de Ramos con el Cristo de la Palma. Jesús Signes

Vuelve la pasión por la Semana Santa Marinera

La procesión del Domingo de Ramos estrena el amplio programa del año en el que se conmemora el centenario de las celebraciones I La Junta Parroquial de El Grau celebra una oración por los afectados por la dana en la plaza del Cristo de Medinaceli

Laura Garcés

Valencia

Domingo, 13 de abril 2025, 13:09

Ha vuelto la pasión por la Semana Santa Marinera en el año que se conmemora su centenario. La emoción que nace de las devoción popular ... está servida. Valencia en sus barrios del mar, territorio de la capital que guarda en sus esencias la tradición de procesiones, traslados y celebraciones que recuerdan la pasión, muerte y resurrección de Cristoha empezado a demostrarlo esta mañana con las palmas y los ramos de olivo propios del Domingo de Ramos.

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En el entorno de la iglesia de Santa María del Mar, las emociones estaban dispuestas para saltar a los ojos de muchos. Las de algunos ya lo habían hecho antes, cuando en la plaza del Cristo de Medinaceli, única advocación de la Semana Santa que da nombre a un emplazamiento de la ciudad, se celebró una oración por los afectados por la dana a propuesta de la Junta Parroquial del Grau.

Cerca de las 10 de la mañana, la celebración inaugural entraba en punto de ebullición. Cientos de personas, cofrades de las distintas hermandades y público, se han reunido en el punto de encuentro que señala la popular esquina de la avenida del Puerto. A medida que llegaban las cofradías participantes, en la calle ondeaban las palmas doradas de los cofrades, mientras el resto de asistentes se acercaban a la puerta del templo para recoger un ramo de olivo.

También han acudido niños, de una mano cogidos de sus mayores y en la otra portando una de esas bellas palmas trabajadas a su medida, otra de las grandes tradiciones ligadas a la celebración. Se escuchaban los tambores y las trompetas.

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Procesión de snta María del Mar. Jesús Signes

Se ha hecho la hora y las cofradías han formado para acompañar al Cristo de la Palma, que ha salido del templo de la avenida del Puerto para dirigirse hasta la atarazanas donde, conforme a la tradición, ha tenido lugar la bendición de las palmas y los ramos. Ha seguido la procesión del Cristo de la Palma presidida por el párroco de Santa María del Mar, que ha contado con la presencia de la concejal Paula Llobet. Han desfilado los personajes bíblicos y los hermanos de las cinco cofradías adscritas a esta parroquia. El resto de hermandades, –hasta 31 componen la Semana Santa Marinera– han celebrado el Domingo de Ramos en las demarcaciones parroquiales que les corresponden: Nuestra Señora de los Ángeles, San Rafael-Cristo Redentor y Nuestra Señora del Rosario.

La fiesta, que en los próximos días se vestirá de silencio, se respiraba en un ambiente impregnado de fe, religiosidad y tradición. «Este día es muy emocionante. Es un acto es una muestra de fe y de tradición que está muy ligado a las familias. El Domingo de Ramos nos reunimos todos para vestirnos», apuntaba Mariló Pérez, cofrade del Cristo de Medinaceli. Un domingo que para los barrios del mar es, además de muchas cosas, una ocasión para afianzar lazos familiares y para construir el barrio. «Aquí nos encontramos personas que hace tiempo que no nos hemos visto, que nos saludamos de Pascua a Ramos». Otro componente de la gran fiesta de la Valencia del mar que concede valor a las celebraciones.

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Por la tarde han seguido las procesiones, traslados de imágenes y actos como las imposiciones de medallas en las distintas parroquias de la demarcación. Desde la mañana de ayer El Grau, El Cabanyal-Canyamelar son centro de peregrinación de visitantes interesados en disfrutar con mirada de fe, con ojos cuidadosos de la tradición o incluso con el deseo de conocer cómo se celebra en Valencia una fiesta con aires de mar.

Lo atestiguaban los turistas que al paso del desfile de las palmas detenían sus pasos para contemplarlo. «Aunque no soy religiosa, me parece una manifestación muy bella. Valencia es una maravilla», apuntaba Simona, una mujer italiana que lleva varios años afincada en la ciudad del Turia.

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