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Público en el Salón de Cristal, con la Real Senyera al fondo de la imagen, ayer por la mañana. jesús signes
El pueblo se acerca a la Senyera

El pueblo se acerca a la Senyera

La ciudad se prepara para la festividad con la tradicional exposición de la enseña, bailes populares y hasta un mercadillo medieval

PACO MORENO

Lunes, 9 de octubre 2017, 00:34

valencia. Asistida por varios funcionarios con guantes blancos para preservar al máximo el símbolo, la portavoz de València en Comú, María Oliver, trasladó ayer la Real Senyera desde una vitrina de Museo Histórico hasta el Salón de Cristal del Ayuntamiento. Unos minutos antes de las diez de la mañana y bajo la mirada del alcalde Joan Ribó y concejales de todos los grupos municipales, daba comienzo así a una liturgia de reciente creación y que tiene mucho de reconocimiento a los valores que encarna la Real Senyera.

«Venir ya se ha convertido en una costumbre», comentó María, vecina de Orriols, antes de colocarse para posar con el estandarte, custodiado por dos policías locales vestidos de gala. El encuadre era importante por la altura de 3,30 metros del mástil de madera, a lo que hay que añadir la peana donde descansa. Su marido, Luis, alzó el móvil para inmortalizar el momento, para después encaminarse ambos a las salas del Museo Histórico, donde el público puede ver mapas antiguos de la ciudad (está el del Padre Tosca), imágenes religiosas de cuando este espacio era una iglesia y la Senyera del siglo XVI que salía en procesión hasta 1928, cuando fue sustituida por la que hoy recorrerá las calles del centro de Valencia.

El asunto catalán salió a colación en algunos testimonios pedidos por LAS PROVINCIAS. «Aquí hay mucha más concordia y no cuestionamos la unidad de España», respondió una señora mayor, apoyada en el brazo de una joven y que se santiguó después delante de la imagen de la Virgen de los Desamparados.

Otros acertaron sólo a levantar el pulgar y sonreír, como el caso de una pareja de turistas, quienes llevaban una mochila decorada con al menos una decena de escudos de otras tantas ciudades. Hicieron el recorrido completo y acabaron firmando en el libro colocado en la puerta del Consistorio. Poco a poco se formó una cola que llegó en la horao de más afluencia a la calle de la Sangre.

El alcalde Joan Ribó también tuvo oportunidad de lanzar un mensaje con motivo de la festividad, al indicar tras el traslado de la Senyera que los valencianos deben estar «más unidos que nunca» para decirle al Gobierno «a una voz» que «no quieren ser más que nadie», pero tampoco «ser los últimos de la fila».

El primer edil enumeró una serie de cuestiones donde es vital la intervención del Gobierno central. «El Corredor Mediterráneo, el Parque Central, la Marina y el contrato programa cuya falta hipoteca mucho a la EMT. Tenemos que estar más unidos que nunca para, como pueblo valenciano, decirle que no queremos ser más que nadie pero que no aceptamos ser los últimos de la fila en estos temas», insistió para destacar que «el pueblo valenciano se merece un respeto y una consideración. Y por eso estamos aquí». Eso sí, no dejó de aprovechar para decir que «hay que lanzar un mensaje de concordia a la ciudadanía, que se sabe democrática, abierta, plural y respetuosa con la diversidad».

La exposición de la Senyera y el Museo Histórico estuvieron hasta las 21.00 horas, cuando se contabilizaron en total 6.046 personas. El pasado año fueron 5.100 visitantes los que pasaron por el Consistorio la víspera del día de la Comunitat.

En la calle se notaban las ganas de fiesta. El buen tiempo llenó las plazas y los visitantes pudieron asistir por partida doble a bailes valencianos, primero en la plaza de la Virgen y después en la explanada donde se disparan las mascletaes, a última hora de la tarde.

En el Salón de Cristal seguía el goteo de público, que llegaban por oleadas, bien grupos de turistas o de vecinos llegados de los barrios o de otros municipios. «Vecinos de Benetússer», indicó una señora que encabezaba una fila de al menos una decena de personas. «Siempre nos gusta acercarnos tanto a ver la Senyera como a la Virgen cuando se hace el Traslado». Una mencionó que la última vez que pasó por el Ayuntamiento fue con motivo del fallecimiento de la exalcaldesa Rita Barberá. «Hice la cola para dejarle un recuerdo, una flor», recordó.

Todos los grupos municipales enviaron representantes para asistir al pequeño traslado desde el Museo Histórico. Los ediles cogieron las borlas en el trayecto, que tiene como único inconveniente salvar el umbral de la puerta. Como se sabe, la Senyera tiene el privilegio de no inclinarse ante nada ni ante nadie, ni siquiera el Rey, por lo que es importante para seguir con esta tradición mantener la verticalidad.

Los 18 kilos de peso son un reto, pero sobre todo porque cinco se sitúan en la parte alta, en la cimera de plata. El recorrido es el mismo desde 2015, cuando el gobierno tripartito decidió suprimir la asistencia de la comitiva municipal al Te Deum en la Catedral. Esta acción de gracias sí se hará con la Senyera propiedad de Lo Rat Penat.

«Debe pesar mucho», respondía un vecino de Orriols, Tomás, a la pregunta de este periódico sobre el peso. ¿Se atrevería a llevarla? La respuesta fue afirmativa y sin duda. «Sería todo un orgullo», contestó. A Oliver se la veía contenta también, feliz con los preparativos del gran día que tendrá hoy. Al igual que muchos de sus antecesores llevará una faja en las lumbares como garantía de no resultar lesionada. Ayer mismo la probó con éxito.

Todo eso en un día de calor donde el mercadillo medieval de la plaza de la Crida impregnaba el ambienta con olores a embutido recién pasado por la plancha. Fue uno de los lugares más concurridos del centro, donde las obras de remodelación de la calle San Vicente permanecían desiertas salvo por un par de operarios que colocaban unas baldosas en un tramo de pavimento de la calle Periodista Azzati. Esta vía está muy adelantada aunque todavía queda tajo abierto. En la mascletà que se dispare hoy será una de las vías de evacuación, en un dispositivo que se ha reforzado respecto al año pasado por el lógico incremento en la seguridad tras los atentados en Barcelona y Cambrils de este agosto. Así, habrá tres calles más declaradas libres de obstáculos.

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