Lola soriano
Valencia
Jueves, 23 de diciembre 2021, 13:55
La plaza de Brujas, en el entorno del Mercado Central y de la iglesia de los Santos Juanes, se ha convertido este jueves en un ir y venir de peatones que querían curiosear y ver cómo ha quedado este espacio urbano tras la remodelación realizada ... por el Ayuntamiento de Valencia.
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Esta plaza se ha abierto al público con algunas tareas pendientes, sobre todo para que la plaza quedara despejada en una época tan especial como la Navidad, con el objetivo de que no hubiera obstáculos para acceder al Mercado Central en sus principales días de venta del año, pero en enero se tendrán que continuar algunos trabajos.
Así, por ejemplo, ya se han acabado de poner los bancos de madera, unos asientos que tienen una parte con respaldo y otra que queda al aire. También se han dispuesto los maceteros de color crema que también incluyen bancos, pero queda pendiente la plantación de las palmeras que irán en el hueco de estos espacios, ya que hay que esperar al mes de febrero para realizar las labores de jardinería. Así pues, la zona de sombraje tendrá que esperar un poco.
Las farolas, que tienen un estilo moderno, ya se encendieron el pasado viernes e incluso se les ha rodeado de decoración navideña y queda pendiente la instalación de las placas solares en la parte superior de las pérgolas que se han ubicado tanto al lado del edificio del Mercado Central, como en el extremo opuesto, cerca de Eixarchs. Además, siguen activos los desvíos de la EMT por las obras de la plaza y desde la Empresa Municipal de Transportes afirman que «cuando se pueda normalizar el servicio en esa zona, se informará».
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En esta jornada matinal de jueves son muchos los que se han acercado adrede para comprobar cómo ha quedado la plaza, entre ellos, José Burguera, vecino del barrio del Carmen. «No me gusta nada cómo ha quedado. A esta zona lo que lo que le falta es mucha zona verde y no tanto cemento y asfalto. Cuando pusieron la caseta del ascensor del parking junto al Mercado Central ya no me gustó nada. Podían haberle hecho un acabado tradicional, tipo de una barraca o algo que fuera adecuado».
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Después de dar vueltas por la plaza asegura que «todavía no entiendo para qué sirven las pérgolas que han puesto. Estas estructuras de hierro se podrían haber ubicado en otro barrio más moderno, pero aquí no le va nada». Argumenta que «las farolas son ridículas, no tienen porte».
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Otra mujer, Amparo Balaguer, vecina de Campanar, opina que «me he llevado una desilusión al verlo. Esto que han hecho no lo identifico con Valencia. Con lo bonita que dejó Valencia Rita Barberá».
Un cliente del Mercado Central que tras realizar las compras se tomó su tiempo para ver cómo ha quedado la plaza de Brujas, Gregory Humter, detalla que «me gusta que sea peatonal, porque así está mejor que antes, hay más espacio para el peatón y para relajarse en los bancos, pero las pérgolas han quedado demasiado cerca de los edificios. Son muy modernas para ponerlas al lado del Mercado Central». Y añade que «las farolas no me gustan nada, prefiero las clásicas. A pesar de ello, el conjunto es mejor de lo que había».
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Para María Ángeles Cebrián, «han hecho una obra demasiado dura. No entiendo el criterio que han usado. No sé qué tienen que ver las pérgolas con el entorno». Opina que estas pérgolas «tapan la perspectiva que había desde la avenida del Oeste, que se veía el Mercado Central y la iglesia de los Santos Juanes, que es un edificio Bien de Interés Cultural (BIC) y tampoco veo bien que la otra pérgola tape los palacios de Eixarchs, es una pena».
En cuanto a los maceteros circulares de tono crema, afirma que «no durarán limpios mucho tiempo. Seguro que lo llenarán de pintadas y habrá vandalismo. Tampoco creo que la distribución de los maceteros responda a una trama urbana, no les veo criterio».
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Otro viandante que ha curioseado el nuevo diseño de la plaza, Pedro Peris, opina que «se ha abierto demasiado pronto y quedan muchas cosas por hacer». Añade que «no sabía que en estas pérgolas iban a poner placas solares, son modernas, pero no me disgustan». Reconoce que es positivo que se haya ganado espacio para el peatón, pero añade que «las farolas son muy modernas, me gustan más clásicas para poner al lado de estos edificios tan relevantes de Valencia y el suelo es mejor que el de la plaza de la Virgen, ya que este último patina».
Carlos Peris, un joven que tras comprar en el Mercado Central ha salido a ver cómo ha quedado la plaza, confiesa que «el suelo se acabará ensuciando y dará aspecto de sucio. La estética de las pérgolas no me gusta, no creo que cuadren en esta plaza. Se han cargado la visión del Mercado Central y de los Santos Juanes».
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Lo que sí ve acertado son los maceteros «aunque son muy claros y se acabarán oscureciendo». En cuanto a los bancos, afirma que «hubiera preferido que todos tuvieran respaldo y las farolas, si dan buena iluminación, pues bien».
Otra viandante, Emilia Viñas asegura que «está bien la reforma, pero falta mucho espacio de sombra» y añade que «las placas solares quedarán fatal en este entorno, al lado de la preciosidad del Mercado Central y los Santos Juanes».
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También paseaba por la zona otro vecino, Fernando Mafé, quien indicó que «el bordillo que han puesto junto a la pérgola hará que mucha gente se tropiece. Causará problemas a las personas mayores». Añade que las pérgolas «son muy tochas. Son muy duras y tapan perspectiva. Hubiera preferido otro diseño o estilo para el sombraje». Reconoce que «recuperar espacio para el peatón está genial y espero que no se llene de terrazas de bares». Además, argumenta que «hacen falta aparcabicis y las farolas, son más focos que farolas». Por último añade que el suelo «es igual al de otros muchos sitios. Le falta personalidad, con colores, un diseño».
Para Luna Mariani, una joven que pasea con su perro, «estas obras no eran necesarias. Se podría haber solucionado poniendo maceteros y ya está. Nadie entiende el uso de las pérgolas. Si lo que necesitan es poner placas solares, que las pongan encima de las paradas de autobuses, no aquí». Y añade que lo que se precisa es mucha zona verde.
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Un vecino que sí está muy contento con los cambios es Juan Terrón, residente en la calle Guillem de Castro. «La plaza ha quedado fenomenal. Han adecentado la zona. No se entendía cómo hasta ahora podían pasar coches». Eso sí «hay que esperar a que pongan los árboles».
En cuanto a la colocación de las pérgolas metálicas junto al Mercado Central, Terrón opina que «veo bien que les pongan placas solares. Han combinado lo antiguo con el lenguaje moderno de los arquitectos». Y añade que «nos gustan los bancos, las jardineras, eso sí falta que pongan papeleras porque si no ponen varias, la gente acabará tirando papeles al suelo». Concluye que la reforma «le dará vida a esta plaza y a Valencia».
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Una de las pocas comerciantes de la plaza, Pilar Rubio Moret, de la ferretería El Globo explica que «esta reforma hacía falta. Va a quedar muy bonita la zona, sobre todo cuando en primavera plantean las palmeras. Estará muy bien». Añade que «los maceteros y los bancos me gustan, espero que aguanten los colores elegidos y a ver si llega pronto una parada de autobús». Argumenta que las farolas «me gustan porque hacen mucha luz, algo que hacía falta, pero en general veo que ha sido una obra positiva». El único pero que pone es que «desde la calle Carniceros, cuando vas llegando a la plaza, ya no se tiene la vista directa a los Santos Juanes y el Mercado Central por los pilares de la pérgola».
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