TXEMA RODRÍGUEZ
Martes, 23 de junio 2020
Ochenta y nueve días después de abandonar su domicilio, Salvador Pinto ha vuelto a casa. Sesenta y ocho de ellos los pasó en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital la Fe, al que llegó desde Alzira para aplicarle la técnica de oxigenación por membrana extracorpórea, empleada con pacientes que tienen gravemente dañados los pulmones y el corazón, como era su caso.
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El coronavirus atacó a este peluquero alcireño de 51 años que nunca pensó en un trance de este tipo porque. Como señala su esposa, María Jesús, «es la primera vez que se ponía enfermo en su vida». Salvador, que abandonaba el centro hospitalario pasadas las tres de la tarde en una ambulancia, no podía ocultar su satisfacción por salir a la calle y volver a su casa.
No dejaba de dar las gracias por ello, todavía aturdido por los acontecimientos y por la dureza de los días pasados entre las paredes del hospital. María Jesús, que ha pasado con él las última tres semanas en la planta de aislamiento, siempre se mostró confiada en el final feliz porque Salva, como le llaman todos sus allegados, «siempre ha sido una persona muy fuerte y siempre pensé que lo iba a lograr, que podría con la enfermedad».
El hombre, cuya vida pasó por momentos críticos, quiso agredecer el trabajo y la dedicación del personal sanitario, tanto de La Fe como del Hospital de Alzira, en el que ingresó en un primer momento. A partir de ayer comenzará la recuperación en su casa acompañado de su hijo, amigos y familiares.
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