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Tesoro metropolitano. Espectacular vista de la Devesa de El Saler, tomada la pasada semana. Iván Arlandis
El Saler, Valencia | El Saler, un polvorín que cualquier día estalla

El Saler, un polvorín que cualquier día estalla

Bosque. Los vecinos de la Devesa esperan desde hace cinco años los cañones antiincendios, una protección adicional para la joya natural de Valencia

SARA BONILLO

Domingo, 10 de julio 2022

L AS PROVINCIAS se adentra en los rincones del parque natural de El Saler con el objetivo de disfrutar de la singular belleza, el respiro y la armonía que inspiran estos lugares. Pero lejos de ello, el paseo muestra un bosque abandonado, sin cuidar, en el que se puede observar cómo la maleza llega a invadir el carril bici, los árboles se encuentran secos y la abundante pinocha acaba formando una inmensa alfombra sobre la carretera del parque. El polvorín junto al mar podría estallar en cualquier momento mientras el Ayuntamiento no termina de decidir si pone o no los cañones antiincendios, a la espera desde 2017.

La Devesa es un atractivo turístico de primer nivel. Miles de visitantes enfilan la CV-500 para perderse por el bosque, donde buscan captar con precisión cada detalle del paisaje. Pero en esas imágenes que se llevarán de vuelta a sus casas, además de los pinos, habrá otros protagonistas indeseados: los plásticos o cristales que se han convertido ya en un componente más del enclave natural. Los vecinos aseguran que el estado del parque en comparación con años anteriores es prácticamente igual y las autoridades aún no han tomado decisiones al respecto. De vez en cuando cortan algo la maleza que va por la carretera, pero no mucho más. En la misma vía del Perellonet se pueden observar cintas de la Diputación de Valencia como medida de precaución para que los ciudadanos tengan especial cuidado porque los matorrales ocupan ya gran parte de la carretera.

El bosque se encuentra virgen y no dejan podarlo debido a que las autoridades insisten en que se debe garantizar la salvaguarda de la normativa ambiental del parque. Muchos de los pinos se encuentran secos y se deberían de talar, porque en el caso de que se prendan fuego actuarían como peligroso combustible.

Un año más, El Saler sigue sin disponer del novedoso sistema de cañones antiincendios (sistema SIDEINFO) que se aprobó hace ya cinco años y no se ha podido poner en marcha por cuestiones de tramitación. Esta técnica de defensa forestal consiste en habilitar los cañones de agua que se activan ante las alertas y las subidas de temperatura. Pese a no disponer de este nuevo sistema que mejoraría la vigilancia, la zona se encuentra protegida, ya que el parque natural cuenta con control continuado por parte de los bomberos de la Devesa del Saler, ya que Valencia es la única ciudad de España que dispone de un parque ubicado dentro de la propia reserva natural. Del mismo modo, algunos edificios cuentan en la parte superior con unos puntos láser que en el caso de que surja algún incendio enseguida lo captan y hacen que el aviso llegue a los bomberos.

Franja de seguridad

Pero para Mª Amparo Villalba, presidenta de la comunidad de vecinos de Les Gavines, esto sigue sin ser suficiente ya que el riesgo a perder sus viviendas en caso de incendio es muy elevado. Estas se encuentran a escasos metros del bosque y cada vez temen más que algo pueda suceder. En este sentido, en el último año se han visto obligados a presentar una carta al Ayuntamiento de Valencia en la que se indicaba que no se respetaba la distancia de seguridad que establece un Real Decreto de 2006, en el que se estipula que debe haber «una franja de 25 metros de anchura separando la zona edificada de la forestal, libre de arbustos o vegetación que pueda propagar un incendio del área forestal».

Aquí juega un papel clave la responsabilidad de los ciudadanos. Los vidrios no nacen en el bosque, los tiran. Algunos vecinos de la comunidad como Mercedes Arufe o Carlos García ven cada día como los ciclistas o corredores tiran la botella de agua al bosque, teniendo a menos de diez metros contenedores y basuras. De este modo insisten en la urgente necesidad de instalar los cañones para evitar cualquier susto y para tranquilidad de las familias que residen durante todo el año, en especial de los más mayores.

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