Los vecinos de Patraix están hartos. El estado de muchas calles es lamentable, con socavones, aceras rotas o con el pavimento hundido, lo que provoca peligrosos desniveles para los peatones y también para motos, bicicletas o patinetes. Otros tramos están directamente sin asfaltar. Y así pasan los años, en una situación que los residentes definen como «de abandono» por parte de las instituciones valencianas.
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En general en todo el barrio el asfaltado es deficiente, con multitud de parches tanto en la calzada como en las aceras. Pero hay determinadas zonas cuyo estado indigna a los vecinos. Es el caso de la calle Mariano Ribera, que une dos vías importantes como Chiva y Ayora, ambas con actividad comercial. En ella hay un tramo plagado de baches, socavones y polvo, que se convierte en un peligroso barrizal con la lluvia. Los vecinos alertan de que son habituales las caídas de motoristas o ciclistas, mientras que también es una zona complicada para los peatones.
El reciente ajardinado de una parte de la zona que estaba sin urbanizar tampoco ha solucionado los problemas, ya que ha quedado un amplio espacio sin asfaltar para los peatones y un carril estrecho y lleno de socavones para los vehículos. Está perimetrado con barreras de plástico a ambos lados, pero lo que en un principio el ayuntamiento lo hizo como provisional lleva ya varios años. Además, aparcan los coches a ambos lados de esas barreras, dificultando más la circulación.
Esta es una de las muchas quejas que ha presentado la Asociación Vecinal de Patraix al ayuntamiento en varias ocasiones. La lucha es complicada, porque este tramo en lamentable estado, al igual que ocurre con otros casos, es una propiedad privada, aunque haga las funciones de calle. «Lo de Mariano Ribera es algo que está supeditado a la venta de ese terreno y que el promotor que construya en ese solar que hay al lado tiene que acabar esa calle. Hace unos años, tras mucha tiempo de lucha, conseguimos que el ayuntamiento adecentara mínimamente esa zona con gravilla y un poco de asfalto, pero aún así esta muy mal, ha habido muchos problemas de saneamiento, ratas e insectos», comenta el presidente, Toni Pla. Tras varias reclamaciones lograron que el solar se inscribiera en el registro para que se agilice una posible venta y así que se pueda construir y urbanizar bien esa calle.
La calle Franco Tormo también es otro foco de problemas, ya que una zona está sin asfaltar, con peligrosos baches y socavones. Además está junto al colegio Jesús, por lo que es lugar de paso de niños con sus padres. Mari Carmen es vecina de la zona y sufre a diario estos problemas. «Hay baches por todas partes, desniveles, te puedes caer, incluso ahí dentro de ese solar hay hierros que salen, de una antigua fábrica que derribaron y que durante años no han solucionado. Está dejado de la mano de Dios, hemos mandado escritos al Ayuntamiento, pero nada. Además cuando llueve se forma una laguna que dura días», denuncia la mujer.
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En este caso también hay una parte de propiedad privada, de una antigua fábrica, pero el resto de la calle es municipal, y por eso los vecinos reclaman al ayuntamiento que arregle esa zona, con peligro para cualquier persona. «La acera se corta en la zona de la antigua fabrica, es un espacio en el que se podría ampliar el colegio, podría tener diversos usos, pero como una parte es privada, si el dueño no mueve ficha no se puede hacer nada», lamenta Pla. «Por eso pedimos al ayuntamiento que inste al propietario a actuar o se agilice la urbanización de ese entorno. Habrá que poner todos los mecanismos para que haya una solución», resalta el líder vecinal de Patraix.
Sandra lleva 22 años viviendo en el barrio y muestra su malestar: «Todo el asfalto está hecho un desastre en el barrio, el ayuntamiento no nos hace nada de caso. Hay socavones y muchas tapas de las alcantarillas estaban sueltas y rotas, que podías meter el pie y hacerte daño. Da vergüenza, hay muchos bichos porque tampoco podan los árboles. Yo no recuerdo una situación con esta dejadez aquí con el gobierno que había antes, nos tienen olvidados». Una opinión que comparte otro vecino, Vicente: «Las aceras están rotas, que pasa una persona mayor como yo y se mata, es un desastre, da vergüenza. Y encima el ayuntamiento nos ha subido el IBI, yo pago mucho más que hace sólo unos años. Los vecinos estamos olvidados», señala el jubilado.
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En el barrio hay también varios tapones urbanísticos, con calles sin salida que acaban en un solar abandonado, pendiente de expropiación. Una situación que se prolonga en el tiempo, como ocurre en la calle Fray Mateu, donde una tapia impide la apertura de la vía a la calle Dibujante Manuel Gago. Precisamente en esa última calle ese solar y otro contiguo provocan también problemas para los vecinos, ya que invaden la vía pública y crean constantes entrantes y salientes en la acera. La Asociación Vecinal de Patraix ha solicitado en varias ocasiones al ayuntamiento la expropiación de estas zonas para la urbanización de la calle, pero nunca llega.
Y mientras tanto, se sigue degradando cada vez más la calle Fray Mateu, con un asfaltado deficiente, aceras en mal estado y que se ha convertido en un callejón lleno de coches aparcados. Lo sabe Luis, propietario de una farmacia en la zona: «Las aceras están muy mal, llevan años sin que las arreglen. Tienen que adecentar esto, hay calles que están fatal. He visto varios motoristas ya que se han caído por el mal estado de las calles, hay parte asfaltado y parte no, reclamamos más atención del ayuntamiento».
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Además, hace menos de un mes el ayuntamiento cambió de ubicación la parada del autobús de la línea 11 en la calle Humanista Mariner. Antes ahí aparcaban coches, pero tras dos semanas como parada de bus, se hundió parte de la calzada. Está vallado por la policía, pero incluso las vallas se han caído y la zona sigue sin arreglar. Lola, propietaria de una papelería justo en la puerta, lamenta la situación. «Es un peligro, las vallas llevan así días y nadie viene a ponerlas bien. El alcantarillado de la zona funciona muy mal. En cuanto llueve se inunda todo, no se adónde van los colectores pero desde luego es un problema. Es una zona que constantemente surgen problemas en el suelo por las canalizaciones de agua y supongo que por eso se ha hundido este trozo, además del peso del autobús», explica la comerciante de Patraix.
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