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Corría el 27 de febrero de 2009 y los bomberos seguían luchando contra el pavoroso incendio que destruyó hasta los cimientos el histórico Teatro Princesa, en el barrio de Velluters. Sus efectos se notan hoy en día, trece años después, dado que después del inevitable derribo no se ha hecho nada.
Ahí sigue un enorme solar a la espera de una gran dotación cultural para Ciutat Vella, además de la recuperación de un jardín protegido en una parte de la manzana formada por las calles Quart, Palomar, Murillo, Moro Zeid y Rey Don Jaime. De momento, no hay interés ni en el Ayuntamiento ni en la Generalitat sobre este proyecto, por lo que se utilizar como aparcamiento provisional.
La portavoz del grupo popular en el Consistorio, María José Catalá, lamentó el estado de degradación en el que se encuentran los restos arqueológicos del antiguo convento de la Puridad, rodeados actualmente por la maleza, la suciedad y por enseres domésticos, a la espera de una urbanización y de una puesta en valor que, por desgracia, nunca llegan. Estos muros forman parte de la manzana del desaparecido teatro, uno de los más grandes de Valencia en su época.
«Esta situación fue denunciada por el Consell Valencià de Cultura, recomendando, entre otras actuaciones, la protección de los vestigios del antiguo cenobio y, en particular, de los fragmentos del muro de finales del siglo XVII que circundaba el jardín, así como del conjunto de edificios del que forma parte la casa natalicia del erudito valenciano Francisco Pérez Bayer, en el número 6 de la calle Palomar», dijo.
«Transcurrido todo este tiempo, el estado del solar, adquirido por la anterior Corporación por cerca de diez millones de euros tras el incendio en 2009, no sólo no ha mejorado, sino que se ha agravado ante la inacción de nuestros poderes públicos», criticó la edil.
A la vista del informe del Consell de Cultura del 28 de marzo, los populares censuraron la dejadez del Ayuntamiento con sus propios solares en el centro histórico y presentaron mociones (rechazadas) en las comisiones de Urbanismo y de Cultura para revertir el visible deterioro que sufre este entorno patrimonial.
«El gobierno municipal debería proceder, cuanto antes, a la urbanización de la parcela para recuperar la memoria histórica de este rincón de la ciudad, recreando el jardín del antiguo convento de la Puridad, mediante la plantación de árboles frutales y de plantas herbáceas y medicinales que evoquen su anterior vida monástica», manifestó.
El Plan Especial de Protección de Ciutat Vella califica este solar como «espacio libre singular», reclamando un proyecto unitario que comprenda el tratamiento de las fachadas y medianeras recayentes al interior de la manzana, así como los accesos con las propiedades privadas.
Otra de las peticiones que de momento han caído en saco roto fue la de estudiar la posibilidad de declarar los restos arqueológicos del antiguo convento como Bien de Relevancia Local. También la colocación de paneles informativos en el futuro jardín en los que se dé cuenta de la significación histórica que tuvo este espacio dentro del conjunto de la ciudad, sin éxito.
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