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¿Qué había en la plaza del Mercado en el siglo XVII?¿Dónde estaba la ciudadela? ¿Y el convento de San Sebastián? Una consulta al plano de Antonio Manceli puede responder a estos y otros interrogantes sobre la Valencia de la época de Felipe III.
Hasta el momento esta joya de la cartografía sólo podía consultarse en el Archivo Municipal o en la Biblioteca Apostólica Vaticana, donde se encuentran depositados los dos únicos ejemplares conocidos. Ahora, gracias a la Societat Bibliogràfica Valenciana Jerònima Galés, es accesible a un público más amplio en una versión facsímil.
La asociación de bibliófilos ha hecho una edición de 200 ejemplares del plano que se encuentra en el Archivo Municipal de Valencia. Su presidente, Rafael Solaz, explica que «queremos que lo conozca el mayor número posible de personas. Además, sólo hay un grabado y es bueno que existan copias para que se pueda consultar con mayor facilidad y evitar su desaparición en caso de que el original sufra algún incidente». La reproducción es totalmente fiel al original, con el mismo tamaño y dimensiones.
Hasta la década de los 80 del siglo pasado se creía que el plano más antiguo de Valencia era el realizado por el padre Tosca en 1704. Fue en ese momento cuando el arquitecto municipal Emilio Rieta compró a un librero anticuario la cartografía elaborada por Antonio Manceli datada casi 100 años antes que la de Tosca. Se desconoce cómo llegó a manos del vendedor el ejemplar. Germán Ramírez, profesor de la Universitat de València y miembro de la Societat Bibliogràfica, ha estudiado la historia de cómo el plano llegó a ser propiedad del Ayuntamiento de Valencia.
El precio que pagó Rieta por el documento fue 3.000 euros, según señala Rodríguez en un trabajo recogido en el libro ‘Pasiones Bibliográficas II’ editado por la Societat Bibliogràfica. A fines de la década de los ochenta, Rieta ofreció la cartografía al Ayuntamiento al mismo precio que la había comprado. Pero el acuerdo no se materializó, ya que el Consistorio rechazó la transacción al considerar que el precio era muy elevado. No fue hasta 2001 cuando las autoridades municipales lo adquirieron por unos 60.000 euros.
Con anterioridad el arquitecto había intentado venderlo a la Biblioteca del Congreso en Washington ante el desinterés mostrado por el Ayuntamiento de Valencia. Aunque esta operación se truncó por la intervención de varios estudiosos y amigos de Rieta, según narra Ramírez.
La reproducción en facsímil realizada por la Societat es pormenorizada y recoge el defecto que presenta el plano conservado en el Ayuntamiento: un borrón en la zona de la catedral que impide que se aprecie el entorno alrededor del templo. Según Pablo Cisneros, miembro también de la Jerònima Galés y descubridor del ejemplar que se encuentra en Roma, se produjo por la mala conservación. Esta peculiaridad no aparece en el documento conservado en los archivos vaticanos.
El plano incluye varios errores. Quizá el más grave sea el que la numeración de la leyenda de la cartografía (en la que Manceli señala 106 lugares) no se corresponde con las ubicaciones marcadas.
La reproducción también recoge la leyenda ‘Nobilis ac Regia Civitas Valentiae in Hispania’ (Noble y Regia Ciudad de Valencia en España) y el escudo de la ciudad (margen superior derecho) sin las dos ‘L’. En el margen superior izquierda aparece la dedicatoria redactada en latín y la firma de Manceli.
Rafael Solaz destaca «el gran valor» de este plano. Para el presidente de la Jerònima Galés hay que destacar la precisión con la que reproduce algunos de los edificios en un momento en el que no se podía obtener una imagen en altura de la ciudad.
Pero, ¿quién fue Manceli? Fue un coreógrafo italiano que nació en Módena en 1575 y falleció en 1632 en la misma ciudad. Junto al plano de Valencia, Manceli es autor de otro de Madrid en la misma época.
La investigación de Pablo Cisneros analiza la razón por la que han llegado tan pocas copias a la actualidad. El historiador rechaza que la impresión fuera una prueba de imprenta, tal y como se había manejado en un primer momento. Considera más factible que Manceli imprimiera un número indeterminado de copias para ofrecérselas al virrey de Valencia con el objetivo de lograr su protección y permanecer en la ciudad. Pero no lo consigue, ya que en 1612-13 estaba de regreso en Madrid.
No se conoce con exactitud el periodo en el que fue redactado. El único dato exacto es que se imprimió el 28 de septiembre de 1608 tal y como aparece en el reverso del plano. Según destaca Ramírez, todavía permanecen muchas incógnitas. Entre otras, cuánto tiempo permaneció Manceli en Valencia y cuáles fueron sus medios de vida, quién fue el grabador de las dos planchas, cuántos ejemplares se llevaron a la imprenta, o sus relaciones con los poderes de la ciudad, especialmente el virrey (en aquel momento el marqués de Caracena).
El plano presenta una fiel reproducción de lo que era Valencia a comienzos del XVII y refleja con bastante detalle los principales hitos urbanísticos de la ciudad.
Aunque el documento se centra en el casco urbano, también se reconocen algunos edificios ubicados en el exterior de las murallas. Se puede distinguir el Palacio Real que se alzaba en los actuales Viveros.
Rafael Solaz destaca como uno de los elementos destacados la detallada reproducción de la puerta de las torres de Serranos. Otra de las aportaciones destacadas, según Solaz, es el dibujo del convento de San Sebastián. Es otro de los pocos edificios extramuros que aparece marcado en el grabado. En la actualidad sólo queda la iglesia con el mismo nombre.
En el plano se puede apreciar con claridad el perímetro triangular de la actual plaza del Ayuntamiento. Otro de los detalles reflejados en la cartografía es la actual plaza del Mercado, que era el lugar donde en la época se ejecutaba a los condenados a muerte por horca. En algunos momentos se alzaba una estructura fija.
En cualquier caso, el plano de Manceli es el primero que se conoce de Valencia y permite realizar una aproximación geográfica a la ciudad a comienzos del siglo XVII.
El plano de Manceli está elaborado casi un siglo antes que el del padre Tosca, hasta recientemente considerado el más antiguo de Valencia. Tomás Vicente Tosca era un miembro de la orden de los oratorianos que vivía en Valencia. Al margen de su vertiente como cartógrafo es conocido por ser uno de los introductores de la Ilustración en la Comunitat Valenciana.
El plano elaborado por el oratoriano data de 1704 y destaca por la minuciosidad de su elaboración. Al ilustrado se le conoce como el ‘capellà de les ralletes’, ya que se recorría Valencia con un cuaderno tomando anotaciones para elaborar la cartografía de la ciudad. Su ‘fotografía’ de Valencia es mucho más exacta de la de Manceli. El trabajo del italiano llama la atención por la esquematización que realiza de una parte de la ciudad en la que se limita a colocar casas y no incluye elementos para su identificación.
En cualquier caso, permite realizar una comparación entre la Valencia de inicios del siglo XVII y la de comienzos del XVIII. Una de las diferencias más significativas es que uno de los edificios más representantivos de la ciudad, la Basílica de la Virgen de los Desamparados, no aparece en el plano de Manceli, ya que todavía no se había construido. Tosca, en cambio la detalla junto a la catedral.
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Abel Verano
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