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Redes sociales, guías o medios de comunicación, todos ofrecen listas de lugares o actividades para atraer a los turistas, aunque siempre hay una cara B. De ahí que LAS PROVINCIAS haya pedido opinión a personas representativas sobre qué visitar en Valencia que se salga un poco de la línea oficial.
César Guardeño. Círculo por la Defensa del Patrimonio
El palacete de Ayora, una antigua casa de verano
La suntuosa villa de recreo mandada construir por José Ayora en 1899 quedaba entonces fuera del casco urbano de Valencia, en un remanso de paz rodeado de huerta. Ahora forma parte del callejero aunque resistió por fortuna y quiebra la calle Santos Justo y Pastor en dos tramos. Destaca además un jardín de 17.000 metros cuadrados, una pequeña joya de la botánica. «Es poco conocido para los turistas y vale la pena», indica, para aprovechar y añadir que se han relajado las medidas de control en los entornos patrimoniales. «En otras ciudades, como pasa en Roma, hay lugares donde no te puedes sentar. Es lo que ocurre en las escaleras de la plaza de España. Los escalones de la calle Pere Compte, o los de la misma Lonja, están siempre a tope de personas sentadas comiendo», comenta.
Ana Gradolí. Asociación de vecinos Devesa de El Saler
El lago artificial del parque natural de la Albufera
La portavoz de la entidad vecinal de la zona más bella de Valencia lo tiene claro. «La Devesa en general es preciosa, pero el lago artificial, por el entorno y la diversidad de aves es uno de mis favoritos. El tema de las visitas creo que se nos está yendo de las manos, la zona también necesita tranquilidad, respeto y silencio por su valor ecológico». Así pues, demanda un turismo regulado para no afectar al parque natural y se pueda garantizar un mantenimiento sin que abunden los residuos.
Vanessa Chirivella. Vicepresidenta. asociación de Guías Oficiales de la Comunitat
Centro histórico, Cabanyal, El Saler, Monteolivete,...
A una persona tan experimentada en «patearse» las calles de Valencia la pregunta obvia es dónde parar a comer o tomarse algo. Vanessa elige varios lugares. «Recomendaría el Trinquet (en Pelayo) porque es situarse en algo tradicional, muy bonito y diferente. También La Utielana por el mismo motivo. Para tomar algo en la Albufera, en El Saler, hay una terraza de un hotel muy bonita justo en la avenida de los Pinares, el You & Co. Saler Beach Boutique. El Café de las Horas es otro muy emblemático en el centro y en el Cabanyal hay dos que me encantan, Casa Montaña para disfrutar de una bodega tradicional y la Sastrería. Dentro del Mercado Central hay que acercarse a Camarena y para almorzar puede ser el Cremaet, típico pero renovado. Y en Monteolivete hay un bar que yo recomendaría al 100% que se llama JM».
Luis Sendra. Decano del Colegio de Arquitectos de la Comunitat
La plaza Décimo Junio Bruto, origen de Valencia
El arquitecto tiene varios lugares predilectos para recomendar a los turistas. «Me gusta pasear por todas partes y nombraría por ejemplo el jardín del Hospital, pero si hay un lugar en Valencia necesario y que me encanta es la plaza Décimo Junio Bruto, detrás de la Basílica y junto a la Catedral, donde está el centro arqueológico de la Almoina. Pasear rodeado de esos edificios es impactante con la ciudad romana y la visogoda en la zona más alta de lo que eran los brazos del Turia. También está el Almudín, el granero medieval. En un palmo de terreno se conoce toda la historia, corre el aire por la adecuada orientación de la calle Salvador y hay agua que refresca»
Rafael Solaz. Bibliófilo
El busto del canónigo Liñán, el benefactor
A Rafael Solaz la cuesta elegir una obra de arte que sea representativa y se salga de una recomendación común. Escoge el busto dedicado al canónigo Mariano de Liñán (Valencia, 1769 - Madrid, 1844), el gran benefactor para que la ciudad contara con abastecimiento de agua potable. La pieza está situada sobre una pequeña fuente en la plaza Cors de la Mare de Déu, junto a la Basílica de la Virgen. «Fue el impulsor de algo decisivo porque su falta provocada muchas enfermedades como es el caso del cólera». Solaz, autor de las Rutas del Silencio del Cementerio General, conoce lo que suponían las epidemias. «En la sección tercera izquierda está el monumento dedicado a una de las mayores, que se cobró 3.000 víctimas». Liñán no pudo ver su sueño, aunque dejó una fortuna en su testamento para las obras.
José Francisco Ballester-Olmos. Ingeniero Agrícola e investigador
El jardín de las Hespérides y el parque de la Rambleta
Profesor de Paisajismo y Jardinería durante más de tres décadas, Ballester-Olmos recomienda dos jardines. «Uno sería el que habla de nuestro paisaje y es la Rambleta, que dentro de un estilo vernacular habla del paisaje propio de la zona». El proyecto fue realizado por «dos profesionales muy cultos, de Babilonia Jardinería, que se preguntaron qué era antes ese territorio», añade. «Pasaba un curso estacional de agua, una rambleta, por lo que se crea un paisaje que la rememora con el nacimiento, un río y un lago. Al seguir el curso del río paseas por la Valencia alta y llegas a un lago de agua plácida».
El otro jardín es el de las Hespérides. «Habla de cítricos y mitología. Una diosa regaló a otra un árbol de manzanas de oro que daban la inmortalidad, puso a tres hermanas a cuidarlos, las Hespérides, que no lograron impedir que robaran una. Por eso las transformó en un olmo, un chopo y un sauce, que están allí. El jardín está contando una historia, y también tiene un diseño donde se hace una abstracción del paisaje de Valencia con naranjos altos en un lado, más bajos en otro, en la zona de la Vega con agua que recorre todo».
Fernando Mafé. Activista ciclista y fundador del Aula de la Bici en Valencia
Ruta en bicicleta para disfrutar de la ciudad
Fernando Mafé recomienda empezar una ruta en bici en la Ciudad de las Ciencias tras visitar el complejo. «Nos dirigimos por la ruta de la Línea 10 hasta llegar a Nazaret, que también tiene una visita bonita. Después de cruzar el puente de Astilleros llegamos a la Marina y recorremos toda la dársena, con edificios como el Veles e Vents que sirven de mirador. Pasamos por la playa de las Arenas y podemos entrar en el Cabanyal y en las Atarazanas para conocer más del Marítimo. La Casa Museo Blasco Ibáñez es muy recomendable también. Pasamos por la Patacona y seguimos por el Carraixet, donde tenemos la ermita dels Peixets. Terminamos en el cruce con la Vía Churra, en la horchatería Vida, rodeados de huerta».
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