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Terrazas de bares junto a la iglesia de Santa Catalina. jesús signes

Las restricciones a los apartamentos y terrazas se endurecen en el centro de Valencia

La nueva regulación de las viviendas turísticas se paraliza hasta que haya ordenanza y sólo se ocupará con mesas y sillas el 20% de las plazas

PACO MORENO

Jueves, 21 de febrero 2019

El Ayuntamiento ha decidido estrechar más el cerco a terrazas de bares y viviendas turísticas en el distrito de Ciutat Vella, a la vista de las nuevas determinaciones del plan que pasará hoy por la junta de gobierno. Los cambios sobre el documento inicial son sustanciales, por lo que el concejal de Desarrollo Urbano, Vicent Sarrià, anunció ayer un periodo de 20 días para presentar alegaciones.

Una de estas peticiones ha originado precisamente una nueva restricción para los bares del centro. La propuesta inicial hablaba de la obligación de dejar una anchura de tres metros para el paso de los viandantes en todas las calles, a lo que ahora se suma que las mesas y sillas sólo podrán ocupar el 20% de la superficie de las plazas. Esto afectará a algunas de las zonas más concurridas del centro, donde las instalaciones superan con creces esta proporción en contra de los peatones.

Esta no es la única novedad. Las llamadas áreas preferentes residenciales y para el comercio tradicional aumentan de manera significativa. De nuevo se trata de una alegación aceptada, que en el primer apartado incluye la zona este intramuros del barrio de Seu Xerea que no estaba incluido hasta la calle de la Paz. También las parcelas recayentes a esta vía, así como las situadas entre la avenida del Oeste y la calle de San Vicente Mártir, desde Adressadors hasta Grabador Selma.

La calle de la Paz y sus aledaños se reservan a tiendas emblemáticas para limitar los bares

La reserva de espacio para comercio tradicional se extiende también, con nuevos ejes como el formado por la calle Navellos, plaza de la Virgen, calle Micalet y plaza de la Reina, así como el entorno de la calle Músico Peydró. Esto lleva consigo una limitación para la apertura de nuevos bares, cafeterías, incluidos restaurantes y similares, estableciendo una distancia mínima entre estos locales de 65 metros.

Se añade además en todas las zonas residenciales una nueva limitación, en este caso para restringir otros usos distintos a las viviendas. «Es una garantía para mantener el equilibrio. La superficie construida de locales no residenciales no podrá ser superior al 50% del total del edificio», se indica en el plan.

Otras restricciones para las terrazas de bares es que la superficie ocupable estará separada como mínimo 1,80 metros de las fachadas, salvo excepciones que puedan generarse en áreas peatonales por la escasa anchura, en cuyo caso podrá reducirse siempre que se mantenga el paso de circulación peatonal de tres metros y no se aprecie una afección al valor patrimonial del edificio.

Los alrededores de los monumentos tendrán una distancia mínima con las mesas y sillas en las calles

El Plan de Ciutat Vella pretende agrupar el planeamiento de todos los barrios del centro, con el fin de agilizar las licencias y definir al detalle los usos en todas las zonas. Ejemplo de esto último es que uno de los accesos de la plaza Redonda, la calle Vallanca, que tenía fijada una anchura de paso para peatones de 1,50 metros, que ahora pasará a 1,80 metros tras el informe del servicio de Ocupación de Dominio Público. La primera propuesta municipal ya originó las protestas y alegaciones de la Federación de Hostelería, que seguramente volverá a repetirlas.

En cuanto a los apartamentos, la principal novedad es la entrada en vigor de un régimen transitorio, que supone que la compatibilidad de la vivienda turística no entrará en vigor hasta que se apruebe una ordenanza que regule esta actividad. El plan fija la proporción que habrá en los barrios de esta oferta respecto al número de vecinos, mientras que también señala medio centenar de inmuebles de uso hotelero, sobre todo palacetes y casas señoriales, dada la dificultad arquitectónica para transformarlos en pisos.

Todo eso se quedará ahora en suspenso hasta la aprobación de la citada ordenanza, entre otras razones para aplicar un capítulo de sanciones en caso de incumplimiento. De momento, el Consistorio está aplicando los requisitos del Plan General en toda la ciudad, mientras que en Ciutat Vella se suspendieron las nuevas licencias cuando se expuso el plan por primera vez. «El uso turístico ocasional de la vivienda habitual no genera una nueva tipología sino que se trata de una condición de compatibilidad prevista para el uso residencial y por lo tanto sujeta a condiciones determinadas», se señala como argumento.

Otros aspectos del documento que se han modificado se centran en el refuerzo de los solares e inmuebles que se destinan a colegios, sobre todo en los alrededores del IVAM, como las calles Llíria y el 162 de Guillem de Castro, junto con la ampliación de un instituto.

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