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La comisión de investigación del fraude que ha sufrido la EMT y que ha terminado con cuatro millones de euros en dos cuentas del Bank of China en Hong Kong celebró ayer su última sesión y terminó con un importante desencuentro entre PSPV y Compromís. No llegó a los niveles de tensión que se vivieron en la primera, cuando la decisión de los socialistas de que el presidente de la EMT, Giuseppe Grezzi, se abstuviera de todas las sesiones en las que participaran empleados enfadó tanto a los nacionalistas que el vicealcalde de Valencia, Sergi Campillo, llegó a hablar de crisis sin precedentes, pero sí avanzó las diferencias que tendrán que dirimir los socios de gobierno en las próximas semanas antes de la presentación de las conclusiones. Tanto el gerente, Josep Enric Garcia Alemany, como la jefa de gestión, María Rayón, negaron las contradicciones entre sus declaraciones a la comisión y las efectuadas ante el juzgado de instrucción número 18 que investiga el fraude y que tanto oposición como socialistas les afearon en las dos últimas comparecencias. Ambos se ratificaron en lo declarado en Correo Viejo, aunque ante el juez dijeran que no había protocolos de pago aprobados o que la conciliación se hacía mensualmente y ante los consejeros de la empresa que sí los había y que se hace a diario, respectivamente.
Así las cosas, la vicepresidenta de la EMT y presidenta de la comisión de investigación, Elisa Valía, tendrá que reunir en las conclusiones unas recomendaciones que podrían ir en la dirección de cesar a estos dos directivos, pero Compromís no se lo pondrá fácil. O, mejor dicho, no lo hará Giuseppe Grezzi, que ayer no quiso comprometerse a acatar lo que diga el documento final pese a que en el pleno su formación sí votó aceptarlas aunque supongan el despido de Garcia Alemana y Rayón, el primero, sobre todo, muy cercano al concejal de Movilidad. Pero a los concejales de la oposición y a los socialistas no convencieron las explicaciones dadas ayer por ambos directivos ni los documentos exhibidos por el mismo Grezzi, que presentó un certificado bancario con el que pretendía demostrar que el año pasado, en septiembre, sí se hacían las conciliaciones diariamente («Habría que preguntar a Celia Zafra por qué este año no», se cuestionó Grezzi).
«Mejor que no lo hubiera traído», dijo Valía elocuentemente, al asegurar que el documento, que el edil mostró a la prensa pero no entregó, estaba fechado el 2 de octubre de 2018 y registra los movimientos de septiembre: «Lo único que demuestra es que entonces las conciliaciones se hacían mensualmente, como han dicho los trabajadores». Las aguas ya bajaban revueltas entre ambos concejales del equipo de Gobierno porque al llegar a Correo Viejo Grezzi había dicho que quien dijera que las declaraciones de Garcia Alemany y Rayón eran diferentes entre el juzgado y la comisión mentía. Preguntado por el detalle de que Valía también había abundado en esas diferencias, Grezzi dijo que ella misma le había reconocido «que lo había leído por prensa».
En medio de este enfrentamiento soterrado, como es habitual, entre Compromís y PSPV en ese campo de batalla dialéctico en que se ha convertido la empresa municipal más grande del Consistorio, la oposición se apresuró en criticar el desgobierno en el sede de la entidad. El PP había pedido por la mañana que las declaraciones ante la comisión se trasladaran al juez, algo que el PSPV calificó de absurdo (aunque señaló que si el magistrado lo pedía sí se las trasladarían), mientras que Ciudadanos insistió en que Rayón «no puede seguir ni un minuto más al frente» del área de gestión de la EMT, en palabras del edil Narciso Estellés.
La última sesión de la comisión de investigación dejó ayer varios detalles curiosos, incluso uno que hizo que al término de la reunión miembros de la misma hablaran de que la EMT necesitaba «un protocolo anti superhéroes». Se referían los ediles a una declaración de la directora de gestión, María Rayón, que aseguró que si ella hubiera estado en la empresa habría detectado el fraude. Los concejales le preguntaron cómo lo habría hecho, si habría sido revisando las cuentas, porque ella siempre ha señalado que no hacía ese trabajo. La directora, según diversas fuentes, dijo que no habría sido así, sino «mirando a Celia a los ojos». «Yo habría sabido del fraude si hubiera podido mirar a la (exjefa de administración) Celia a los ojos», dijo, para sorpresa de los miembros de la mesa de trabajo.
Además, tal como explicaron ayer por la tarde, la comparecencia de Garcia Alemany estuvo muy marcada por el talante del gerente, cortante y muy tenso con la oposición. «Parecía que le molestara que le preguntáramos», dijo elocuentemente un concejal de la oposición. Desde el PSPV confirmaron la situación pero apuntaron que el gerente «habla alto, por eso a veces parece más enfadado de lo que está».
Otro detalle curioso fue que la primera comparecencia fue de un técnico de Telefónica, un perito que venía a explicar el informe facilitado a los consejeros el pasado mes de octubre en el que se asegura que no hubo ataque informático a la empresa y que Zafra fue engañada por técnicas de ingeniería social. Para sorpresa de todos, el experto dijo que él no había hecho el informe y su presencia fue excusada en apenas diez minutos.
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