Los puntos negros de la suciedad en Valencia

La preocupación por la limpieza de la ciudad crece año tras año. Las incidencias, quejas y solicitudes relacionadas con las molestias por la suciedad que recibe la administración municipal van en aumento. Pero que el descuido de las calles está considerado como uno de los principales problemas para los valencianos se demuestra con datos recogidos por el barómetro recién publicado por la Generalitat. La inquietud de los vecinos de la ciudad casi triplica a la media autonómica. El 16,6% cree que la limpieza es uno de los principales escollos, mientras el dato se reduce al 6,6% en el conjunto de la Comunitat. Hace dos años este asunto no era tan considerado. Según la misma fuente, desde 2017 se han duplicado las personas que contestaron a la encuesta señalando la limpieza como uno de los tres problemas que más les preocupaba de su entorno. Pero si comparamos las actuales con las respuestas de 2015, se ratifica el aumento. La limpieza preocupa ahora cinco veces más en la capital que hace cuatro años, cuando tan solo el 1,9% de los valencianos lo consideraba un problema.

Vecinos, comerciantes y asociaciones han manifestado su indignación ante los puntos negros de la suciedad. Las quejas se tornan diarias. Y el descontento por el cuidado de las calles es prácticamente generalizado en la mayoría de los vecindarios. Desde el área de gestión de residuos urbanos del Ayuntamiento han empezado a tomar medidas al respecto pero sin atender a la demanda del aumento de efectivos. Por el momento las sanciones están siendo la opción elegida para evitar las conductas incívicas y los cambios previstos en la normativa irán en esta dirección, junto a la puesta en marcha de campañas de concienciación. El alcalde, Joan Ribó, prometió ante la Federación de Asociaciones de Vecinos el pasado viernes aumentar y mejorar los servicios de limpieza. Para los residentes resulta clave prevenir los malos olores y se preguntan por qué se reducen los baldeos o si se están evitando los tratamientos contra la presencia de las ratas.

«Valencia huele mal», es una de las frases más reiteradas por los vecinos de algunos de los barrios de la ciudad. Antonio vive en Blanquerías y asegura que en Ciutat Vella «hay días que te llevas la mano a la nariz». Sobre todo, explica que el olor es más acusado en verano y los fines de semana. «Creo que como la afluencia durante los fines de semana es mayor influye mucho en la suciedad y aumenta los malos olores, además la gente ha perdido el respeto; la calle es ya un meadero público y no hay educación», añade. Marta también es residente en Ciutat Vella y considera que «es cierto que el olor en algunas zonas es insoportable», dice la joven, que cree que la solución pasa por «concienciar a quienes tienen perro».

Al pasear por las calles del barrio de Patraix no resulta difícil encontrar bolsas de basura a los pies de los contenedores. Una imagen que se repite en otros vecindarios como el de Orriols o el de Torrefiel. «Justo debajo de casa, tenemos un grupo de contenedores pero a veces es costoso llegar a meter la bolsa porque debajo te encuentras con un montón de basura, están completamente desbordados y los vecinos no se preocupan y al parecer los servicios de limpieza tampoco», relata Claudia, residente del barrio de Patraix. En otras zonas como en Torrefiel, los vecinos indican que podría deberse a las personas con necesidades que rebuscan en al basura. El Ayuntamiento recientemente se ha comprometido a reorganizar los contenedores en algunos vecindarios. «En 13 barrios de la ciudad vamos a implantar la recogida de residuos orgánicos con el quinto contenedor», explicó el vicealcalde Sergi Campillo, que aseguró que los cambios también supondrán un aumento de un 78% de los de envases y de un 57% de los de papel y cartón.

Entre las protestas vecinales, la más evidente es la del baldeo. El centro de la ciudad no es el único que pide aumentar las frecuencias de los friegues con mangueras, es una demanda que también hacen las asociaciones y comerciantes de otros barrios periféricos como el de San Isidro o Patraix. Según fuentes municipales el baldeo se realiza en cada uno de los barrios una vez cada tres semanas, salvo en Ciutat Vella, en zonas del Eixample y en el paso marítimo donde las limpiezas con agua son una vez por semana. El agua que se utiliza es de la red de agua no potable de baja presión mezclada con un odorante.

El abandono de enseres junto a contenedores es una de las prácticas que está prohibida en la ordenanza de limpieza vigente desde 2009. Pese a disponer de un servicio de recogida municipal específico, al que llamar para la recogida de aquellas pertenencias que no se pueden tirar en los contenedores, muchos no practican este proceder dejando directamente abandonados aquellos objetos que ya no desean conservar.

«Lo lógico sería que el servicio de recogida de basura diera el aviso cuando se ve algo así, pero en muchas ocasiones esto no ocurre; de hecho bajo de casa tenemos desde hace una semana unos muebles viejos a los pies de los contenedores», comenta Pepe, vecino del barrio de San Isidro.

«Para el problema de las heces sólo hay una solución: concienciar a la gente y educar desde los colegios para que sean los propios niños quienes escarmienten a sus padres», dice el presidente de la asociación de vecinos de Nazaret, José Antonio Barba, quien además ha promovido que en el barrio los dueños empiecen a usar una botella con agua y vinagre para limpiar los orines.

Sin embargo, los vecinos siguen protestando por la «impunidad» de los dueños que abandonan las heces «conscientes de lo que están haciendo», se queja Ana, que asegura que en Torrefiel «debes andar con mil ojos para evitar pisarlas y es algo incómodo que deja rastro de la suciedad en la calle».

Las sanciones por abandono de excrementos oscilan entre los 25 y los 150 euros, según informaron desde la concejalía de Ecología Urbana del Ayuntamiento, que barajan el análisis de ADN de los excrementos como ayuda para cotejar con el registro canino, facilitando la identificación de los propietarios. La intención de la concejalía es incluirlo como una posibilidad en la reedición de la ordenanza de limpieza pendiente.

En la calle Xàbia, entre las avenidas de Primado Reig y Menéndez Pelayo, las ramas de las palmeras se quedan sin recoger frente a los portales «muy a menudo», denuncia Victoria, que reside en esta calle peatonal. «Llamamos al Ayuntamiento pero no hay respuesta, a veces quienes limpian en la avenida nos explican que no hay casi personal», comenta. Esto mismo denuncian desde las asociaciones de vecinos de Ciutat Vella y de Marxalenes.

En los vecindarios más próximos al cauce del río tienen esta problemática. La presencia de ratas es «un infierno» en el barrio de las Artes. Así lo denuncia María Jesús, que asegura que la situación es grave en los parques y terrazas de la zona. «Resulta asqueroso ver pasar ratas por aceras y en lugares donde juegan los niños; lo que pedimos es que se aumenten los tratamientos contra ellas», reclama.