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 Majestuosa. Fachada y campanario de la iglesia de San Valero de Valencia.

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Majestuosa. Fachada y campanario de la iglesia de San Valero de Valencia. ÓSCAR CALVÉ

Ruzafa: de alquería islámica a barrio chic

Especialistas sitúan su origen en el siglo VIII y la primera noticia escrita conservada del lugar es del año 1085 | La iglesia de San Valero y el convento de Nuestra Señora de los Ángeles, claves para conocer su historia

ÓSCAR CALVÉ

VALENCIA.

Domingo, 5 de mayo 2019, 00:19

«La Villa de Rusafa, con doscientos vecinos en una Iglesia Parroquial... Hay en ella un Convento de Monjas Franciscas, fundado por Don Martín López de Ontiveros, y dos escuelas de primeras letras. Son tantas las casas de campo que tienen en su inmediación, que parece una pequeña población, en donde hay doce ermitas repartidas... No hay memoria de la fundación de la Villa, sólo se sabe por tradición, que cuando el Rey Don Jayme conquistó la ciudad de Valencia, vivía donde está fundada, un moro llamado Rosafa, o Rosafat, y de este se infiere le quedó el nombre de Rusafa, cuya Villa goza la preeminencia de ser calle de Valencia, y como a tal tienen el título de realenga». En estos términos se refería a Ruzafa el geógrafo Bernardo Espinalt y García en 1784, en el octavo volumen de su 'Atlante Español o Descripción General de todo el Reyno de España', titulado 'Descripción del Reyno de Valencia'.

El barrio de moda de la ciudad, no exento del peligro de morir de éxito, cuenta con una dilatada historia que se remonta a época musulmana. En esta longeva existencia, lógicamente, las transformaciones han sido casi infinitas. Si son del barrio, o simplemente les interesa conocer siquiera de forma somera algunos hitos de Ruzafa (¿quién no ha ido a tomarse algo?), están invitados. El primer paso, la etimología.

Su término municipal llegó a englobar Monteolivete o Fuente San Luis y fue cuatro décadas independiente

Se piensa que Ruzafa, como topónimo, es resultado de la castellanización del término valenciano 'Russafa', derivación última del original árabe 'Rusafa', cuyo significado era el de jardín. Por otra parte, el concepto en árabe podría ser una evolución de la palabra acadia 'rasapa', que refería a la residencia de un gobernador según documentó Juan Luis Corbín Ferrer en su obra 'Ruzafa. La bien plantada'. Seguro que ya saben por dónde van los tiros... No sabemos a ciencia cierta el origen de Ruzafa, si bien autores como Ferran Esquilache abogan por datarlo en el ocaso del siglo VIII. El hijo pequeño de Abderramán I, el príncipe omeya que había fundado el emirato independiente de Córdoba (756), habría construido una almunia, una suerte de residencia rural llamada a ser el embrión de Ruzafa. Abdallah ibn Abderramán (al-Balansi desde que se instaló en Valencia) es nuestro protagonista. Así se llamaba el benjamín de Abderraman I, quien denominó ese palacio en las huertas próximas a Valencia como 'Rusafa', imitando lo que había hecho su padre con su casa de campo cordobesa. No en vano, si van a Córdoba se encontraran con la sorpresa de hallar un barrio conocido como la Arruzafa. Además, otras grandes urbes de poder islámico contaron con espacios de idéntica denominación. Así ocurre por ejemplo en Bagdag, Basora o Damasco.

Al-Russafi

Cuenta la tradición que precisamente donde el arzobispo de Valencia López de Ontiveros fundó el monasterio de franciscanas (en el que por cierto reposan sus restos), es el mismo lugar donde supuestamente Abdallah ibn Abderramán al-Balansi construyó su finca de recreo. El mismo donde Jaime I habría levantado siglos más tarde su tienda durante el asedio definitivo de Balansiyya en 1238. También donde el rey Zayyan firmó la rendición. Si pasean por la zona con los ojos bien abiertos, observarán en la fachada de la iglesia del convento de Nuestra Señora de los Ángeles una placa conmemorativa contemporánea que recuerda este asunto.

Tras la Reconquista el corazón de Ruzafa debió situarse, al igual que en otros muchos núcleos poblacionales, junto a su parroquia. Sin embargo, conviene aclarar que institucionalmente Ruzafa presentaba una particularidad esbozada en la cita inicial de Bernardo Espinalt y García. Ruzafa era un realengo (propiedad del monarca), quien en última instancia habría transferido sus competencias al respecto a Valencia.

Ruzafa no era un municipio independiente, sino un 'lloc' bajo la jurisdicción de Valencia. Por eso su parroquia era la número 13 de Valencia. No había otra parroquia extramuros perteneciente a la capital. Ocupaba el terreno donde contemplamos, también con importantes modificaciones, la magnífica iglesia de San Valero, levantada en 1676. Mucho antes, apenas realizada la toma de Valencia por parte de Jaime I, se erigió allí una primigenia iglesia, quizá en sustitución de la primitiva mezquita al servicio del credo musulmán.

Más allá del muro

En 1777, Matías Perelló, un ilustrado nacido en Ruzafa, proyectó la calle que actualmente lleva su nombre. De este modo sentaría las bases -quizá de forma inconsciente- de los muy posteriores proyectos de ensanche que afectarían al territorio donde Perelló vino al mundo. Pocos años más tarde, en 1792, se remodelaba la tradicional arteria que conectaba Ruzafa con el portal homónimo que daba acceso al corazón de Valencia. Era la génesis de la calle Ruzafa, en esencia una modernización del antiguo camino. Por entonces, vivían algo más de 1600 personas en la zona más allá del muro, con la huerta como contexto natural y las tradicionales barracas como elemento arquitectónico más representativo. Consecuentemente fueron creadas dos Ruzafas: la de 'fora', a saber, la del poblado extramuros, y la de 'dins', la calle Ruzafa intramuros, hoy paseo de Ruzafa.

El siglo XIX es testigo de cambios importantes a nivel institucional. En 1836 Ruzafa se convirtió en municipio independiente, aunque ya hubo un breve precedente durante el trienio liberal, entre 1820 y 1823. Como tal, gozó de su propia casa consistorial, ubicada en la plaza donde aún hoy conviven un moderno mercado e iglesia. Las cosas cambiaron pronto, quizá por la nueva dimensión que había adquirido Ruzafa: su presencia en el recorrido del ferrocarril (que derivaría en 1910 en la avenida Victoria Eugenia, hoy Antiguo Reino de Valencia), la construcción de la emblemática plaza de toros, el derribo de las murallas con la oposición del Ayuntamiento de Ruzafa... A todo ello cabría añadir el aumento de su población. Si en 1849 superaba los 9.000 habitantes, en 1860 eran más de 13.000 y en 1877 más de 20.000.

Si desean saber más sobre estas transformaciones resultan indispensables los trabajos de César Jiménez o de Francisco Taberner, entre otros. Fruto de esta cambiante idiosincrasia, el ayuntamiento de Valencia comenzaba en 1870 los trámites para anexionar el 'nuevo pueblo' a la ciudad. En 1877 concluía esa tramitación. Ruzafa, como municipio, tuvo una vida de 41 años.

Con la aprobación del segundo ensanche de Valencia en 1887 diseñado por los arquitectos municipales José Calvo, Luis Ferreres y Joaquín María Arnau, se comenzó a configurar la trama principal de un barrio con objetivo eminentemente residencial. Con algunos matices, nacía el urbanismo que todavía causa admiración al visitante actual y que respetó la antigua plaza con la iglesia de San Valero pero hoy sin el desaparecido ayuntamiento. Así, entre la última década del siglo XIX y las dos primeras del siglo XX se consolidó la ocupación edificatoria del barrio moderno, para muchos el más 'cool' de Valencia, cuyos edificios presentan en su mayoría una antigüedad que ronda los 100 años. Lo que más ha cambiado, y de qué manera, es la actividad en los bajos de esas construcciones. Ni es oro todo lo que reluce, ni la moda me incomoda. Con sumo respeto: son necesarias algunas medidas para que Ruzafa recobre un equilibrio que parece irrecuperable, pero esa es otra historia...

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