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«No queremos crear alarma. Pero estamos pendientes», dice la presidenta de la Asociación de Vecinos Devesa-El Saler. Y añade: «Muy pendientes». Los vecinos ... del parque natural, como Ana Gradolí, viven estos días con el miedo en el cuerpo. Desde que el viernes y el sábado se desataran varios conatos de incendio en el bosque, salen a sus ventanas, desde donde ven la cubierta vegetal de pinos que cubre los alrededores de la Albufera, con el terror de ver una voluta de humo en el horizonte. También los bomberos, que desde el retén situado en el parque han extremado las precauciones.
Nadie quiere hablar, al menos abiertamente, de la palabra «pirómano». Parece casi anatema. «No queremos crear alarma», insiste Gradolí. La alarma, eso sí, la crearon los propios bomberos, que el pasado sábado publicaron un tuit en el que decían que se repetía el episodio de conatos «por segundo día consecutivo». Añadían que se extinguían «varios focos» y pedían que se avisara a las autoridades si se ve «algo sospechoso» en los alrededores del parque. Según explican algunos residentes, durante el fin de semana circularon rumores, pero nada que se pueda asegurar a ciencia cierta.
El Ayuntamiento de Valencia, preguntado a este respecto, ha decidido guardar silencio, aunque fuentes municipales sí apuntaron el mismo domingo que no se busca activamente a un pirómano. Los conatos, eso sí, son sospechosos. Se dieron tanto el viernes como el sábado, hacia el final de la tarde, cuando más gente acude al parque natural para presenciar la puesta de sol desde el embarcadero. En el caso del sábado, además, los conatos se dieron en hasta tres focos distintos y cerca de la Gola del Pujol, donde se encuentra una de las salidas de emergencia del parque en caso de incendio forestal. Salidas que, además, estos días se encuentran obstruidas por vehículos que aparcan en ellas. Los vecinos ya han alertado a la Policía Local al respecto.
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«Este fin de semana vi tres coches aparcados junto al lago y cuando llegué a la playa avisé a la Policía Local. Esto es un polvorín y puede haber una desgracia», advierte Gradolí. Aunque desde el Ayuntamiento no se quiere crear alarma, fuentes del Consistorio sí reconocen que se han extremado las precauciones y se ha puesto en marcha un plan especial de vigilancia. De hecho, un paseo rápido por la Devesa permite ver varios controles de policía y camiones de bomberos que patrullan el parque para responder cuanto antes a cualquier incendio. Los controles policiales, además, paran a los vehículos que consideran sospechosos y recuerdan la prohibición de circular por los caminos forestales, una prohibición que decaerá previsiblemente este martes cuando finalice la ola de calor que atraviesa la Comunitat estos días.
Según el Ayuntamiento, en la Devesa trabajan estos días dos dotaciones de bomberos: la del retén del parque natural (con nueve bomberos más) más una adicional de 13 bomberos. Además, patrulla el bosque un equipo de voluntarios de Protección Civil y este mismo lunes había en todo El Saler diez agentes más de Policía Local.
En verano, la Devesa triplica casi su población. Quienes viven en los rascacielos del parque natural, en los alrededores de El Saler, están acostumbrados a estar casi solos en el bosque, sobre todo en invierno. Pero en verano, la cosa cambia. Y de qué manera. Pese a la prohibición para circular por caminos forestales, los alrededores de las torres de pisos situadas están llenos de vecinos que sacan a pasear a sus perros o simplemente a dar una vuelta. O camino de la playa. Todos ellos lo hacen con una mirada de reojo al bosque. De hecho, hasta el periodista que se acerca es mirado con recelo por un grupo de personas que descansa a la sombra de los pinos en un parque situado bajo las torres.
«Sí, ayer -por el domingo- salimos a pasear... y a vigilar un poco. Nunca sabes qué puede pasar», comenta José Ramón, vecino de la zona. Sus compañeros y compañeras asienten. «Vimos las nubes de humo el sábado y te asustas porque si hubiera hecho viento habría sido una desgracia», lamentan. Recuerdan que estos conatos de incendio se dieron también el pasado año, aunque fuentes consultadas por este diario insisten en que este verano lo que ha ocurrido es que todo parece indicar que en algunos de los incendios se veía claramente la mano humana.
«Esto no es que hayan tirado una colilla», explican los residentes. Según fuentes consultadas por este diario, tanto la ubicación como el momento del día en que se inició el fuego parecen apuntar a la presencia de un incendiario o un pirómano, pero nadie quiere hablar del tema abiertamente porque en ocasiones este tipo de personas, sobre todo los pirómanos, suelen reaccionar con virulencia a la publicidad.
Pero los vecinos insisten en que el problema, que podía haber sido grave si hubiera soplado fuerte viento, podría haber sido catastrófico en caso de gran incendio, porque los accesos al parque suelen estar ocupados por coches mal aparcados. Eso pasaba este mismo lunes, como denunció la entidad en sus redes sociales. Quienes se acercan a la playa o al estany suelen aparcar en zonas donde no deben y, así, obstruyen las salidas de emergencia. Los vecinos van a pedir una reunión con la oficina técnica de gestión de la Devesa y con los bomberos para atajar estos problemas, porque sienten que lo advierten desde hace demasiados años. Por ahora, dicen, se sienten como en el cuento de Pedro y el lobo, pero temen que el miedo se convierta en tragedia.
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