El sospechoso de los fuegos del Saler esgrime ante la juez que ha participado en campañas de reforestación

El principal investigado por más de una decena de incendios en el entorno protegido declaró a la juez que él había participado en campañas de reforestación de la zona. Fue uno de los débiles argumentos de su letrado para tratar de exculpar a su defendido durante la comparecencia judicial, previa a la vista de prisión.

El imputado rebatió la versión de dos testigos que le vieron a unos cinco metros de uno de los fuegos. Esta pareja le recriminó su presencia y el hecho de que no avisara a nadie. Fue entonces cuando llamó al 112, pero lo hizo de un modo tranquilo y mientras abandonaba el lugar, de espaldas a las llamas. Algo realmente sorprendente. El imputado negó ante la juez que estos le reprocharan algo. «No me preguntaron nada. Porque si lo hubieran hecho les habría contestado». La jueza insiste al respecto. «No recuerdo que me dijeran 'no te vayas, quédate o vete».

El sospechoso aclaró que vio unas llamas de «un metro de altura» en un círculo no demasiado grande, pero él negó ser el autor del fuego. En ese momento, admitió que llevaba un mechero. Sería uno de los más de cien encendedores que le encontraron en su domicilio cuando fue arrestado, tal y como ya informó LAS PROVINCIAS.

«Estamos hilando muy fino», dijo el investigado respecto a las preguntas de cuánto tiempo tardó en llamar al 112. «O lo llevaba en la mano o en la riñonera. Serían unos segundos». Al parecer, otro testigo también lo reconoció al salir de una zona de vegetación oscura. «Allí es todo oscuro. No hay farolas». En su declaración trató de transmitir que incluso por la maleza hay sendas que las personas utilizan habitualmente para pasear o incluso llegar a la parada del autobús. El hombre cree que ha sido detenido porque hace unos años ya fue investigado por otros dos siniestros forestales. El caso se archivó.

La juez, a continuación, comenzó el interrogatorio acerca de dónde se encontraba el día que se originaron algunos de los incendios. Destacaron las continuas evasivas de J. C. quien, además, es abogado de profesión. El interrogatorio se produjo el 26 de octubre. Le preguntaron por el 11 de agosto y no lo recordaba. Igual que por el día 12. Y luego también por el 1 de septiembre. Pero el investigado no fue capaz de señalar dónde se encontraba. La juez de Instrucción 10 de Valencia, al parecer, va perdiendo paulatinamente la paciencia. «Podía haber estado trabajando o de vacaciones o haberse reunido con alguien», le comenta la instructora. «Es muy relevante», añade.

Pero el sospechoso sigue lastrado por su falta de memoria. «Un día sí que estaba en el balcón y estaban mis vecinos también...» Pero no pudo o no quiso concretar las fechas señaladas en rojo por los investigadores.

Lo más llamativo fueron sus respuestas a las jornadas más próximas a esta comparecencia, que se celebró el 26 de octubre. Así, respecto al 20 de octubre negó con la cabeza saber dónde estaba. Y llegó la pregunta referente al 21, sólo una semana antes de cuando declara, tal y como le precisó la juez. A las 13.30 «creo que podría estar en Mercadona». Pero cuando le preguntan por las 14.30 ya no lo recuerda. La juez, molesta, se lo reprocha. Le preguntó si tenía algún ticket. «No, no los guardo». Tampoco la forma de pago ayuda a una localización efectiva. «Siempre en efectivo».

La instructora se mostró sorprendida acerca de la tarde en la que fue detenido, después de uno de los siniestros. La Guardia Civil llamó a su domicilio a las 19.30 horas tras haber visto luz en su interior. El letrado no abrió hasta las 21 horas. «Me había dormido», se justificó.

Las pruebas acerca del uso del material acelerante para la propagación del fuego no son concluyentes y los especialistas albergan dudas en dos de las muestras. Un informe de la Guardia Civil sobre el teléfono móvil del sospechoso, en cambio, si lo ubica en el área donde se produjeron los fuegos, perímetro que también incluye su propio domicilio.