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Chalé de los periodistas entre Blasco Ibáñez y Severo Ochoa. LP

Un propietario privado recupera el solitario chalé de los periodistas de Valencia

La vivienda unifamiliar situada entre Blasco Ibáñez y Severo Ochoa fue la única construcción que no se derribó en la zona

Jaume Lita

Valencia

Martes, 16 de junio 2020, 00:13

Valencia soñó un día con unir Viveros y el Cabanyal a través de una Ciudad Jardín para la burguesía valenciana. Se empezó a hacer, pero con el paso del tiempo sólo dos tramos se completaron. A día de hoy, uno continúa tal cual se construyó y del otro apenas queda una vivienda unifamiliar que durante años ha permanecido cerrada y sin uso. Situada entre la avenida Blasco Ibáñez y la calle Severo Ochoa, el último de los conocidos como chalé de los periodistas de Valencia volverá a tener vida después del verano. Un propietario privado concluye una reforma integral que permitirá recuperar el espíritu de aquella villa valenciana que debió llegar hasta el mar y que quedó ahogada entre grandes edificios modernos de ocho plantas.

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Tras varios años de trabajo, por la protección municipal que tiene esta vivienda unifamiliar, las obras se iniciaron en septiembre de 2019 en un edificio que Mar Vicens, arquitecta del estudio 'Mar Plus Ask Arquitectos' que diseña la reforma, recuerda que estaba «en muy mal estado». «No podemos decir que fuera a colapsar toda la construcción pero sí que alguna parte pudiera ceder en no mucho tiempo», explica Vicens. Ante esta dramática escena inicial los trabajos comenzaron por reforzar al completo la estructura que ideó el arquitecto valenciano Enrique Viedma. Esta vivienda que había formado parte del proyecto de casas baratas que se construyeron para la prensa valenciana llegaba a la actualidad sin vida, vacía. Dos terrazas y una amplia parcela , junto con un torreón, son las señas de identidad de este tipo de viviendas que puntualmente han llegado hasta nuestros días.

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El caso de la vivienda de Blasco Ibáñez-Severo Ochoa es el último reflejo de las 14 que completaron la manzana y en base a aquella historia trabajó el equipo formado por Mar Vicens y Ask Anker «para recuperar los elementos originales», pero la realidad con la que se toparon Mar y Ask dentro de la vivienda era bien llamativa: «Nos encontramos con cambios muy relevantes, con intervenciones que se habían realizado sin constar en ningún registro, con elementos deteriorados y otros que no cuadraban con el original. Por ejemplo, en alguna estancia se había retirado el pavimento original de baldosa mosaico y se había sustituido por baldosa impresa».

Vivienda en reforma. LP

Estas construcciones que se encuentran entre la Universidad y Viveros y junto a la calle Severo Ochoa cumplen actualmente 90 años del inicio de sus proyectos. Más de 370 metros cuadrados de parcela y 303 de vivienda construida dan forma a una vivienda de aires modernistas en su interior y de la que Mar Vicens destaca «la estancia pequeña con techos curiosos de travesaños de madera» que se encuentra tras la peculiar torre que se puede admirar desde el exterior.

La reforma que está cerca de concluir es íntegra y en ella se ha procedido a retirar cualquier tipo de elemento que no se corresponda con este tipo de construcción, que sin destacar arquitectónicamente por ningún elemento patrimonial sí han sabido ganarse el reconocimiento de todo aquel viandante que las ha admirado desde la calle. Y esa visión desde fuera no se perderá ya que el proyecto de Mar y Ask implica, cumpliendo con la normativa municipal, «proteger y recuperar los exteriores de la vivienda, la fachada no va a cambiar. Se restaura y se sanea para que luzca en su aspecto original», según detalla Mar Vicens a LAS PROVINCIAS.

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Entre grandes edificios quedó hace medio siglo un pequeño chalé que pudo acabar derribado pero que el tiempo le tenía guardada otra nueva oportunidad. Una vivienda unifamiliar en zona de edificios de grandes alturas, una casa «económica» que resistió el envite de la construcción para ser, como apunta Mar Vicens, «un resquicio de aquel proyecto del Paseo de Valencia al mar». En Blasco Ibáñez vuelve a latir aquella visión de villas, chalés, paseos y jardines.

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