La zona pendiente de expansión en la pedanía de La Torre, que se bautizó en 2003 con el nombre de Sociópolis, se quedó atrapada en el tiempo de 2012, cuando la crisis económica y la burbuja inmobiliaria estallaron y los políticos centraron su ... atención en otros menesteres.
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Si bien en el proyecto inicial se hablaba de levantar 2.800 viviendas, 2.300 de protección oficial, la realidad es que sólo salió adelante un 22% de la iniciativa y los terrenos reservados para equipamientos públicos siguen sin llegar. Todavía no hay presupuestos para ejecutarlos.
Durante este tiempo, los vecinos han poblado poco a poco los primeros bloques de viviendas construidos en la zona, que sigue siendo un territorio lleno de parcelas a la espera de grúas y arquitectos. Eso sí, los residentes que ya habitan en esta parte nueva de La Torre han tomado conciencia de grupo y exigen que es preciso que se dote al barrio de los servicios pendientes para que la iniciativa acabe de despegar.
Una de las ideas que quieren dejar claras es que ya no son 'cuatro gatos', es decir, que son un número suficientemente importantes de vecinos para que se les preste atención.
Nuria Sempere, residente en Sociópolis y que compró su vivienda hace cuatro años, explica que «justo delante de mi piso nos dijeron que estaba proyectado un instituto, pero sigue como parcela. No ha cambiado nada».
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Uno de los sambenitos que quiere que desaparezca «es que siempre dicen que somos sólo 200 vecinos, cuando eso ya no es así, somos ya más de 1.000 según el padrón municipal».
Esta misma idea la comparte otro residente, Jordi Calatayud, que detalla que «de las 1.300 personas censadas en Faitanar y la zona de Sociópolis, unos 1.200 somos de esta nueva zona».
Ambos dan mucha importancia al gran crecimiento poblacional que ha tenido Sociópolis porque «a la hora de darnos servicios, no los hacen pensando en que somos pocos y eso no es así».
Precisamente el aumento de vecinos es crucial para seguir luchando para que el transporte público llegue a este punto. Como explica el presidente de la asociación de vecinos de La Torre, Iván García, «hace tiempo hicimos una recogida de firmas para que desviarán las líneas 9 o 27 de la EMT y llegaran a Sociópolis y desde la concejalía que dirige Giuseppe Grezzi nos dijeron que no era posible y opinaron que no había suficiente demanda y que no era rentable. También indicaron que había un difícil acceso y lo único que se hizo es que el 27 llegara a Horno de Alcedo».
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La Conselleria de Vivienda que dirige el vicepresidente segundo, Rubén Martínez Dalmau, pondrá en marca en septiembre un proceso participativo conocido como 'Habita la Torre' para que los vecinos se pronuncien sobre las necesidades de la zona, pero desde la asociación vecinal, el presidente Iván García, apunta que «nos interesa que más allá de los temas de vivienda, sobre todo se atiendan nuestras reivindicaciones históricas como barrio» y la necesidad de que llegue la EMT es una de ellas.
El presidente vecinal indica que «es vital que se expropie y tire un antiguo lavadero de coches que hay junto al antiguo molino para quitar un tapón urbanístico y conectar las dos partes de La Torre para que pudiera ir más directo el autobús que pongan». Añade que «si ahora van a retomar las obras y hacer más viviendas, con más razón tienen que poner la línea de la EMT».
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Otra carencia de transporte es el metro. Como añaden Iván García y Rubén Galindo, de la asociación vecinal, «la parada más próxima es Valencia Sud, en Faitanar, y hay que coger el coche para llegar a la estación, aparcar y coger el metro». Galindo añade que las bicicletas de alquiler no tienen estacionamientos en la Torre y las motos de alquiler tampoco se pueden dejar».
Nuria Sempere, que además de ser vecina comparte un huerto urbano, concluye que «me gusta el barrio porque tiene proyección de futuro, en breve acabarán el puente ciclopeatonal, que vendrá bien, pero falta que nos hagan inversiones en servicios».
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Desde la asociación de vecinos de La Torre hacen un llamamiento para que los vecinos que viven en Sociópolis y aún no se han empadronado en esta zona, que lo hagan. «Si bien ya son más de 1.000 es importante que se vayan sumando para demostrar que es preciso que se hagan los servicios públicos», indican. Un vecino, Jordi Calatayud, explica que «si han ese trámite, seguro que somos 2.000». El problema es que es como el pez que se muerde la cola «como no hay servicios, la gente mantiene el padrón antiguo para ir al centro de salud y así seguimos». Entre los servicios pendientes, está un colegio, porque el Padre Manjón está en barracones; un centro de salud y; un instituto y critican que la biblioteca es minúscula. Además, en Sociópolis sufren microcortes de luz.
Entre los grandes números que resumen el proyecto de Sociópolis que inició el PP destacan las 18 torres con 2.800 viviendas que había proyectadas en un espacio de 350.000 metros cuadrados. Ahora, en la Conselleria de Vivienda que dirige Rubén Martínez Dalmau, quieren dejar claro que quieren romper con el nombre de 'Sociópolis', apuestan por definirlo como una parte más de la Torre, y aclaran que ese proyecto se abandonó.
Se trata de un cambio de rumbo y el director general de la Entidad Valenciana d'Habitatge y Sòl (Evha), César Jiménez, explica que quieren revertir el impacto que proyectaba sobre el territorio y lograr una integración paisajística con la huerta.
El primer paso que señala es el inicio de un proceso participativo en el que hablarán con vecinos, regantes de la acequia de Favara y con colectivos sensibles con el medio ambiente para plantear el futuro del barrio. Este proceso participativo terminará en octubre y «a mediados de noviembre se harán las conclusiones».
Si bien los vecinos insisten en que además de un proceso de participación, se tienen que poner las pilas para ejecutar los prometidos servicios públicos, César Jiménez detalla que de forma paralela a esta consulta, «en septiembre vamos a licitar la obra de las dos torres que se quedaron sin terminar en 2012». Aclara que como derribar el edificio que está lleno de grafitis hubiera sido costoso, se va a terminar.
Primero van a crear un centro de transformación eléctrica, para que la constructora que se lo quede no tenga que usar generadores eléctricos. Indica que espera que a principios de 2022 esté la obra en marcha «y se ha fijado un precio máximo de alquiler de 532 euros, que podrá bajar en función de la renta y del número de miembros de la familia».
Cuando terminen este proyecto, actuarán en otra parcela, pero van a repensar el máximo de alturas que levantarán.
César Jiménez añade que «hay otras dos parcelas donde estamos considerando establecer una colaboración público-privada. Se trataría de ceder 75 años el suelo al promotor para que levanten unos edificios y lo gestione ese tiempo en régimen de alquiler con el precio máximo de 532 euros para recuperar la inversión».
Por su parte, la Conselleria de Infraestructuras está terminando la conexión ciclopeatonal con un puente de 400 metros que costará 5,1 millones. Tienen pendiente la mejora de la funcionalidad del itinerario ciclista entre Valencia y Albal, en el que invertirán dos millones y el anillo verde metropolitano entre Sedaví-Picanya, cuyas obras se acaban de adjudicar por 2,7 millones.
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