Ciudades con río hay muchas. Roma, París o Londres, entre las más famosas. En España, Bilbao, Sevilla o Valladolid, por citar algunas. El río de Valencia es diferente, porque no lleva agua, pero sigue teniendo forma de río. Eso lo hace especial.
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En las guías turísticas no es lo más destacado que cuentan de la ciudad, aunque no cabe duda de que es, con diferencia, lo más singular. Tampoco es lo que más valoran los propios valencianos -creo- empeñados en destacar las playas o la Albufera, que aunque son estupendas no sorprenden tanto como ese río sin agua que surca la ciudad, que encierra un parque y que a medida que avanza se va transformando en lugares distintos. Es posible que lo tengamos tan interiorizado que no le demos la importancia que tiene.
Y la tiene. Merecía la pena demostrar todo el potencial que guarda.
Hace cuatro o cinco años Nacho Ortega, compañero de la web en el periódico, me animó para que hiciésemos algo trabajado sobre el río, tramo a tramo, que fuese útil a todo el mundo, a los que vienen y a los que están y no saben todo lo que da de sí. En aquel momento no vi claro cómo hacerlo.
En los últimos años las redacciones periodísticas han cambiado mucho. Recorre por casi todas ellas un interés por alcanzar a nuevos públicos, por contar historias de un modo diferente. Tiene que ver con la digitalización, con lo que llamamos nuevas narrativas. En realidad no son las narrativas las que necesitan renovarse sino los periodistas, pero nos cuesta aceptarlo y lo enmascaramos. A veces tampoco contamos con los medios suficientes. El caso es que la inquietud está ahí, la mirada ha cambiado, existe una voluntad extendida de asumir retos.
Por eso cuando hace un año, más o menos, otra compañera, Marta Hortelano, propuso que contásemos el río de un modo especial lo vi bastante más claro. Era un material con infinitas posibilidades y, aunque no había nada inédito por descubrir, era estimulante buscar la manera de demostrar sus enormes posibilidades y, a la vez, de crear un contenido atractivo para nuestros lectores y para los usuarios habituales del Jardín del Turia.
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Como casi siempre que queremos liarnos la manta a la cabeza en LAS PROVINCIAS acudimos a Beatriz de Zúñiga, jefa de Arte, para que dicte sentencia, es decir, para que nos diga si lo ve viable y declame los pros y los contras. Ella normalmente es más de contras, pero en este caso no puso muchos. Si llega a saber todo el trabajo que le iba a venir encima lo hubiese hecho. Pero afortunadamente no lo hizo. Enseguida empezó a dibujar ríos en un folio en blanco, porque ella tenía claro que no íbamos a contar un solo río, sino varios.
Ese fue el gran hallazgo, lo que nos ayudó a plasmar el Jardín del Turia de un modo diferente. Para cada valenciano, depende de dónde viva, de qué aficiones tenga, de qué recorridos haga por la ciudad, el río es distinto. Unos lo usan de gimnasio, otros de lugar de paso, algunos de parque de juegos, otros de refugio artístico. No tiene nada que ver la visión del antiguo cauce para alguien que viva en Campanar o en la avenida de Francia, son dos puntos de vista dispares, como alguien al que le gusta correr y lo usa de pista o quien lo pisa solo para acudir a alguna feria o a las atracciones de verano.
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Íbamos a contar varios ríos. Hicimos una lluvia de ideas y enseguida surgieron posibilidades: el de los deportes, el de la naturaleza, el de la cultura… En el listado inicial había alguno más, pero al final lo dejamos en ocho, porque consideramos que así cubríamos todas las perspectivas posibles. «¿En qué momento decidimos ocho y no cuatro?», se preguntaba Bea cada semana cuando comenzábamos a recopilar el material de la siguiente entrega.
El proyecto quedó apartado (mientras hacíamos otros, porque aquí el trabajo nunca cesa) hasta que en una reunión matinal Arturo Checa, jefe de Comunidad, explicó que el Ayuntamiento iba a celebrar el 35 aniversario de la construcción del Jardín del Turia. La fecha no era especialmente redonda y tenía un tufo electoralista. De hecho se habló de una gran lista de actividades que se iban a realizar a propósito de la celebración, pero luego no han sido tantas. Pese a esto nos pareció una buena idea desenterrar aquellos bocetos y lanzarnos a diseñar los ríos de Valencia. Se lo propusimos a Jesús Trelis, director de LAS PROVINCIAS, y dio el visto bueno.
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Considero que hemos construido el mejor homenaje que se le podía hacer al Jardín del Turia. Es ambicioso, es vistoso, es útil. Y va a permanecer. Porque lo bueno de este trabajo es que no caduca. Está de actualidad hoy, pero va a seguir despertando interés cuando pase el tiempo.
Para poner en marcha los ocho ríos debíamos involucrar a un buen número de personal de la redacción, para que recorriesen el río en busca de ideas. Y poco a poco se fueron uniendo casi una veintena de compañeros, cada uno para poner su granito de arena. Algunos acudieron enseguida, a otros fuimos a buscarles. Todos nos hemos quedado sorprendidos del resultado final. No sabíamos que podíamos contar cosas así, que éramos capaces de esto.
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Los fotógrafos (Txema Rodríguez, Jesús Signes, Irene Marsilla, Iván Arlandis) bajaron al cauce con la intención de retratarlo. Ya lo habían hecho cientos de veces anteriores, pero esta vez les pedimos que se fijasen en puntos concretos. Reconozco que más de una tarde me ha tocado a mí escaparme con la bicicleta porque descubríamos que a última hora faltaba alguna imagen que no habíamos solicitado.
Enfrentarse a un propósito de estas características es un revulsivo para la redacción. Para los que se implican porque les obliga a hacer cosas que no imaginaban. Y para el resto, porque ven lo conseguido y eso les hace ambicionar futuros proyectos. Quién le iba a decir a Gorka Navaz (de la sección de Arte) o a Moises Rodríguez (de Deportes) que se iban a colocar una gopro para recorrer el río corriendo o sobre una bici. O a María Gardó (redactora web) que iba a probar una clase de baile para contarlo en uno de los episodios. Quién más y quien menos pasaba por la mesa central en la que Bea y yo instalamos el cuartel general para realizar sus aportaciones. «¿Sabéis que en el cauce se cocinó la paella más grande del mundo?», nos dijo un día Jaume Lita. Y le pedimos que lo contase. «¿Habéis pensado en la cantidad de deportistas que se han criado en el río?», se preguntó Lourdes Martí. Y la unimos a esta empresa. «He pensado en recomendar recetas para que la gente las haga para bajar a comer al parque», comentó Hortelano. La cabeza de Marta no para. Y eso ha enriquecido mucho lo que nos traíamos entre manos. Ella ha arbitrado varios de estos ríos.
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Mientras en los folios se acumulaban posibles temas, reportajes, «chinchetas» (así llamamos a cada una de las paradas que hemos propuesto en cada entrega), Bea se debatía sobre cómo llevarlo a cabo. El inicio del proyecto comenzó plasmándolo a mano alzada, con papel y boli, porque es la forma más fácil de hacerse una composición de lugar. Para luego diseñarlo de forma estática, ya en el ordenador con Adobe XD, y valorar ahí los espacios, las piezas, los cuerpos, los colores, la distribución de los elementos.
A medida que entrábamos en harina surgían los problemas y Bea descubría la dimensión que tomaba esto. Había que adaptar el diseño a los distintos dispositivos -móvil, ordenador, ipad-, maquetarlo en código y hacer que todo funcionase correctamente mediante programación. Le echaron más de una mano otros compañeros de arte, como Patricia Cabezuelo y Bruno Perales, que se pintó uno a uno de los puentes del especial de puentes. Respecto a la imagen de fondo, la infografía del cauce, hubo que hacer un río recto, redibujarlo manteniendo las proporciones de la forma más fiel posible, ya que el cauce en realidad tiene una forma curva.
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Hemos discutido mucho mientras los componíamos, porque un texto no llegaba a tiempo, porque un rótulo no se entendía, porque creíamos que no cerrábamos. Hemos sufrido toda clase de contratiempos, entre otros, que Bea se contagiase de covid y eso nos obligase a teletrabajar y ponernos de acuerdo en la distancia. Una buena muestra de los tiempos actuales y las dinámicas a las que debemos acostumbrarnos en las redacciones. Cada viernes nos sentíamos como si hubiésemos parido. O algo así. Yo no he parido, Bea sí. «Labastida, ya solo quedan cuatro». «Lo tenemos, ya solo quedan tres». Cada fin de semana he recibido un mensaje así en el móvil, entre el ánimo, la satisfacción y el desahogo.
Cuando el lunes llegábamos y repasábamosa la recepción de cada entrega nos insuflábamos de ánimos. Más de 150.000 visitantes únicos han recorrido el río con nosotros, la permanencia en página ha duplicado los tiempos habituales, la repercusión en redes sociales ha sido estupenda… Hoy en día que todo se mide acudíamos a la redacción buscando las notas. Afortunadamente hemos aprobado con buenos datos. Pero más allá de las cifras, este especial demuestra las posibilidades que tiene una web como la de LAS PROVINCIAS, la capacidad de sorprender e innovar sin dejar de informar. Por eso hemos acabado llevándonos al río hasta a los compañeros de comercial, para que mostrasen a anunciantes y marcas un producto nada habitual en los diarios de hoy en día.
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«El primero de los ríos, el de la naturaleza, fue el más complicado de todos, había que trazar una metodología de trabajo ágil tanto para los redactores como para mí, ya que ellos no tienen acceso al documento html y tuve que crear un drive con los espacios acotados en el que pudieran escribir y trabajásemos todos al mismo tiempo y en paralelo», recuerda Bea.
Ese drive, que tantos quebraderos nos ha dado, ha pasado por muchas manos. Por las de Carmen Velasco, que se dedicó a reflejar el río más cultural. Por las de Blanca Sánchez, que le propusimos que llenase el estómago por el cauce. Por las de Marta Palacios, que siempre está de buen humor, y era la más apropiada para ocuparse del río del ocio. Por las de Tamara Villena, que siempre tiene interés por comparar el antes y el ahora. A María José Carchano le pedimos que mirase el cauce con ojos de niño y a Jorge Alacid (que es un turista dentro de la redacción desde que llegó de La Rioja para trabajar con nosotros) que bucease en la parte más histórica.
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«Lo divertido siempre ha sido intentar que cada uno fuese distinto, con una estética diferente y que fuese atractivo a la par que informativamente completo», señala Bea. Y yo añado que no ha dejado de sorprendernos semana tras semana, sacándonse de la manga gifs animados o transformando el cauce en un videojuego. Siempre va al más difícil todavía. Y lo consigue. Eso da una confianza tremenda. Nada es más estimulante para un profesional que ofrecerle excusas y nuevas plataformas para que muestre su valía. En eso también han de esforzarse las empresas periodísticas. Si los trabajadores están estimulados aciertan el doble. Estoy convencido.
No me gustaría dejar de nombrar a nadie de los que han construido este enorme río. Faltan por citar Amalia Yusta y Paco Sánchez, que han conseguido que el cauce se escuche y se vea, con audios y vídeos. Ellos también son corredores de fondo y el río no les asusta. Y Juan Sanchis y Raquel Bernal. Él es un veterano de la redacción. Ha escrito de casi todo a lo largo de estos años (él se autodenomina 'todoterreno'), por eso recurrimos a él para que nos explicase el proyecto frustrado de autopista. Ella llegó a la redacción hace unos meses, con ganas de probar todo, de lanzarse a nuevas aventuras. La seguimos divertidos en TikTok y en otras redes sociales, y aprendemos de ella. No tuvo problema en bajar al cauce con sus perras para que no faltase ese punto de vista animal. Esto demuestra que en lo que llamamos nuevas narrativas hay espacio para todos, nadie queda excluido, ni veteranos ni recién llegados. Y que lo mejor en estos casos es trabajar en comunión, echar abajo los departamentos estancos y probar nuevas fórmulas. Los resultados son muy satisfactorios. Anima a seguir investigando en esta línea, si nos dejan tiempo y nos ofrecen recursos.
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Seguramente no hubiesémos podido sacar adelante este especial sin el resto de compañeros que no hemos detallado, los que mientras nosotros hacíamos esto seguían con la rutina habitual, continuaban cubriendo otros temas, buscando historias, acudiendo a ruedas de prensa, alimentando la web. Este es un éxito colectivo de la redacción de LAS PROVINCIAS. Las ocho entregas del río (y un bonus track que publicaremos en unos días, sobre gente que vive mirando al río) dan fe de ello. Esperamos que lo hayan disfrutado.
Consulta todos los ríos aquí: https://servicios.lasprovincias.es/especiales/rio.html
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