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Cánticos en las terrazas de bares; voces subidas de tono tras ingerir de forma rápida alcohol en los jardines o aparcamientos de zonas de ocio; ruidos ocasionados por el ir y venir de turistas con maletas o fiestas en pisos y hasta la megafonía de carreras deportivas o de distintas ferias instaladas en el río.
Todos estas molestias no se reflejan en el mapa del ruido que cada cinco años realiza el Ayuntamiento de Valencia porque la normativa europea sólo pide que se cuantifiquen los datos del tráfico rodado, ferroviario y el generado por las industrias, por eso los vecinos exigen que se rastreen de forma oficial los focos del ruido de la ciudad.
Desde la Federación de Vecinos de Valencia, la presidenta María José Broseta, quiere que se reconozcan y se etiqueten cada uno de los ruidos que soportan los vecinos en el día a día en el cap i casal. «Queremos que se empiece a establecer un mapa que refleje otros focos de ruido, no sólo los del tráfico porque si no hay constancia, no se pueden estudiar y posteriormente, buscar soluciones que los eliminen o mitiguen», indica Broseta.
Uno de los problemas de contaminación acústica que más citan los residentes son los que se generan al calor de las terrazas de los bares. Lógicamente no se puede generalizar, pero Broseta apunta que «cuando acaba la vigilancia policial, al final de la tarde y por la noche, proliferan las terrazas en puntos como Ruzafa y es imposible en muchos casos la convivencia».
De hecho, un colectivo como Russafa Descansa está optando por acudir de forma continuada al Síndic de Greuges, incluso esta misma semana, para pedirle amparo por el ruido y masificación de terrazas o las molestias que genera una discoteca de la zona.
Rosa Laparra, de Gent de Ruzafa, reconoce que el ruido que genera la gente en las zonas de ocio es preocupante. «Hace años sugerimos al Ayuntamiento que hiciera una campaña de concienciación. Pusieron a actores dando consejos en las terrazas y la verdad es que mientras estuvo funcionó. Lo prioritario es que haya educación y vigilar el cumplimiento de las ordenanzas».
Giovanni Donini, de Ruzafa, explica que el principal ruido se genera en las zonas de ocio «y hay que sumar las despedidas de solteros que van acompañados hasta con música».
En el barrio de San José, el presidente, Jordi Pérez, también identifica algunas terrazas como el foco de las molestias. «Algunas cumplen, pero hay muchas que no. Hay locales que tienen determinadas licencias y ponen música sin estar insonorizados o programan espectáculos sin tener permiso para eso».
También detalla que no se trata sólo del ruido, «también es el espacio que ocupan algunas en Blasco Ibáñez, que no dejan ni que pasen los peatones. En puntos como la plaza Xúquer se redujeron las plazas de aparcamiento para que bajaran las terrazas a la calzada, pero el Consistorio todavía no ha dado permiso para hacer efectivo el cambio», añade.
Pero las terrazas no son el único caballo de batalla, el botellón es otro de los clásicos en el ranking de molestias. «En muchos parques de la ciudad, en el cauce del río o en la plaza de España los fines de semana son habituales los botellones», indica María José Broseta. El portavoz de la asociación Cruz Cubierta, Rodolfo Izquierdo, añade en el listado los solares próximos a la Cruz Cubierta. «Muchos chavales acuden a discotecas y se quedan fuera en la calle, haciendo botellón, y eso implica que alzan la voz».
Laparra, de Gent de Ruzafa, añade otros focos de ruido en el centro, como «algunas actuaciones que se realizan en la plaza del Ayuntamiento y que están pasadas de volumen o en la plaza de toros».
Los vecinos del tramo 9 del río aseguran que también viven su particular calvario con los eventos festivos que se organizan en el jardín del Turia. «Todas las ferias o eventos se hacen en este tramo y al final cansa. Hicimos varias mediciones y muchos eventos superan los decibelios. Ahora, por ejemplo, que está la feria de atracciones, están respetando el horario, pero hay que ponerse en la piel de los vecinos que tenemos el sonido de la música toda la tarde y hasta las 22.30 horas. No puedes ni abrir las ventanas», según Rosa Arlandis. Recuerda que hace dos años protestaron por las batucadas que se organizaban por las noches en la feria alternativa, «pero se eliminaron con la intervención del Ayuntamiento y la Policía Local».
Precisamente un vecino de Porta de la Mar que prefiere no publicar su nombre explica que «desde casa se oye todo lo de la feria, como una atracción que emite el grito de Tarzán o el sonido de una bocina de un claxon o el freno de la atracción del barco». Añade que los conciertos de Viveros también se pueden escuchar claramente desde la zona de Porta de la Mar.
Al listado de ruidos este residente añade los que se generan con los cada vez más numerosos eventos deportivos. «Muchas de las carreras o pruebas que se organizan tienen salida o llegada en la Alameda. El calendario cada vez es más amplio y va de septiembre a mayo y la animación que se hace por megafonía no deja descansar a los vecinos». En la asociación Botànic, Manuel Carles añade «el mal uso de la megafonía en las pistas de fútbol del cauce del río». Y en Nou Moles, Casilda Osa, cita el ruido que generan las sirenas de ambulancias por la proximidad de un hospital o de «una casa ocupada en la calle Totana».
En el centro de la ciudad, el presidente de Amics del Carmen, Toni Cassola, argumenta que en esta zona hay varios focos de ruido, y «uno de ellos es el botellón en zonas como la plaza del Carmen o la plaza Jesús Maroto González». A ello hay que sumar el ruido de las terrazas «en puntos como Estamanyería Vella o plaza del Negrito», indica.
También suma el ruido que se deriva de la actividad turística. «Sobre todo por los apartamentos turísticos porque muchos turistas tienen vuelos de madrugada y arrastran maletas por las noches y resulta difícil a los vecinos conciliar el sueño. Además, hay edificios como en la calle Jofrens, que es mitad de residentes y mitad de apartamentos y hay denuncias constantes».
En Ciutat Vella, la representante vecinal de la coordinadora, Trini Piquer, explica que «además del tráfico de la avenida del Oeste, las obras en la plaza de Brujas, Guillem Sorolla o Beata generan gran ruido por la máquina pesada y las barrederas de limpieza que pasan luego». En otros barrios como San Isidro, Patraix, Fuensanta o Tres Forques el paso de aviones también tiene alterados a los vecinos. «Deberían de pasar por el cauce del nuevo río y no volar tan bajo por los barrios», indican las asociaciones de estas zonas.
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Jon Garay y Gonzalo de las Heras (gráficos)
Álvaro Soto | Madrid
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