La supermanzana complica el paso de una ambulancia que atendía a una mujer que sufrió un ictus
La Policía Local de Valencia tuvo que trasladar a la paciente hasta el vehículo sanitario, que no pudo acceder a la calle Calixto III
Noelia estaba trabajando en la peluquería XENIA en la calle Calixto III cuando su brazo se quedó inmóvil. La mujer reconocía los síntomas. En marzo padeció un ictus. Medio año después, otro ataque isquémico le alcanzó en su puesto laboral. Merche, la responsable del estanco que hay justo enfrente de su negocio, sabía que la salud de Noelia estaba delicada. Ambas intercambiaron teléfonos. Por si necesitaban ayudarse. Y el pasado miércoles 26 de septiembre, la estanquera recibió un WhatsApp: «Merche, por favor, ayúdame a cerrar la peluquería».
Cuando llegó, vio que su amiga estaba mal. «No podía mover el brazo y estaba mareada y tenía angustia», recuerda Merche. Le ayudó a cerrar al establecimiento y llamaron al 112. Eran las 14.35 horas. Los minutos pasaban, pero la ambulancia no llegó hasta hora y media después por el difícil acceso a la supermanzana de la Petxina. Se sentaron a esperar en un banco, con la angustia que conllevaba ver que a medida que pasaba el tiempo su estado de salud podía empeorar.
La supermanzana cada vez recoge más quejas. No sólo por motivos estéticos y el desagrado popular de las cruces de color amarillo pintadas en el asfalto. Tampoco únicamente por las molestias que padecen los vecinos que ven interrumpido su descanso por el sonido de las partidas de ping pong que los despiertan a primera hora de la mañana. Los residentes del barrio han vivido en sus propias carnes lo que es llamar a una ambulancia y que no asistiera hasta cerca de una hora y media. Ver a Noelia, comerciante de toda la vida de la zona, esperar convaleciente hasta recibir auxilio.
«Por suerte, la Policía vino enseguida», cuenta la afectada. Los agentes estuvieron acompañándola en todo momento hasta que se personó el SAMU. Sin embargo, los testigos narran que al vehículo policial también le costó trabajo adentrarse hasta el número tres de la calle Calixto III. Noelia ya sabía lo que era padecer un ictus. Fue ella la que trató de tranquilizar a sas amigas que estaban auxiliándola aunque parte de su cuerpo no respondiera. «La verdad es que me sentía agobiada de que la ambulancia tardara tanto. Me parece vergonzoso que te tengan hora y media esperando», lamenta.
Las mujeres que acompañaban a Noelia pensaron incluso en coger un taxi y ser ellas mismas las que la llevaran a Urgencias pero les recomendaron que no lo hicieran. El tiempo pasaba, y nadie trasladaba a la víctima al hospital. «Tuvo que venir un médico desde el ambulatorio de Guillén de Castro», recuerda Merche todavía atónita. Tanto ella como Lucía, otra vecina de la zona, estuvieron presentes cuando a la dueña de la peluquería XENIA le dieron las dos crisis isquémicas. Sin embargo, en esta ocasión la espera de la ambulancia fue mucho mayor. Desde el Centro de Información y Comunicación de Urgencias (CICU) confirman que los profesionales se vieron con severos problemas para acceder a la calle Calixto III y atender a Noelia aquel 26 de septiembre.
De hecho, el vehículo sanitario nunca pudo llegar hasta el número 3 donde estaba la paciente mientras veía cómo sus fuerzas se mermaban. «Se quedó la ambulancia en la esquina y la llevó el coche patrulla hasta la ambulancia», comenta Merche. Un episodio que ha aumentado el sentimiento de inseguridad de los residentes. Temerosos de que un día ocurra una emergencia que requiera de asistencia inmediata y la ayuda llegue tarde. «Si alguien se está desangrando o se está muriendo fallecerá antes de que llegue la ambulancia hasta aquí», lamenta Lucía con indignación. Por suerte, Noelia se está recuperando, pero les asusta que en otra ocasión el difícil acceso de los vehículos sanitarios a la supermanzana de la Petxina pueda terminar en tragedia.
No es el primer episodio en el que los vehículos de Emergencias se han visto perjudicados para acceder a la zona. El pasado mes de mayo, un árbol de grandes dimensiones se cayó en la calle Palleter durante un episodio de lluvias. Una mujer y su hija se quedaron atrapadas por el accidente. Dos dotaciones de bomberos acudieron para atender el accidente pero el mobiliario urbano -maceteros y bancos- impidió que los efectivos pudieran pasar y acceder a la zona como señalaron fuentes del Sindicato Profesional de Policías y Bomberos (SPPLB). En este caso, tuvieron que dar la vuelta, salir a la Gran Vía Fernando El Católico y acceder a la zona por la calle Erudito Orellana para superar los obstáculos que impedían girar al camión.
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